El caso de Emérito I es intolerable. Y una vergüenza. Y una tomadura de pelo. El hecho en sí, mucho. Pero también la gestión de la crisis. A servidor de usted le molesta mucho que le roben la cartera, pero todavía me molesta más que cuando voy a denunciarlo me detengan porque el chorizo me ha denunciado a mí por llevar cartera. Ahora bien, eso no quiere decir que nos den gato por liebre. Y esto está sucediendo con Corinna y su ventilador de la mierda.

La señora Larsen tiene todo el derecho a decir lo que sea para defenderse y para defender su patrimonio, independientemente de que lo haya conseguido de la manera que lo ha conseguido. Y la justicia suiza, a la cual sí que la puede calificar de justicia y no como a otras, es quien tiene que decidir si dice la verdad o no. Y si sus abogados le han aconsejado que dispare a Emérito I por elevación, pues mire, son estrategias. Pero eso no quiere decir que cada vez que esta señora abre la boca, todo lo que dice sea cierto. Y aquí es donde entramos los medios de comunicación.

¿Por qué cree usted que Corinna Larsen concede entrevistas? A la BBC o a la hoja parroquial de la Seu d'Urgell. Pues para instalar en la opinión pública un relato donde ella es la buena y Emérito I un corrupto de primer nivel. ¿Y servidor cree que él ha hecho todo eso que ella dice que ha hecho? Posiblemente, pero quizás no todo. Ella puede decir que como presidente del Barça, Bartomeu ha tomado al menos una decisión acertada. O que Cayetana no acabará en Vox. O que los desinfectantes de manos que nos obligan a ponernos en algunos establecimientos son de total confianza y no una mezcla de ácido fluoroantimónico, salfumán, cal viva y salsa de patatas bravas a granel servida a las cinco de la mañana en el Mesón Punk Tumaka.

Y ella puede decir que le parece increible que "estén convirtiendo 40 años de modus operandi de una empresa familiar en un foco sobre una persona —ella misma—, porque habrá centenares de cuentas en otras jurisdicciones". Pero que ella afirme eso en una entrevista no quiere decir que sea cierto. O no todo. Y cuando los medios hacemos el titular sobre la entrevista en la BBC tendríamos que dejar claro que eso es lo que ella dice, pero no titular dando por hecho que existen realmente estos "centenares de cuentas". El matiz es importante. Insisto, no porque no lo crea posible, no porque probablemente no sea verdad, sino porque no podemos despachar como ciertas las estrategias de defensa propia y ataque ajeno.

Porque en esta edad de oro del periodismo donde la gente cada vez se cree más lo que dice en Twitter el primer anónimo que lo que publicamos los medios, ha sucedido demasiado a menudo que han salido en portada y a cinco columnas graves acusaciones contra personas perpetradas a base de declaraciones interesadas, de presunto periodismo de investigación que era pura mierda elaborada con detritus o informes policiales falsos. Y no, no soy nadie para dar lecciones de nada, pero no me gusta que linchen a los otros con el mismo sistema que han utilizado para linchar a los míos o a mí mismo. Aunque pueda poner la mano al fuego que los otros son una pandilla de ladrones y de corruptos prevaricadores que no pagarán por sus delitos.

Y ahora ya me puede llamar bobo.