Van de culo. Entre los golpistas catalanes que acabarán pagando incluso las cuentas del Gran Capitán y los casos que tramitan habitualmente, el Tribunal del Qué Me Cuentas (TQMC) no atrapa el trabajo que le llueve torrencialmente. Y es por eso que no tiene tiempo para atender casos muy menores de los cuales más abajo le ofreceré un picca-pica de ejemplos. Y es que sólo este año, entre el 29 de enero y el 31 de mayo los actuales 11 miembros de la cosa ya han dictado 20 sentencias, una media de dos por cabeza. En seis meses. Y han publicado quince informes de fiscalización. Lógicamente, con este desgaste cualquiera tiene tiempo de mirarse, por ejemplo esto del Emérito I.

Teniendo en cuenta la situación, servidor de usted y de los señores y señoras Cuentas se convierte en servicio público y se pone a disposición de todos ellos (y de todas ellas) muy humildemente. ¿Cómo? Facilitándoles el trabajo mediante la elaboración de un pequeño resumen que les ayude a reunir algunos datos básicos que les ahorren trabajo y les permitan tramitar el caso. Si quisieran podrían empezar por lo que ha desvelado hoy mismo El Confidencial. Resulta que al testaferro-primo del Emérito, Álvaro de Orleans-Borbón, le han encontrado a 21 sociedades de las llamadas offshore donde hay escondidos 84 millones de euros. El interés del hallazgo es que demostraría la vinculación entre él y el Emérito. Claro, si el primo en cuestión vive en Mónaco, que es un paraíso fiscal, ¿qué sentido tiene que precisamente él constituya en un paraíso fiscal tantas empresas pensadas para pagar menos impuestos escondiendo el nombre del propietario? O sea, si vives en un paraíso fiscal, ¿por qué montas un entramado empresarial para tener los beneficios de un paraíso fiscal si a ti no te generarán ningún beneficio porque ya lo tienes? ¿Quizás porque le genera a otra persona que no vive allí? Blanco y en botella, a ver si será horchata...

Pero por si con eso no tuvieran bastante, a los señores (y señoras) Cuentas los recuerdo que las empresas españolas que ganaron el contrato del AVE a La Meca pagaron 284,8 millones de euros en comisiones, 64,8 de los cuales habrían sido cobrados por el Emérito a través de la Fundación Zagatka, de la cual fueron beneficiarios el Rey Felipe VI y sus hermanas Elena y Cristina desde el 2006 en el 2019. No lo sé, ¿quizás habría que embargarlos los bienes de cara a afrontar esta respetable cantidad? Y, de paso, investigar de dónde sacaron las empresas implicadas prácticamente 300 millones de euros de dinero negro para poder pagar bajo mano. Y, si tienen un momentito, lo rematan mirándose de donde salieron los 678.393€ con los cuales Emérito I regularizó una primera deuda tributaria correspondiente al periodo 2016-2018, cuando ya no era inviolable, y de donde salieron los cuatro millones con los que posteriormente pagó una segunda deuda. Ojo, como para saberlo...

Y si no tienen suficiente, aquí van cuatro ejemplos más, que podrían ser cuatrocientos: ¿1/ Dónde fueron los 680 millones desviados en el caso de los ERE de Andalucía, según sentencia firme, y por qué no se los reclaman a quien los robó? ¿2/ ¿Qué tal interesarse por los ciento treinta y tres millones cobrados por exdirectivos de ADIF y contratistas en las obras de la estación de La Sagrera de BCN?, 3/ ¿Y si reclaman a los 705 beneficiados por la amnistía fiscal del ministro Montoro -entre los cuales políticos y funcionarios del Estado- los 39 millones de euros defraudados a Hacienda y que pudieron regularizarse incluso con billetes en efectivo? y 4/ ¿Y si le dan un vistazo al caso que hemos conocido hoy y por el cual el Tribunal Superior de Justicia de Madrid no ha admitido la querella de la Fiscalía contra la dirigente de VOX Rocío Monasterio por un presunto delito de falsedad documental para obtener una licencia de obras? El argumento es que la falsedad estaba tan mal hecha que era imposible creérsela. Estaría bien comprobar quién la dio por buena y por qué y qué beneficio se sacó de la obtención de estos permisos.

A ver, que trabajo hay. Para dar y para vender. Y cada vez cuesta más de entender por qué está tan mal repartido en un mundo donde la justicia es igual para todo el mundo y sobre todo para los mismos.