Ricardo F. Colmenero publicó este domingo en El Mundo una entrevista con Josef Ajram, quien es presentado como "el bróker más rápido y más tatuado del mercado".

El titular era este:

Titular

El titular, pues, muestra una opinión como cualquier otra. Y, como opinión que es, totalmente respetable. Ahora bien, vamos al contexto en que el señor Ajram hace esta afirmación:

El señor Ajram se va de Catalunya, dice, porque no quiere ver banderas. Y, afirma, en Ibiza no hay. Por eso se ha establecido allí.

Titular2

Bien, pero leyendo atentamente las declaraciones del señor Ajram, es evidente que su problema no son las banderas. No, porque en Madrid, Segovia, Almendralejo o Écija está lleno de banderas. Concretamente españolas. Y eso nunca ha sido problema para el señor Ajram. Porque si lo hubiera sido, lo diría. El problema del señor Ajram son las banderas indepes, que son las que, mayoritariamente, hay en la calle Balmes de BCN. Una calle, por cierto, que es un "conflicto total".

Y este, el del "conflicto total" es el segundo problema del señor Ajram. Dice que "Catalunya está en un momento que no apetece ir a sitios". ¿Qué sitios y por qué? Pues, lamentablemente, no nos lo aclara. Y es una pena porque eso nos permitiría entender la contradicción con la siguiente respuesta, donde afirma que, "sinceramente", él no ha sufrido ningún problema, ni cuando estuvo expuesto en el inmenso escaparate que es Sant Jordi. Por tanto, si no ha tenido nunca ningún problema, ¿dónde está el "conflicto total"? ¿Por qué no le apetece ir a sitios?

Pero la afirmación más "cuñada" del señor Ajram es cuando excreta que "el tema de Catalunya pinta ahora mismo un poquito peor que el de Siria".

Siria

Y eso ya no es una opinión. No, eso es una inmensa mentira, una espectacular falta del mínimo rigor intelectual y un supremo ejemplo de ignorancia con balcones a la calle Balmes. Pero, sobre todo, es un insulto intolerable a los sirios y a los 7 millones y medio de catalanes.

Somos una sociedad con nuestros defectos y nuestras virtudes. Como todas. Pero aquí no ha habido medio millón de muertos, de los cuales un 70% son civiles. Ni 75 mil desaparecidos. Aquí no ha habido 12 millones de desplazados y refugiados ni la mitad de la población se ha quedado sin su casa.

Decir que "el tema de Catalunya pinta ahora mismo un poquito peor que el de Siria" demuestra que por mucho tatuaje, mucha pretendida modernidad y mucha supervivencia extrema, estamos ante uno de aquellos personajes que vive instalado en la barra de un bar de mala muerte que apesta a meados. El bar. Y el personaje. De aquellos seres que ve pasar la vida mirando a un infinito indeterminado mientras va eructando los efluvios que le provocan las copas de coñac barato que va bebiendo y donde moja un faria mientras escupe al suelo cascaras de cacahuete reblandecido y con la uña del dedo meñique (de la mano), que lleva más larga que el resto, se saca la cera de la oreja.

La diferencia es en el tal Ajram lo entrevistan, como si tuviera alguna cosa que decir. Y al señor del bar le van sirviendo copas de coñac barato.