El PP siempre ha tenido claro que había que aislar el País Valencià de Catalunya (y viceversa). Lo consiguieron políticamente creando un Partido Nacionalista Valenciano que llegó acompañado de la manita de un país de fantasía donde llovía maná. Hasta que la burbuja estalló y lo que empezó a llover fueron imputados, ruina moral y hierbas que brotaban en las grietas del cemento abandonado.

Y también consiguieron mantener el aislamiento geográfico. Que la zona más desarrollada económicamente de eso que denominan España todavía ahora no esté unida ferroviariamente, ya no digo con el ancho europeo, no, sino con una humilde vía doble, no tiene ninguna explicación decente. Y más cuando paralelamente se han dilapidado millones y millones de euros en líneas de tren, autopistas y aeropuertos no sólo inútiles sino absurdos.

Pero faltaba saber cuál era el proyecto del otro gran partido español. Y ya lo tenemos aquí. El viejo aparato del viejo PSOE representado por Susana Díaz firmó el viernes pasado una alianza con el presidente de Aragón, Javier Lamban, para defender lo que denominan "ramal interior" del Corredor Mediterráneo. Un nombre realmente divertido porque ponerle "Mediterráneo" a un eje que une Algeciras-Antequera-Madrid-Zaragoza-Barcelona-Figueres-Frontera Francesa, demuestra tener un gran sentido del humor. O haber faltado al jardín de infancia el día que explicaban los mapas.

¿Estoy diciendo que no hay que hacer una buena línea de mercancías uniendo a Algeciras y Francia por Madrid y Zaragoza? No. Estoy diciendo que hay prioridades. Y ojos. Y si miras las cifras de negocio y miras el mapa, lo más lógico es potenciar un eje mediterráneo que pase realmente por el mediterráneo, no por Mondoñedo. Y si pasa por Mondoñedo, no le llame Mediterráneo, llámele eje plutoniano, venusiano o como le plazca, pero nunca Mediterráneo. Y también digo que este eje ya tendría que estar hecho desde hace tiempo y en funcionamiento.

Y, sobre todo, digo que la prioridad de los gestores tendría que ser facilitar la creación de riqueza, bienestar y promover el bien común. Y, lamentablemente, por lo que vemos, la prioridad es boicotear el sentido común en nombre de no-se-sabe qué criterios políticos que quieren evitar la realidad de la geografía y la historia. Una lástima.