En medio de centenares de noticias sin ningún interés pero que nos creemos que son muy interesantes, por fin hoy tenemos una que realmente lo es. Esta.

Efectivamente, Barcelona, ciudad de ferias y congresos y pactos políticos que dejan a sus ciudadanos absolutamente ojipláticos, tendrá uno de los tres centros de computación de alto rendimiento existentes en Europa.

Eso traducido quiere decir que el "cap i casal" tendrá un megaordenador megacapaz de hacer megainvestigación. ¿Como de megacapaz? Pues hace 200 billones de operaciones por segundo, una cifra que aproximadamente es la cantidad de patinetes eléctricos que actualmente circulan por la ciudad.

¿Y qué tipo de megainvestigación hace? Pues estudio del cambio climático, desarrollo de la medicina personalizada, investigación de enfermedades como el cáncer o el Alzhéimer, diseño de nuevos componentes para la industria, desarrollo de materiales para coches y aviones, diseños para industrias punteras, investigación del espacio... Vaya, de todo y variadito.

Y esto es muy importante. Mucho. Pero no lo es menos que para hacerlo hacen falta personas. Y muy cualificadas. Algunas de las cuales ahora están trabajando fuera porque aquí no encuentran un lugar donde desarrollar sus conocimientos. Y la mayoría ya no volverán. A no ser que tengamos alguna cosa que ofrecerles. Y superordenadores como este son un gran billete de vuelta a casa. Aparte que toda esta investigación genera un gran beneficio económico y es un efecto llamada para la llegada de otras industrias punteras en investigación, que a la vez generan más puestos de trabajo y atraen más talento.

Porque oiga, desengañémonos... No tenemos petróleo. Ni materias primas de estas que serán la causa de las próximas guerras en el continente africano. Ni tenemos una gran industria que nos haga necesarios. Por lo tanto, tenemos que aprovechar juguetes como este megaordenador para estar en la liga de campeones de la investigación. Porque eso sí que nos puede hacer excelentes. Porque eso puede generar miles puestos de trabajo de gran calidad y miles de puestos de trabajo complementarios. Y eso genera riqueza. Económica y social. Este tipo de industria hace ricos a los países, pero si los beneficios se invierten como es debido también los enriquecen socialmente porque permiten ofrecer más servicios y de más calidad a sus habitantes.

Y todo eso sirve para mejorar el nivel educativo. Y cuanta más educación tiene un país, más probable es generar todavía más talento y generar más ideas que pueden desarrollarse en los ámbitos más diversos. Y el talento y las ideas abren puertas. Y te sitúan en el mundo. Y eso te permite dejar de ser un país pequeño y pasar a ser un país importante. Y a los países importantes se los respeta. Y los países realmente importantes pueden comprarse el futuro sin que nadie intervenga. Y decidir cómo quieres que sea ese futuro.

Por lo tanto, ¡viva el superordenador y bienvenido a casa!