Para aplastar el independentismo, el Estado decidió forzar la legalidad. Pero, claro, cuando das un golpe de estado político-judicial tienes que estar dispuesto a pagar el precio. La factura interior ya sabemos que les lame un pie y parte del otro porqué ellos "yo por España, MA-TO", "a por ellos" y bla, bla, bla. Y ya les va bien. Pero fuera... ¡Ay, fuera1 De momento los indultos. Aquello que primero necesitaba arrepentimiento y resultó que no porque no lo dice en ninguna parte y que ahora se ve que son como las cazadoras de los años 80, reversibles, y eso tampoco está escrito. Estos indultos que ahora aparecen como manera de intentar suavizar la hostia jurídica que se ven venir de más arriba de los Pirineos. Pero al final hablamos de gestos porque una sentencia europea destrozando la fábula Suprema no enviará a nadie a prisión, ni lo expulsará de la carrera profesional, ni hará que devuelva los millones gastados en el montaje, empezando por los 87 de la Operación Piolín.

No, no, aquí el precio será el que irán cobrándose países que se dicen democracias y tienen días de todo, dictaduras tuneadas, dictaduras que se dicen comunistas y son capitalismo represor en vena y otras especies salvajes. Porque, cuando llega a Rusia -pongo por caso- un señor español que se ha manifestado con la ultraderecha delante de la estación de Francia de BCN, que ahora resulta ser el representante diplomático europeo y les riñe por comportamientos poco democráticos, ¿sabe qué le responden los rusos, verdad?: "¿Tú nos darás lecciones a nosotros? ¿TÚ? ¡No! ¿De verdad? ¿Tú, que representas un Estado que ha hecho lo que ha hecho en Catalunya? ¿Es broma, verdad?".

Cuando Josep Borrell va a la Rússia de Putin pidiendo la liberación del opositor Aleksei Navalni (injustamente encarcelado), el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, le recuerda que "Bélgica y Alemania contradijeron a los tribunales españoles en el caso del 1-O y España defendió su sistema judicial". Y le añade: "No cuestionéis las decisiones de nuestro sistema judicial porque vemos muchas situaciones en Europa en que los tribunales son sospechosos de tomar decisiones motivadas políticamente. Quiero poner el foco en un caso nunca mencionado en nuestros comunicados, pero que ahora quiero comentar: el de tres presos que fueron sentenciados a más de 10 años de prisión por organizar un referéndum en Catalunya. Y se nos acusó de tomar partido sin pruebas". Y Borrell a su lado callado. Masticando bilis. Porque no podía decir nada. Y The Economist retratando el momento:

The Economist​O también puede suceder que en pleno conflicto diplomático entre España y el Marruecos causado por el Frente Polisario y el Sáhara de fondo, el régimen de Rabat le suelte a Madrit (concepto): "No podemos luchar contra el separatismo en casa y fomentarlo en casa del vecino (...) Durante la crisis catalana, Marruecos no optó por la neutralidad, sino que fue uno de los primeros a ponerse del bando de la integridad territorial y la unidad nacional de su vecino del norte. ¿Cuál habría sido la reacción de España si un representante del separatismo hubiera sido recibido en el palacio real marroquí"?. ¡PATAPAM! En toa la boca.

¿Y qué sucederá el día de que España o un español con poder internacional critique acciones o actuaciones de personajes como Erdogan, Orban, o Xi Jinping? ¿O Bolsonaro? Pues que Turquía, Hungría, China o el Brasil abrirán la carpeta catalana y tendrán donde escoger para contestar con artillería argumental pesada. O, ya entrando en cuestiones que no son hipótesis sino realidades... ¿Qué sucederá la próxima semana cuando los EE.UU. celebren en el Sáhara Occidental las African Lion 21, unas maniobras con 7.800 militares italianos, británicos, canadienses, brasileños, tunecinos, senegaleses, de los Países Bajos y... ¡MARROQUÍES!, pero sin ningún soldado español? ¿Enviarán a "Con sumo gusto", a Tácito, al 13, al 18, al Tribunal de Cuentas y a la Junta Electoral? Hombre (y mujer), si fuera así que nos avisen, que compraremos entradas. ¡Y les aplaudiremos muuucho!