Lo confesó hace tiempo la alcaldesa de BCN, Ada Colau, en Can Basté (RAC1): "Cuando gobiernas, las cosas se ven muy diferentes". Pero en esta verdad tan grande como la actual crisis del Barça faltaría una coletilla con la cual me temo que Colau estaría de acuerdo: "Y cuando la izquierda llega al poder le es totalmente imposible hacer la mayoría de cosas que dijo que haría porque todo es muy complicado y la gran parte de promesas que se acostumbran a hacer son imposible de cumplir". Le llaman la triste realidad.

Lo hemos vuelto a ver esta semana con el Proyecto de Real Decreto de Comunicaciones Comerciales de las Actividades de Juego y Juego Responsable impulsado por el ministro de Consumo, Alberto Garzón. Él quería hacer una cosa. Y de hecho hace tres semanas aseguró que la haría. Y al final ha tenido que hacer una cosa que se parece como un huevo a una castaña.

A principios de febrero Garzón decía que acabaría "drásticamente" con la publicidad del juego y las apuestas online y sólo permitiría anuncios de una a cinco de la madrugada. Confieso que a mí estas restricciones horarias me maravillan. ¿Por qué de una a cinco y no de dos a seis? ¿O de una a tres? ¿La gente que está en riesgo de empezar a jugar sin cesar por ver un anuncio, sólo se deja influir por los anuncios que ve entre la una y las cinco de la madrugada? ¿Los potenciales jugadores no duermen en esta franja horaria?

La cuestión,pero, es que al final habrá dos excepciones de la norma: las loterías del estado y la ONCE, que se podrán anunciar todo el día, y el resto del juego que lo podrá hacer dentro de las retransmisiones deportivas que tengan lugar a partir de las 20 horas y ya no de una a cinco. Eso sí, los anuncios no incitarán a jugar, ni promocionarán ofertas que inciten al juego, ni usarán famosos. Eso quiere decir que los menores, los menos menores y los mucho mayores podrán ver publicidad de juego online a horas "normales" prácticamente todos días entre semana y todos los fines de semana. ¿Por qué el cambio? Pues Garzón ha descubierto que en Italia restringieron los anuncios y un año después se ha disparado el consumo de juego ilegal. Allí cerrar la publicidad del juego, que significa un gasto de unos 300 millones de euros, lo ha derivado a otros canales que el estado no controla. Y eso quiere decir que, lo comido por lo servido, mejor controlarlo tú.

¿Esto Garzón, no lo sabía antes de decir lo que dijo? ¿No conocía la realidad? Normal, nadie nace enseñado. Pero si no sabes de lo qué hablas, mejor no digas nada. No prometas cosas que no podrás cumplir porque llegado el momento, será peor. Sobre el juego y en general. Cuando te presentas como una izquierda transformadora que cambiará el mundo, llegas al poder y todo continúa igual de mal, tienes que acabar inventándote excusas para justificar que el mundo no cambia como tú dijiste que cambiaría. Y aquí es cuando surge la pregunta: ¿hacía falta? ¿Había que prometer aquello que sabías que era imposible? Si es que no hace falta. Si la gente que te vota, seguramente te votaría igual sin necesidad que tú hagas ver que tienes la solución a todo y que ellos (y ellas) hagan ver que te creen.

La vida es muy dura, todos lo sabemos y no estaría de más empezar a decirlo. En general. Y no hablo sólo de la llamada izquierda transformadora. A lo mejor ha llegado el momento de dejar de autoengañarnos.