Disculpe que lo reciba en esta humilde marisquería de 200 euros el cubierto, pero es que mi situación económica no me permite muchos estipendios. Pero mire, le diré en confianza, vengo aquí porque me entretiene mucho ver cómo se mueven por el acuario las langostas que me meteré después de las ostras, las espardeñas, los percebes y las angulas. Es que soy uno sentimental. En general.

A veces, observándolas (a las langostas), recuerdo aquel 17 de septiembre del 2009, cuando expliqué lo que mi abogado me dijo que explicara y ni una coma más. Porque, a ver, explicar, lo que entenderíamos por explicar, yo más bien poco. El mejor resumen de cómo me explico yo es cuando después de un aplazamiento judicial causado por una fractura de fémur, me presenté a declarar ante la jueza con aquella famosa americana roída estilo Barragán y diciéndole: "Mentalmente estoy un poco tocado. No soy yo". Y sólo contesté mi defensa. O también aquella deliciosa conversación con otro juez:

- ¿Señor Millet, su confesión está completa?

- ¿Qué?

- ¿Si la confesión que hizo usted en septiembre es completa?

- Que yo sepa sí. Si salen más cosas, ya veremos, pero si no tengo ningún dato no lo puedo decir.

Sí, porque nunca se sabe que más te encontrarán, ¿verdad? Pero por si acaso, tú callado e ir comiendo marisco. ¿Quiere una ostra? Son francesas. Me gustan más.

¿Por cierto, dónde debía estar en el 2009 la langosta que me zamparé en breve? Ni idea sin embargo, fíjese, aquel año todavía no se había producido la sentencia del Estatut, José Montilla era president de la Generalitat, Carod Vicepresident, Saura conseller de Interior, Montserrat Tura de Justicia, Puigcercós de Gobernació, Castells de Economía, Tresserras de Cultura, Quim Nadal de Política Territorial, Francesc Baltasar de Medi Ambient y Maria del Mar Serna de Treball... como para poner unos ejemplos.

Cuando confesé faltaba un año y medio para que Artur Mas fuera presidente de la Generalitat y Pilar Fernández Bozal consellera de Justicia. Y faltaban tres para que CiU y el PP firmaran su famoso pacto. Y todavía no me han juzgado y estos nombres suenan a pleistoceno, CiU ya no existe, CDC tampoco y Unión está en concurso de acreedores.

Cuando confesé, el presidente español era Rodríguez Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega vicepresidenta, Miguel Ángel Moratinos ministro de Exteriores, Rubalcaba de Interior, Leire Pajín de Sanitat y Magdalena Álvarez de Fomento.

Y en el mundo, Obama acababa de jurar su presidencia de 8 años, Benedicto XVI todavía era Papa y faltaban cinco años para que el rey Juan Carlos abdicara. Ah, y faltaba un año para el nacimiento de Instagram.

¿Cuántos recuerdos, verdad? Y mientras la langosta ejecuta sus gráciles movimientos, ajena al futuro que le espera, y yo saboreo aquel sabor a mar tan inconfundible que desprenden los percebes, también me viene a la cabeza que cuando yo confesé todavía faltaban tres años para la primera gran manifestación multitudinaria del 11 de septiembre. Eh, no faltaba un año para que la sociedad civil catalana tomara las calles, no. Ni dos... Faltaban TRES!!! ¿Ya son días, verdad?

Y aquí me tiene, sufriendo el verano en mi humilde casa de la Ametlla del Vallès esperando el juicio. Observe todo lo que ha pasado en el mundo y yo aún no he sido juzgado. Realmente tanta velocidad no puede ser buena.

Y ahora que hablo de la casa de la Ametlla... Quizás la recuerda, es aquella donde me puse jacuzzi, riego automático y un pequeño cine pagando el Palau de la Música... Ah, y el Palau también me pagó la play-station, unas cortinas del comedor y la antena de TV. Bueno, y medio millón de euros en viajes. Hombreeee, es lo que le dije al juez en su día, "no cobraba lo suficiente y, de alguna manera tenía que complementar el sueldo".

Espere un momento que ahora me viene el eructo de las angulas. Es que últimamente el ajo no se me pone demasiado bien... Disculpe. Ya está. Y no sé si es el ajo o los nervios de este sinvivir esperando el juicio.

Unos nervios que me han hecho hacer cosas sensacionales. ¿Se acuerda de cuándo estuve en la prisión de can Brians? Naaadaa unos días... Como unas pequeñas vacaciones. Pues en el economato me compré una TV de 16 pulgadas. Y el día que salí, intenté llevármela bajo el brazo. Directamente. Tuve suerte que un asesor de prensa me dijo que sería mejor dejarla en la puerta e irla a buscar después, cuando ya no hubiera periodistas. Por cierto, la tradición es que cuando alguien con posibles compra una TV dentro de la prisión, al recuperar la libertad la cede a los internos. Ja, ja, ja, qué tradición más idiota!!! Traaaaee la TV para acá, que yo no regalo nada!!! Y si los presos están en la prisión es porque son idiotas y se dejan juzgar...

Otra de buena le metí a mi consuegro. Ja, ja, ja!!! Cuando lo pienso, me vienen ganas de reír. Le dije que teníamos que hacer la boda de mi hija y su hijo en el Palau y que él tenía que pagar la mitad: 40 mil euros. Pero a mí el Palau me salió gratis. 40 mil euros del consuegro a mi bolsillo. Y sin IVA, ni IRPF, ni nada de nada.

O aquella otra de cuando cambiamos las sillas del Palau. Decidí ofrecer las viejas butacas a los prohombres de la ciudad y les pedí unos buenos precios. Y cuando digo buenos, quiero decir caros. Cuando se me acabaron las sillas que de verdad eran del Palau, seguí vendiendo. Hombre, las pagaban tan bien y les hacía tanta ilusión tener una... Todavía ahora toda aquella gentuza no sabe que la mayoría las saqué de remodelaciones de teatros de toda España, sobre todo de Valencia. Ni se cuántos miles de euros saqué de aquello...

Es que soy muy bueno... Tanto, que a lo largo de mi trayectoria he recibido distinciones con nombres que realmente me hacen honor: "Corbata de Isabel la Católica" (se ve que se duchaba poco, pero llevaba corbata),"Clau de Barcelona" (ya la he clavado muchas veces en BCN. En el pisito aquel que tenía junto al Palau y que, por supuesto pagaba el Palau), "Señor de BCN" (eso sí, siempre he sido un señor) o "Conciudadano que nos honra". Y, sí que los honro, sí. Déjeme la llave de su casa y ya verá cómo lo honro, ya.

Pero no soy feliz. Observe, ahora mismo. No se si pedirme tarta de Santiago o contesa...