Es aquello que dicen que el ser humano se acaba acostumbrando a todo. Al principio de la campaña nos preguntábamos: ¿cómo se puede hacer un acto electoral con candidatos en prisión o en Bruselas? Pues bien, el martes acaba esta campaña y ya hemos perdido la cuenta de los actos donde ha habido sillas vacías con lazos amarillos y donde hemos visto candidatos hablándonos desde 1.300 kilómetros.

En la sede electoral central de Junts per Catalunya en BCN, ayer hicieron un acto de apoyo al president donde el president pudo hablar con algunos de los presentes. La situación no era normal, pero lo que le decía al principio, que ya nos hemos acostumbrado...

Y hablando de acostumbrarse... Hasta ahora todos las conexiones con el president habían funcionado perfectamente. Y mire que se han hecho desde lugares diversos. Pues bien, como de costumbre, cuando toca hacerlo en casa y el president es el único protagonista, es cuando falla la conexión.

Y ya que he hablado de esta "casa", intentaré describirle la sede del "partido del president", una instalación efímera que, en principio, durará lo que dure la campaña. Está situada en una calle estrecha de Gràcia y por aspecto podría ser la sede de una tienda de ropa hipster. De aquellas donde todo parece que valga 10€ y cuando miras la etiqueta entiendes el concepto "estoestancaroquelovaacomprartutía". Por estructura son una serie de tres espacios rectangulares grandes en el piso de arriba que después se repiten en un sótano con dos niveles y al cual se accede por una escalera de hierro. Ah, importante, no hay ningún despacho. O yo no lo supe encontrar.

En relación al acto en sí, ya lo ha visto un poquito en el vídeo. Lo "presentaron" los números 10 y 13 de la lista por BCN, Elsa Artadi y el periodista Pep Riera, hacía mucho calor y fueron tomando la palabra varias personas, pero no para decir nada a los presentes, sino al president. Por lo tanto, para que les viera el president se tenían que poner de cara a la pantalla, que estaba donde había la cámara y, por lógica, de espaldas al resto del público y a los periodistas. Por lo tanto, o tenías el oído muy fino para identificar voces, o era imposible saber quién hablaba. 

De todo lo que se dijo, y teniendo en cuenta que había gente de aquello que se le llama "la cultura" y que al president le hicieron dos recomendaciones de la cartelera teatral de Bruselas, destacar el compromiso de Carles Puigdemont de ir a ver una de las obras y hacerse una foto a la entrada.

Y seguramente acabaremos encontrando normal ver al president de la Generalitat yendo a un teatro de Bruselas en vez de ir al TNC o al Temporada Alta.