Hoy sesión solemne de apertura de la XIV Legislatura de las Cortes Generales españolas. Y, como corresponde, discurso del Rey. Español. Con una frase, pronunciada prácticamente al final, que ha conseguido una cosa que su majestad no conseguía desde hacía tiempo. Y ha sido poner de acuerdo a todo el mundo. La firman los suyos, los monárquicos, los que todavía ahora lo están aplaudiendo, pero también los republicanos y los indepes: "España no puede ser de unos contra otros. España debe ser de todos y para todos". Si la quiere oír, aquí la tiene:

Efectivamente, España tendría que ser de todos y para todo el mundo. El problema es que lo ha dejado de ser. Unilateralmente. Y de aquí llora a la criatura. ¿Recordamos dos momentos recientes?

1/ Cuando Pasqual Maragall, viendo que estaba viniendo lo que al final acabó viniendo, intentó reconducir la situación con una reforma del Estatut. La respuesta de esta España que no puede ser de unos contra otros y de todos y para todos fue usar políticamente el Tribunal Constitucional para despreciar, humillar e invalidar el voto emitido por los catalanes. Y, posteriormente, invalidar también el visto bueno del Parlamento de Catalunya, del Congreso de los Diputados, del BOE y del DOGC y la sanción del Rey. Sí, sí, porque el Rey firmó el 19 de julio del 2006 un Estatut que después el TC enmendó. O sea, enmendó al Rei. Y la cosa fue tan descarada y tan de Pepe Gotera y Otilio que todavía hoy varios estatutos de autonomía de comunidades españolas tienen en vigor artículos que fueron declarados inconstitucionales por el tribunal de la cosa. ¡ME-MO-RA-BLE!

O sea, la España que no puede ser de unos contra otros respondió a la España que le ofrecía una mano tendida robándole el anillo y el reloj. ¡Feo!

2/ Cuando el Rei pronuncia el famoso discurso del 3 de octubre del 2017. Por lo que dijo, sí claro, pero sobre todo por como fue usado lo que dijo por los partidos y los medios de comunicación de derechas y extrema derecha. Una utilización que él, no sólo nunca ha desautorizado, sino que ha validado filtrando posteriormente su valoración personal de las reacciones al discurso a través de "personas que trabajan a su lado cada día". Y es así como sabemos que "el Rey no se arrepiente de nada de lo que dijo. ¿Cómo quieren que se arrepienta"? y que "no cambiaría una coma de su histórico discurso sobre Catalunya".

Una utilización que incluye calificar aquel discurso "de su 23F" donde "señaló el camino del 155" y "se ganó el afecto de los españoles frente a media Catalunya". "De todos y para todos", efectivamente.

Es aquello que dijo Pablo Iglesias en la segunda sesión de investidura de Pedro Sánchez. Después de que los líderes del PP y VOX protestaran de una manera vehemente y fuera de lugar por la intervención de Mertxe Aizpurua, portavoz de EH Bildu, en el pleno de dos días antes, el vicepresidente consideró que esta apropiación, tolerada por parte del Rey, "puede ser la amenaza mayor para la institución". Y añadió: "Juan Carlos I, que venía de donde venía, era consciente que sólo podría pervivir alejándose de la derecha".

A no ser que la derecha y la ultraderecha sean de todos y para todos. ¡Y todas!