Subo la persiana. Hoy sí que es primavera. Un sábado como hoy (sí, porque hoy es sábado, sábado, sábado), en condiciones normales, habría hostias para poder comer un arroz delante del mar. Y quien dice un arroz dice los fideos a la cazuela que me zamparé el primer día que eso sea posible. En cambio hoy lo único que podemos hacer es suponer que delante del mar todavía está todo. Incluido el mar.

Aprovechando el sol matinal para hacer un poquito de fotosíntesis, pensaba en cómo, usted y yo, empezamos a tener claro que esto del confinamiento va para largo. Y que una vez podamos empezar a salir, no será como un encierro de los Sanfermines en la calle Estafeta. No, más bien se parecerá a la piedra aquella del curling que el jugador suelta suaaavemente y que leeeentamente se va deslizando hacia la diana que está pintada en el hielo.

Y también empezamos a tener claro que quizás en octubre tendremos que volver a encerrarnos. Y quizás otra vez en enero del próximo año. Y quizás en marzo. Quizás no todos, quizás no todo, pero que aquello que llamamos "la normalidad", tardará. Al menos hasta que no tengamos la famosa vacuna. Que, por cierto, quien la encuentre podrá estar comiendo arroz y fideos delante del mar el resto de su vida. Él y 654 generaciones posteriores a la suya. Si los futuros virus se lo permiten, claro.

Como me he pasado la mañana leyendo y oyendo entrevistas con epidemiólogos, he reconfirmado que con ellos pasa como con los economistas. De la misma manera que todo el mundo tiene su economista (Sala Martín, Niño Becerra, Gay de Liébana, Gonzalo Bernardos...), todo el mundo tiene su epidemiólogo de cabecera. Y, también en este caso, las filias y las fobias tienen que ver con la política. Total, que aquí un servidor de usted estaba observando la cosa, cuando se me han hecho las tres de la tarde y me ha aparecido Pedro Sánchez por la TV confirmando lo que usted y yo teníamos claro desde la mañana. Efectivamente, esto va para largo. Ahora bien, la cuestión es la hora en que lo ha dicho.

El día tiene 24 horas, menos ahora hace justo una semana que tuvo 23. Por aquello del cambio de hora. 24 horas son muchas horas. O sea, hay tiempo para hacer cosas. Y más ahora que estamos todos en casa arreglando armarios y haciendo pasteles. ¿Usted encuentra normal que justamente a las 3 de la tarde comparezca Pedro Sánchez por TV1, A3, T5, La Sexta y el Canal 24h y que por TV3 lo hagan las conselleres Budó y Vergés y los consellers Buch y El Homrani? Desconozco qué ha pasado, quien ha convocado primero, si se han avisado o no, y de hecho me es igual, pero esta contraprogramación no la encuentro normal. Como periodista y como ciudadano.

Si los responsables políticos salen públicamente es porque, se supone, tienen que decirnos cosas importantes que nos afectan. Y no precisamente poco. Por lo tanto, nosotros tenemos que poder tener la opción de oir qué nos quieren decir. ¡TODOS! Pero si salen TODOS a la vez, eso es muy complicado.

El caso es que yo me he dedicado al Presidente, que ha confirmado lo que nos olíamos (confinamiento hasta el 25) y que, sobre todo, ha sido realista. Sí, ha hecho propaganda. Sí, ha hecho paolocoelhismo baratito. Sí, ha dicho cosas como "esta es una guerra como nunca antes librada", "el combate que libramos contra el COVID 19" y "en esta guerra tenemos una primera línea de defensa que son los servicios sanitarios". Pero también ha dicho que esto de ahora es una primera etapa, que la "victoria final" sólo será gracias a una vacuna para la cual "todavía falta tiempo", que la segunda etapa será de "reconstrucción" (después ha especificado que "de la economía"), que "a finales de abril no habrá acabado todo", y que "el mundo que viene no será como antes". O sea, nos ha explicado la verdad. Y, hombre (y mujer) teniendo en cuenta que ya hace días que nos afeitamos (o nos depilamos) -aunque el confinamiento ha relajado estas prácticas-, pues mejor ir por aquí, ¿no cree?

Pero también ha tenido otros cuatro momentos a destacar:

1/ Ha pedido "un plan Marshall a escala continental". Cosa que retrata donde estamos exactamente.

2/ Ha "implorado" sacrificio. Implorar es muuucho más que pedir. La definición de implorar es "pedir o rogar con gran humildad y sentimiento para provocar compasión". O se lo han escrito o se le ha escapado, pero "implorar" también explica la realidad en la qué estamos.

3/ Ha mencionado los Pactos de la Moncloa, pero no ha quedado claro si era retórica o realmente los quiere reeditar. Y mucho menos cuando, como, con quien y con qué contenido.

Y 4/ Ha dicho una frase que hace horas le doy vueltas y que tiene que ser importante porque sale en uno de los tuits del PSOE donde se destacan los mensajes más destacados de la comparecencia. Y la frase dice así: "Vamos a proteger vuestras vidas con el mismo ahínco que el resto".

¿A qué se refiere con "el resto"? ¿Qué es "el resto"? Hombre, entre las vidas y "el resto", que no sé qué caray es, pues mejor defender las vidas y "el resto", que no sé que puede ser más importante que la vida, ya lo encontraremos, ¿no? ¿O quizás ha querido decir que ellos también protegerán nuestras vidas como lo hace "el resto"? Si es así, en este caso "el resto" sólo puede ser el personal médico. Entonces no entiendo la frase... ¿O es que el Gobierno hará de médico, de enfermera, de camillera, de personal de limpieza, etc?

En definitiva, hoy ha pasado un día más, que es un día menos en este calendario que no sabemos cuántas páginas tiene y en el que todos los números están en rojo. Un día menos para llegar a un futuro que no tenemos ni idea como será, pero que tenemos claro que no será ni bueno, ni fácil, ni sencillo. Y un futuro que, por encima de todo, vendrá muy lento.