La posibilidad de repetir las elecciones al Congreso de los Diputados ha hecho que vuelva a circular el rumor según el cual en España no existe la cultura del pacto. Fue uno de los temas durante una cena reciente donde una buena amiga me hizo una reflexión contraría a este pensamiento y que quiero compartir.

Según ella, los pactos no plantean ningún problema cuando se trata de hacerlo "en contra de", cuando hay que mantener el poder al precio que sea, cuando se pacta por España, cuando hay que preservar el sistema o cuando hay que ocupar espacios de poder. Y me puso cinco ejemplos:

1/ El trifachito de Andalucía es una mezcla de ir contra alguien (PSOE) para debilitarlo de cara a futuras elecciones (las españolas que venían a continuación) y pacto para conseguir el poder al precio que sea. Y desesperadamente. Y es que la abrupta salida del Gobierno hizo que el PP tuviera que colocar urgentemente a mucha gente. Y en aquel momento sólo tenían Andalucía. Pero dentro de este pacto había otro mucho más elaborado. Consistió en hacer ver que ni PP ni Ciudadanos habían pactado con Vox. Porque entonces todavía estaba mal visto. Después en Madrid ya no han tenido que disimular porque con eso pasa como con los hijos. Del primero estás tan pendiente que crees que tiene una grave enfermedad si mueve la mano, porque la mueve, y si no la mueve, porque no la mueve. En cambio el segundo hijo, como si se cuelga del ventilador del techo, que ya bajará.

2/ En Madrid las derechas no han tenido ningún problema en ponerse de acuerdo para hacerse con el poder y conseguir espacios donde poder acabar de resituar el montón de gente que se había quedado sin despacho (PP) y en la capital, cosa que evita desplazamientos, a pesar de la comodidad y rapidez del AVE. Pero también para contentar a los que ya empezaban a estar impacientes porque creían llegado el día de dejar de comer las patatas y empezar a probar entrecot en la capital, que es donde está el poder de verdad (Cs y Vox).

3/ El 155. Se trataba de salvar España. No sabemos todavía de qué, pero había que salvarla. ¿Usted vio los grandes partidos españoles manifestando alguna duda a la hora de pactar el 155? Vaya, es que ni durante una décima de segundo se planteó la posibilidad de que alguien hiciera una mínima objeción. Fue decir 155 y ya estaba todo acordado.

4/ La corrupción, el mal que ha afectado con mayor o menor intensidad a todos los partidos, españoles y catalanes, a excepción de Esquerra y el entorno Comuns-Podemos (hablo de grandes casos de corrupción, no de casos individuales) y que siempre lo han resuelto con el pacto del no pacto. O sea han pactado lanzarse los platos por la cabeza para erosionarse electoralmente, pero han pactado no pactar nunca una solución definitiva a la corrupción y que les implique a todos.

5/ El pacto por las instituciones de Estado, incluidas las judiciales. Se pelean por si pueden tener mayoría antes de que cambie el ciclo electoral o maniobran por si pueden alargar mandatos fuera de plazo, pero nunca ha habido ninguna discusión para dejar de repartirse las sillas. Todo el mundo tiene las suyas y aquí paz y después Gasol.

¿Qué, usted piensa como un servidor que mi amiga tiene bastante razón?