Ha pasado muy rápido. Y han pasado muchas cosas. Total, que un año después de los atentados y posteriores hechos de BCN y Cambrils el sentimiento es de no creerse todavía todo aquello y de no haberlo digerido.

Sí, hoy es día para recordar a las víctimas y dar apoyo y calor a sus familiares. Pero estas efemérides que invitan a la reflexión y al análisis siempre acaban yendo a parar a la lamentable riña política. Aquella imagen de todos reclamando unidad mientras se van dando patadas por debajo de la mesa. Aquello de estar politizando tanto como se puede un acto que tendría que ser de homenaje y a la vez reclamando que el acto no se politice. Pasa con los atentados que hoy recordamos cómo pasó con los del 11M. Y, tristemente, siempre pasará.

Pensaba en ello ayer por la mañana cuando, después de pasar por el ayuntamiento a recoger la acreditación, fui a dar un paseo por la Rambla. Hacía un año menos dos días que no había vuelto. Desde el pasado 19 de agosto por la noche.

Aquella noche decidí ir a comprobar con mis propios ojos que aquello había pasado. Porque no era posible una barbaridad como aquella en mi Rambla, en el paseo donde de joven iba a respirar libertad. La Rambla de los "Goles, ha salido el Goles". La de las sillas de pago en Canaletes. La de Ocaña y Nazario y la del pistolero, la primera estatua humana en movimiento que nunca supo que era una estatua humana en movimiento. La que llevaba a los templos de los discos, Castelló y Gay & Company para los nuevos y de importación y Queraltó para los de segunda mano. La de los quioscos que tenían diarios y revistas de fuera. La que te transportaba a aquella canalla Plaza Real de una Barcelona gris, muy gris. La que cada sábado vivía una mani del PCE (I) que, decían, siempre acababa con los secretas repartiendo sobres de dinero entre los infiltrados. Aquella Rambla de mi pasado ahora era un plató de la barbarie globalizada. Terrible.

Y hoy hacía un año de todo aquello.

Y hoy a las 7.55 de la mañana he visto la famosa pancarta de crítica al Rey situada en la zona montaña de la Plaza Catalunya, en el edificio donde toda la vida habían estado situados los estudios de radio Miramar. Al lado del edificio donde toda la vida habían estado los estudios de Radio 4 y RNE en Catalunya.

Y hoy a las 8.01 he entrado en el área de prensa del acto. Y dos miembros de seguridad de Casa Real me han mirado y remirado la bolsa y han palpado mucho el fondo pero sin abrir una cremallera exterior. Cuando les he preguntado el motivo, la respuesta ha sido: "no, palpando ya vemos si hay lo que buscamos". Y me he quedado sin saber qué buscaban.

Y hoy a las ocho y cuarto, en la Boqueria acababan de montar las paradas. He aprovechado para desayunar en can Quim. Detrás de la barra, siete personas trasteaban. Dos cortaban champiñones. Otro preparaba una bandeja de setas variadas. A aquella hora éramos 6 "guiris" y un servidor.

He aprovechado para hablar con Pere de Cal Neguit, payés del Baix Llobregat y una institución en el mercado. Hoy hacía fiesta. De la parada, pero no de su opinión: "la Rambla ya no pertenece a los Barceloneses. Solo lo salvamos un poco los cuatro románticos que quedamos, pero somos como el pueblo de Asterix en medio del imperio romano.

Y hoy a las 8.40, al lado del mosaico de Joan Miró, la grúa se llevaba las dos últimas motos del aparcamiento en batería situado en el pla de l'ós. La calle tenía que quedar limpia porque a las 9 y media estaba lprevista la ofrenda floral de las víctimas y los familiares. Aquí no había cacheos. De hecho las medidas de seguridad en el acceso a la zona de prensa eran... ¿digamos relajadas?

Y hoy a las 9.01 ha llegado un trabajador de Navarro, la floristería que nunca cierra, con un rectángulo de flores y buscando el luga dónde dejarlas. Nadie ha sabido decirle qué hacer y se ha ido Rambla arriba.

