El rumor circula. Algunos programas de TV estarían negociando entrevistas con los señores Manada. Y a cambio de una cantidad de dinero que usted y yo no ganamos en 10 años dedicados al robo y la extorsión global.

De momento, quien está haciendo un tour que ya querría Chris Froome es el abogado de los individuos, que va cadena arriba y programa abajo. Con la actitud aquella del "yo he venido a hablar de mi libro". Y sin ningún experto en la sentencia sentado delante de él para rebatirle los argumentos.

Pero claro, no es lo mismo entrevistar al letrado que busca futuros clientes, y de paso sus cinco minutos de gloria, que entrevistar a cualquiera de estos cinco ejemplos que demuestran cómo funciona cierta justicia y cierta sociedad.

Y aquí vienen un montón de preguntas: ¿Hay que entrevistar a La Manada? ¿Sí? ¿Para hacer qué? Es decir, ¿qué aportan? Aparte de audiencia e ingresos para la cadena y para el programa que lo haga. ¿Qué aportan ellos como seres vivos que tienen la capacidad de expresarse verbalmente? ¿Tienen alguna cosa interesante que decir o simplemente les darán una tribuna que aprovecharán para intentar buscar la absolución de la sociedad televidente?

Porque, naturalmente, los señores Manada irán a la TV a hablar bien de sí mismos. ¿Lógico, no? No irán a decir que iban por España drogando a chicas para poder violarlas después... En esta tesitura, ¿se les debe permitir hacerlo impunemente o tenemos que llevarlos para lincharlos públicamente a cambio del caja-cobre? ¿"Pay per linch"?

¿Una parte de la sociedad necesita el escarnio público del culpable y la otra parte quiere el reconocimiento de los pobres chicos culpados de una cosa que sucedió porque es que la chica era una puta y se lo pasó muy bien?

¿La víctima tiene que pasar por eso, que su figura sea arrastrada por el barro del sensacionalismo en busca del share? Porque esta es la otra. Mientras preguntamos si hay que entrevistar a los señores Manada nadie pregunta cómo puede afectar eso a la víctima. ¿Importa más la audiencia que la víctima?

Una parte de la sociedad pide boicot a los anunciantes de los programas que entrevisten a los señores Manada. Si los programas y los anunciantes acaban cediendo a la presión, habrá quedado demostrado definitivamente que es más importante hacer caja que la víctima. Porque sin amenaza de boicot no se habrían planteado dejar de entrevistarlos. Y la prueba es que cuando no había ninguna amenaza la idea era entrevistarlos.

¿Hablamos de los espectadores? ¿Les interesa el contenido de lo que dicen los señores Manada o lo que les interesa es la morbosidad de ver de cerca a la bestia? ¿Es aquella fascinación por el "malo"? ¿La atracción del mal? ¿Usted por qué vería la entrevista?

Y ahora, pregunta para el periodismo. ¿Entrevistaríamos a Hitler? Sería una conversación de un gran valor histórico... a través de la cual, por cierto, el personaje podría convencer a mucha gente de la bondad de sus ideas. ¿Y lo entrevistaríamos el año 1943 en Auschwitz, en el edificio del lado de la cámara de gas a pleno funcionamiento? No, quizás mejor en el despacho de Berlín, que allí no apestaba a cadáver quemado ni hacía ruido a horror. Y quien dice a Hitler dice Stalin, Mussolini, Franco, Pinochet, Stroessner o Videla.

¿Hay que entrevistar al asesino más malvado de la historia porque lo que dirá nos puede servir para entender su locura o porque eso le da fama y eco al periodista. Aparte de audiencia, ergo dinero?

Yo, es que soy un tipo muy extraño y no me interesa nada lo que puedan decir estos 5 individuos. Y todo el espectáculo mediático que los rodea me provoca urticaria. Y el tema de la pasta todavía más. Pero reconozco, como para intentar encontrar una cosa positiva, que ha servido para situar las violaciones y los abusos en el centro del debate. Y si eso reeduca a una parte de la sociedad en el "no lo es no", pues mire...