Pues no, no me creo que Pedro Sánchez, que si ha demostrado alguna cosa es saber jugar a ajedrez, de repente se deje comer a la reina por un peón que pasaba por allí.

Si realmente quería que Miquel Iceta fuera presidente del Senado, había 3.489 maneras (como por decir una cifra) de conseguirlo. Y justamente ha escogido la peor: anunciarlo en plena campaña electoral, dónde cualquier hueso hace un caldo de Navidad, y sin consensuarlo con quién tenía que votarlo. Y sobre todo, si Sánchez quería que Iceta fuera presidente del Senado, la tercera autoridad del Estado, lo habría presentado a las listas con todos el honores y con toda la pompa electoralista inherente a la decisión y no de rebote pasando por el trámite de ser senador autonómico.

O bien tenía otra opción menos arriesgada: que el PSC lo hubiera propuesto como senador autonómico sin hacer mucho ruido y, una vez elegido, entonces hacer la jugada de proponerlo como presidente del Senado sin problemas para salir elegido porque allí el PSOE tiene mayoría absoluta.

En cambio, Sánchez ha optado por los hechos consumados y en ningún momento ha abierto la puerta a negociar nada ni ha hecho ningún gesto para intentar un acuerdo. Y, de rebote, le ha puesto en bandeja a Esquerra 1/ poder abandonar la imagen de moderados y lanzarse a saco contra la elección de un "colaboracionista con el 155" y 2/ aprovechar que, además, Iceta ha dicho que votaría a favor de un nuevo 155 para contentar a su electorado más encendido que (insisto, en plena campaña donde se juega mucho) no habría aceptado que se le votara.

Por lo tanto, recomendando que lea los artículos de gente que sabe mucho como Pepe Antich y Jordi Barbeta, ¿qué tal si especulamos un poquito?

¿Y si el líder del PSOE ha usado Iceta para desactivar definitivamente y en plena campaña el discurso de PP y Ciudadanos, consistente en aquello del "Sánchez, el amigo de Torra, Rufián, Venezuela y ETA" (y justamente hoy, vaya por Dios, han detenido Josu Ternera)? Sería aquello del "lo ven como los indepes no tienen nada que hacer conmigo?". Si esto fuera así, se abren dos posibilidades: Iceta sabía que lo usaban o bien no lo sabía. Si lo sabía lo descubriremos pronto porque su connivencia con la jugada tendrá un premio. ¿Cuál? Hombre (y mujer), como mínimo hacerlo ministro. Y si no lo sabía, tendrían razón los diputados indepes que hoy por los pasillos del Parlament decían "Miquel está tocado. Se le nota". Y esto sería así porque ha descubierto la jugada con la cual Sánchez le ha sacrificado.

Ahora bien, ¿Iceta está realmente tocado? Algunos diputados socialistas decían que lo que está es muy cabreado y que cuándo esto sucede se le nota porque parece que esté bajo de tono. Como también decían que este mosqueo significará un antes y un después en las maneras de relacionarse las mayorías y las minorías. Y no sólo en el Parlament.

Pero en todo eso súmele unos cuantos detalles más que hoy se comentaban por los pasillos del Parlament. Uno de fundamental es que Iceta sabría desde el primer momento que, pasara lo que pasara, el Constitucional le dará la razón en caso de presentar recurso, tal como ha hecho, porque JuntsxCat y Esquerra podían abstenerse, podían no votar, pero nunca votar que no a su elección. Lo dice la ley y lo han defendido varios expertos a lo largo del día. Y si eso lo sabía Iceta, también lo podían saber los Poscons (postconvergentes) y los republicanos. Entonces estaríamos ante un teatrillo que habrían representado todos juntos haciéndose los muy enfadados. Los unos sabiendo que Iceta sería senador igualmente por decisión del TC y todavía podrían sacar más rédito electoral y el otro sabiendo que tenía la elección garantizada y él podría aprovechar para presentarse como el gran equidistante que trabajará para el acuerdo, cosa que quedaría reforzada porque una vez perdida la votación ha mantenido el discurso conciliador.

Pero también existe la versión contraría según la cual los reproches que se hacían indepes y sociatas fuera del hemiciclo serían muy ciertos y reales, con algunos insultos incluidos. Y eso podría afectar según qué pactos postmunicipales en alguna ciudad importante que empieza por "Bar" y acaba por "celona".

Y añadimos también la teoría según la cual algún enemigo interno de Sánchez conocedor de sus intenciones con Iceta, de las cuales también tendrían constancia algunos líderes catalanes, habría decidido filtrar la noticia antes de tiempo para dinamitarla.

Como ve, especulaciones para todos los gustos, que por el hecho de serlo, no necesariamente son mentira.