Y hoy a las 9.12, en el cruce entre la Rambla y la calle Ferran, la Guardia Urbana y los Mossos de gala se preparaban para hacer los honores de la ceremonia. Y estaban justamente allí porque aquella era la puerta de entrada a la ofrenda floral oficial. Por lo tanto, el acceso a la parte central del paseo estaba totalmente protegido con vallas. Y por mucha policía. Y allí en el medio, ajeno a todo, un quiosco ofreciendo unos productos inalcanzables para sus inexistentes clientes.

Y hoy a las 9.31, gracias a una conversación entre protocolo del Ayuntamiento, un Mosso y los participantes en la ofrenda he sabido que "Quizás no habrá flores para todos los niños". Los niños, por cierto, participan en el programa Baobab del Ayuntamiento de BCN y eran dos por cada barrio de la ciudad.

Y hoy a las 9.50, desde abajo de todo de la calle Ferran se veía como la comitiva oficial, encabezada por una furgona de Mossos, empezaba a bajar desde la Plaza Sant Jaume. Y cómo justo cuando han llegado a la Rambla, una señora de mediana edad que andaba con bastón no ha podido continuar por culpa de la emoción. La sostenían entre 3 personas que llebavan una foto de un niño de unos 4 años. Una mujer de mi lado ha exclamado: ¡qué drama!

Y hoy a las 10.05, la Rambla ha estado en silencio. Sólo roto por los aplausos de la gente cuando los familiares han llegado al espacio habilitado para el acto, donde no han habido parlamentos y donde no estaba el Rey.

Y hoy a las 10.14, se ha ido el primer autobús urbano de BCN para hacer el trayecto entre el pla de l'os y la Plaza Catalunya, donde estaba previsto realiuzar el acto oficial. Iban las víctimas y los familiares. Ha circulado sólo unos metros y la parte posterior se ha detenido justo delante mío. Uno de los ventanales ha quedado a tocar de mi vista y he podido ver a varias personas llorando en el interior. Un cámara se ha arrimado al cristal para grabar imágenes. Una de las mujeres ha hecho una mueca de rechazo y se ha tapado la cara con una bolsa de papel de estas que dan en las tiendas de ropa.

Y hoy a las 10.25, en el segundo bus han pasado las autoridades y yo he decidido no esperar al de la prensa, que era el tercero, y subir paseando. En la Rambla era un día normal. Centenares de turistas se dejaban la memoria del móvil haciendo fotos de todo y la Boqueria ya estaba llena de clientes ávidos de tomar un zumo de frutas.

Y hoy a las 10.33 ya estaba en la zona de prensa del acto institucional. Hoy el escenario estaba, para entendernos, en la zona de El Corte Inglés y a nosotros nos han situado fuera de la redonda central, bajo los árboles. Pero esta vez, a diferencia de otras veces, no había centenares de palomas vaciando sus intestinos encima de nuestras cabezas. Aun así, algún periodista ha acabado recibiendo.

Sin poder acceder a la zona del público en general, hemos seguido la cosa a través de dos monitores. Y ha sido desde allí que de lejos hemos oído algunos gritos de "Viva el Rey". ¿Quién los profería? Pues un par de grupos de personas con banderas españolas, algunas de las cuales llevaban colgadas unas tarjetas donde había escrito "servicio de orden".

Y con un poquito de retraso ha empezado el acto, presentado por Gemma Nierga. Y mientras se leía un texto en varios idiomas, el famoso helicóptero sobrevolaba la plaza. Después, un coro de niños, acompañados de un piano y un contrabajo, han cantado "Over the rainbow", "Imagine", Hallelujah y "Qualsevol nit pot sortit el sol" de Jaume Sisa.

Y hoy a las 11.12 se ha acabado el acto. Y en un lateral de la zona de prensa han hecho declaraciones Albert Rivera y Inés Arrimadas (Ciudadanos), Rafael Simancas y Jaume Collboni (PSOE y PSC) y Pablo Casado y Xavier García Albiol (PP). Y cuando Casado ha salido de la zona, una señora que estava fuera del perímetro le ha gritado "tienes mi voto. A ver si echas a Sánchez".

Y hoy a las 11.43, grupos minoritarios se han gritado los unos a los otros en la zona de la calle Pelai. Eran 10. Haciendo mucho ruido, pero 10. Quizás 15. El día que hacía un año de los atentados de BCN y Cambrils. El día que sólo tendrían que ser protagonistas las víctimas y sus familiares.