No tenemos ni idea de lo que sucederá el próximo miércoles en el Barça-Madrid. Ni fuera del campo, ni dentro del recinto, ni en el terreno de juego. Lo único que tenemos claro es que, pase lo que pase, hay alguien que ya ha ganado. Y este alguien es el Tsunami Democràtic. Y su victoria consiste en marcar la agenda de los medios de comunicación, de los políticos, de los cuerpos policiales, de la Federación Española, de la Liga de fútbol, de los dos clubs, de los jugadores, de los socios culés y de los espectadores en general. Y todo eso sin prácticamente ni haber abierto la boca.

Todo lo que rodea a los señores y señoras Tsunami son especulaciones, suposiciones, conjeturas, sospechas, presunciones e hipótesis diversas. Convocó cuatro concentraciones cerca del Camp Nou y en pocas horas ya circuló por todas partes que impedirán el acceso de los espectadores al campo, que habrá invasión del césped mientras se juegue el partido y que el árbitro lo tendrá que suspender porque dirá que no puede garantizar la seguridad de los jugadores. Y a partir de aquí resulta que los que salten al campo secuestrarán a los jugadores del Real Madrid y a cambio de liberarlos pedirán la independencia, drones kamikazes se estrellarán contra el césped cargados de moscas negras hambrientas, en el descanso paracaidistas encapuchados saltarán desde helicópteros invisibles y robarán los frankfurts de los bocadillos de los espectadores o en el minuto 17.14 pelotones emboscados en la grada empezarán a lanzarle libros a Sergio Ramos. Concretamente de ciencias sociales.

Pero oigan... es que los señores y señoras Tsunami Democràtic no han dicho nada de todo eso. Solo le han dicho a la gente que vaya a manifestarse. Y punto y final. Todo el resto forma parte de esta fiebre de adjudicarle acciones por encima de sus posibilidades. Por encima de las posibilidades del Tsunami y de las que le adjudican acciones al Tsunami.

Al final, pues, nos encontramos con que la actividad más atrevida del Tsunami es como la vertiente intelectual de Cayetana Álvarez de Toledo, que se le supone. Pero eso no impide a los medios de comunicación de Madrid otorgarle una capacidad letal de generar el caos, la violencia y la quema de barricadas en la gradería del Camp Nou.

No soy nadie para dar consejos, y menos al Tsunami Democràtic, pero yo de ellos (y de ellas) me miraría bien la lista de adheridos, no fuera caso que encuentren sorpresas. A ver si un montón de periodistas de Madrit (concepto) se han apuntado para poder tener después material audiovisual. Bueno, y quien dice periodistas dice: "Al loro, que hay gente que dice que son periodistas y no lo son". Tsunami sólo convoca una mani pero los infiltrados hacen ver que son del Tsunami y se dedican a proporcionar en sus medios aquellas imágenes tan plásticas y que les gustan tanto. Con muchos fuegos, lanzamiento de pelotas de goma, de balas de foam, enfrentamientos, hostias variadas, cargas, detenciones o la tanqueta aquella de agua que pasearon un día y que ha vuelto a desaparecer.

Tsunami Democràtic sería como el Cid Campeador, pero al revés. Las batallas las gana estando vivo, pero son batallas en las cuales no está. Ni se le espera.