Primer día de confinamiento total. Me despierto con el mensaje de una amiga abogada que me enlaza un tuit de los Mossos. Dice así: "Esta madrugada hemos cerrado 238 locales de ocio nocturno por toda Catalunya. Sólo con el compromiso y la responsabilidad de todo el mundo podremos contener esta enfermedad". ¿Perdooooooón? A ver una cosa... ¿Esta madrugada en Catalunya había (como mínimo) 238 locales de copas abiertos? Me gustaría mucho haber podido ir de visita y, a tres metros de la puerta, preguntar a la gente que estaba dentro: "¿Vosotros qué os pensáis que está pasando? ¿Qué no habéis entendido de la palabra solidaridad? Hay miles de personas jugándose la vida y centenares de miles cambiando su vida, perdiendo dinero y quizás el trabajo para intentar evitar una catástrofe y vosotros aquí de copas?". Ciertamente es una pena llegar el último al reparto de cerebros. Y así nos va.

Miro por internet las portadas de la prensa y... ¡¡¡PATAPAM!!! Me cae la mandíbula al suelo. Por no decir otra cosa. Observe, observe:

larazon.750

lavanguardia cat.750

elmundo.750

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¿Juntos? ¿Seguro? ¿Cuando hay un virus puedes usar muchas palabras, pero la palabra juntos es la más adecuada? Ay perdón, había olvidado que hemos aprovechado el momento para hacer propaganda. Y nacionalismo nivel la feria choquetin. Ahora entiendo porque ayer duró tanto la reunión del Consejo de Ministros. Hoooombre, hacía falta diseñar la campaña y encargarla. ¡Viva el marketing! ¡Muera el sentido común!

Recibo mensaje de un amigo casteller: "Ayer comentaba con la familia que no hay suficientes pruebas para todo el mundo, pero a los políticos se las hacen a la primera. Me parece que si se hicieran los controles adecuados, saldrían datos escandalosos. Por lo tanto, por una parte, si hay mucha gente contaminada y no lo manifiestan eso es bueno. Pero también quiere decir que ya hace días que convive entre nosotros. ¡Y nadie lo había visto!

Hablo con una amiga enfermera, con cargo de responsabilidad, y le pregunto si cree que fue imprudente celebrar un Consejo de Ministros presencial, cuando dos de sus miembros y la mujer del presidente estan infectados. Respuesta: "¡¡¡Imprudente es poco!!! Ellos tienen que preservarse. ¿Y en el tiempo que vivimos, no tenían manera de hacer una reunión que no fuera juntos? ¡¡¡Increíble!!!". También le pregunto por la mejor manera para intentar no contaminarse: "Es mucho más eficaz la higiene de manos bien hecha y mantener una mínima distancia que ponerse una mascarilla. Actualmente cualquiera somos un portador en potencia. Tenemos que mantenernos en casa al máximo. Todos podemos dar positivo". Eso último me lo confirma un neumólogo que ha pasado la noche trabajando en una UCI: "Esperamos unas semanas muy complicadas. No salgáis de casa".

Se hace público que el vicepresidente Aragonés también está infectado. Le pido a Mònica, que es bióloga, su opinión sobre las pruebas a las que se han sometido el gobierno catalán y el central: "Son un test real sobre una población sin síntomas previos. Haciendo un pequeño análisis de los resultados obtenidos podríamos inferir una incidencia de entre el 8 y el 10%. Es una muestra sesgada, pero si estos datos los trasladamos a la población provocan escalofríos. Efectivamente. Por suerte, parece que la mayoría pasaremos el virus sin problemas".

Mediodía. Rueda de prensa del presidente Quim Torra. No hablo de política, ni de las medidas anunciadas. No, hablo del lenguaje, el tono y el fondo del mensaje. Y reproduzco el tuit que he hecho después de oírlo: "Quim Torra era un presidente que pasaba por aquí. No era político. Le gustaba la ratafía e iba a ferias donde se pedía un bocadillo. ¿Qué vulgar, verdad? Pues al final ha llegado el coronavirus y ha resultado que simplemente era una persona sensata, no como otros 'estadistas'".

Media tarde. Veo un tuit de Marcos Lamelas, compañero de El Confidencial donde dice: Ahora que se acaba el mundo resulta que estamos en manos de personal sanitario, teleoperadores, servicios sociales, equipos de limpieza, repartidores, cajeras de supermercados... Justo la gente que el sistema dijo que tenía que ganar menos dinero. Menos aplausos por la noche y mejores salarios". Respuesta de Joan Tapia, quien fue director de La Vanguardia: "Apreciado Marcos, el sistema -suponiendo que exista- no dijo eso. Diría (supongo) que las profesiones serían apreciadas en función de la necesidad social. Es lo que pasa ahora, que no es lo mismo que sucedía hace 60 días". ¿Qué quiere decir eso? ¿Qué quiere decir esta conversación? Que los próximos días tendremos un debate económico, político y social apasionante. Porque esta epidemia quizás cambiará más cosas de las que nos pensamos. Para abrir boca, le dejo este enlace. y esta reflexión:

Pero, como que no sólo de coronavirus confinado viven el hombre y la mujer, a las 20 horas del primer domingo del fin del mundo aparece la bomba: "El Rey Felipe VI renuncia a la herencia de su padre y le retira la asignación". Eso traducido quiere decir dos cosas: 1/ El cobro de la comisión de 100 millones es cierto, porque si no, no habrían dado este paso y 2/ El tema ha de ser muy gordo para anunciarlo un domingo en que el planeta está pendiente de un virus.

Problema: Hay trampa. Una amiga abogada, una diferente a la de la mañana, me hace saber que "para renunciar a una herencia primero la tienes que recibir, después de la muerte del testador. Artículo 991 del Código Civil español. Por lo tanto el Rey no ha renunciado a nada". Como dijo el poeta: "Y yo con estos pelos". Y espere, que vamos a peor porque ahora Pedro Sánchez ha anunciado que no, que las peluquerías no abrirán porque ya no son de primera necesidad. ¡TERRIBLE!

¡¡¡Todo esto y sólo llevamos tres días!!!