Subo la persiana. Nuevamente es primavera. Eso traducido quiere decir un combinado de sol y nubes amenazadoras. Y, siguiendo el concepto, también es primavera en las rebajas. Como la semana pasada lo fue en las llamadas segundas residencias. ¿Usted ahora mismo está en condiciones de asegurar cómo acabó aquello? ¿Al final qué, puedes ir a la segunda residencia (el que la tenga) si está en tu provincia? ¿Y si vas, te puedes quedar a dormir o depende de la posición de Saturno en la casa cuarta que está situada en Géminis y mirando a Pamplona? Pues con las rebajas pasa igual.

Una vez más se ha producido el efecto Lottoboe. Primero sale un ministro diciendo, de forma contundente, que NO habrá rebajas porque es imposible. Al cabo de un rato sale otro alguien diciendo que QUIZÁS SÍ que habrá rebajas porque lo están estudiando. Y tú piensas: "¿Qué más están estudiando, si eso ya lo habían estudiado, el ministro tuvo la conclusión en tanto estudio y ya dijo que no?". Después, de no se sabe de donde, sale que SÍ, que habrá rebajas. Y al final tienes que esperar lo que diga el BOE, cosa que puede suceder hoy a las 11 de la noche, mañana a las cuatro de la tarde o pasado mañana a las sorpréndame en punto.

Repaso mis notas sobre las noticias que aparecen en los informativos de TV. Cada día me apunto los diferentes "colectivos" que salen diciendo que el coronavirus les ha provocado un descalabro y que piden ayuda. Algunos la exigen. La media es de 4 colectivos por día. Yo creo que ya no queda nadie más por salir. Y ¡ojo!, esto no es ninguna crítica. Es una constatación que viene acompañada de la pregunta: ¿Si hay 80 colectivos diferentes pidiendo cosas, ya tenemos claro que habrá unos cuantos colectivos que se quedarán sin ningún tipo de ayuda, verdad? Ni estructural, ni económica, ni de apoyo. Es que por no recibir, no recibirán ni un cordial abrazo. Porque están prohibidos.

Uno de los pocos colectivos que todavía no ha reivindicado, pero no falta mucho, es el de los que salen a hacer deporte, a caminar o simplemente a que les de el aire. En mi pueblo, por ejemplo, hay más gente con pantalón corto que espacio. Y ahora la Guardia Urbana controla los atascos de humanos. ¿Alguien se ha planteado que quizás el problema es que hay más gente que franja para que la gente salga con un cierto espacio vital? Es decir, que hay pocas horas para la cantidad de gente a la que le afecta a este horario y que el resto del día hay muchas horas con un movimiento prácticamente nulo.

Desconozco si las manifestaciones tienen un horario asignado. O sea, si se tienen que hacer a la hora del deporte, a la de los niños, a la de las personas mayores o van por libre. En todo caso los momentos memorables y las imágenes insuperables que estamos viendo en la Zona Nacional de Madrid se han ido extendiendo por el territorio. Lógico, votantes de VOX hay por muchos lados. La España hija del franquismo sociológico que el aznarismo despertó y ahora alimenta, ha decidido salir a la calle. Con la misma receta de siempre, la de la teoría de la conspiración. Interesante. Del "ha sido ETA" al "Sánchez es un asesino que nos miente". Y el PSOE ya no tiene a Rubalcaba para crear un Pásalo.

Pero ahora mismo hay millones de personas con otras preocupaciones que abrazar el nacionalismo golpista español que dice que los nacionalistas golpistas son los otros. Y que los condena como tales. Y lo hace con sentencias que, dicen ellos, son ajustadas a ley. Ja, ja, ja, permita que sonría. Y estas personas normales con preocupaciones normales son las que trabajaban en una agencia de viajes, en una compañía aérea, en un hotel, haciendo de guía, alquilando bicicletas a los guiris o de informadores en un monumento y ahora no saben cuándo volverá a haber turismo. Son los que tenían un bar o un restaurante y no saben qué pasará con sus negocios. O una librería. O una tienda de ropa. O una zapatería. O un quiosco. Y no son los que tenían tiendas de música o de fotografía porque el mundo digital las había fulminado ya hacía años.

Esta crisis acelerará cambios que ya estaban viniendo desde hacía tiempo. La compra on-line es uno de ellos. Tanto de los productos de consumo diario (los de los supermercados y suministros parecidos), como los del hogar (electrodomésticos, muebles), como de la comida a domicilio, como del resto. Mucha gente ha descubierto, ya definitivamente, que no hay que moverse del sofá para tener el mundo entero en tu casa. Sólo necesitas un dedo para apretar el botón correspondiente y una tarjeta de débito con saldo (ojo no lo defiendo ni lo dejo defender, constato y describo). Y eso liga con aquello de las rebajas que le hablaba al principio. ¿Cuántos años hace que usted no ve la icónica imagen de las señoras (sí, lo siento, eran señoras) que entraban en estampida el primer día de rebajas en El Corte Inglés para comprar, poseídas por el demonio del consumo? Era la mejor campaña de publicidad por estos grandes almacenes porque provocaba un efecto llamada. Hasta que el afán de algunos por salir por la TV complicó la puesta en escena. Y aquel día las rebajas empezaron a morir.

Algunas ciudades aprovechan que ahora la gente no está para "pacificar" nuevas zonas donde antes pasaban unos coches que ahora tampoco están. Y amplían los carriles bici y hacen más zonas para peatones. Perfecto. ¿Pero alguien ha pensado que todo lo que ya no iremos a comprar y que nos traerán a casa, tendrá que venir de alguna manera? La cena vendrá en bicicleta o a pie porque ocupa poco, pero el resto se distribuirá en furgonetas que, para ser un servicio rentable, repartirán a decenas de clientes haciendo rutas con decenas de paradas. Y eso generará más tráfico. Y más atascos. Como los de los que hacen deporte. Y más contaminación. Y más transportistas dejando los vehículos en medio de lugares donde cada vez es más imposible detenerse. Y tendremos un nuevo problema.

Bien, o quizás no porque esto también nos lo resolverá el BOE. O impondran franjas para repartir. A las horas en que tu no estarás en casa porque no es tu franja para estar en casa.