El retorno de los chiquillos a la escuela ha coincidido con el retorno del caso Tamara Carrasco. Un clásico. El caso Tamara quiero decir. En abril del 2018 fue detenida acusada de terrorismo, rebelión y sedición por guardias civiles vestidos con chalecos antibalas y llevando armas largas. La imagen de Tamara fue repetidamente mostrada en todos los medios de comunicación donde fue señalada como culpable desde el minuto uno. Su crimen fue enviar un mensaje a un grupo de whatsapp convocando una manifestación. Trasladada a Madrid, y una vez ya estaba conseguido el espectáculo mediático buscado, fue puesta en libertad -porque la acusación no se sostenía por ninguna parte- y todavía tuvo que estar un año y medio sin poder salir de su ciudad. Durante este tiempo su caso estuvo en un hiperespacio judicial ya que en el paso de la causa de Madrid a BCN inicialmente nadie se hizo cargo. Finalmente fue absuelta por el juzgado de lo penal y por la Audiencia de BCN con una sentencia muy crítica con la actuación de la policía y de la Fiscalía.

Naturalmente, como siempre sucede, no ha sucedido nada. Me refiero a la deficiente actuación de estos dos estamentos. Y digo "deficiente" porque 1/ soy un ciudadano generoso y 2/ todavía hace demasiado calor como para empezar a tener que ir a declarar acusado de vaya-a-saber-qué. Pues bien, la Fiscafina aún no ha tenido bastante y ahora ha presentado un nuevo recurso. Ante el Tribunal Supremo. Vaya, que han decidido jugar a la loto, a ver si le toca, pero con nuestro dinero y con un tiempo que, mientras lo dedican a este caso no lo dedican a otros donde si hay mucho por hacer. Y por decir.

La argumentación utilizada es de una solidez comparable al estado físico habitual de Démbélé. Si usted está leyendo esto mientras conduce o se está drogando, por favor pare un momento porque tendrá un impacto. Sostiene la Fiscafina que a Tamara Carrasco se la debe condenar a los siete meses que le piden porque "basta que se tenga por probado que la acusada envió un determinado mensaje con un contenido que, potencialmente era capaz de incitar a los desórdenes públicos" y que, por lo tanto, "no hace falta que estos desórdenes se produjeran efectivamente para que el delito fuera consumado". Traducción: "Si mi abuela estuviera viva y tuviera ruedas sería una bicicleta, por lo tanto participaría en el Tour de Francia y después sería condenada a cadena perpetua". ¡SEN-SA-CI-O-NAL! ¡Y CON FOL-RE Y MA-NI-LLES!

Yo, miren, de verdad, intentaré decirlo de la manera más llena de afecto y entrañable de la que soy capaz. A ver... mejor dejarlo correr. Ya está. Ya ha pasado. El tema está muerto. Y enterrado. ¿Verdad qué sí? Pues déjenlo allí quietecito. Si es que ya se lo han dicho dos veces, que no, que esto suyo no se aguanta por ninguna parte. ¿Qué es lo que no han entendido todavía? Oigan, es que lo han hecho muy amablemente, pero les han destrozado la estrategia. ¿Cuántas veces más necesitan que les pasen la mano por la cara para captar la realidad? Si, entiendo que cuando siempre ganas, y si hace falta con el árbitro subiendo a rematar los córners con sumo gusto, el día que pierdes te quedas muy jodido, pero es que la vida es así.

¿Lo intentaron? ¡Sí! ¿No ha podido ser? ¡No! Pues oigan, fuera. Se reconoce y listos. Sí es que además ya consiguieron criminalizar el derecho a la protesta, obtuvieron la gran victoria de que muchos ciudadanos ahora tengan miedo a ejercer su derecho a manifestarse y se petaron los derechos civiles de la gente con una holgura nunca vista. ¿Qué más quieren? ¿Qué pretenden? ¿Qué buscan? Es que no les vale la pena. Porque esto que hacen acaba saliendo en los medios. Y la gente lee los autos. Y hace bromas. ¿Les vale la pena? ¿Les sale a cuenta humana y profesionalmenye o eso tanto les da? También.

No seré yo quien vaya por el mundo dando consejos pero ya que, a pesar de todo, no les pasará nada, porque a ustedes nunca les pasa nada, sería una buena idea ir hacia el departamento de los recursos, silbando el puente sobre el río kwai, como disimulando, ¿verdad?, y con mucha discreción dicen: "Miren, ¿saben aquello? Venimos a retirarlo, todos juntos haremos como si no hubiera sucedido nada, tal día hará un año y Feliz Navidad"!. Y ya está.