Hoy en el Parlament había sesión de control al Gobierno y al president. Y todo el mundo esperaba que alguna de las preguntas en Carles Puigdemont tuviera relación con la famosa comida secreta (que ahora ya no lo es) con Mariano Rajoy. Básicamente porque ha sido el gran tema político-periodístico del país hasta las 10 de la mañana.

Y Mireia Vehí, de la CUP, ha preguntado por los estibadores. Y Xavier García Albiol, del PP, ha preguntado por la sanidad pública. Y Lluís Franco (CSQP) ha preguntado por la ambivalencia del Gobierno, que unos días apuesta por la desobediencia y otros por la estabilidad.

Y entonces ha llegado el turno de Miquel Iceta. Y todo el mundo apostaba porque sería él. Y no. El líder del PSC ha preguntado: "¿qué está haciendo su Gobierno para preparar el referéndum del mes de septiembre"?. Después, en la réplica, ha chutado a las nubes con un "ahora sabemos que hay conversaciones, y lo celebro, y más tendría que haber, y cuantos más resultados haya, mejor".

La siguiente era Inés Arrimadas. Y todos (y todas) hemos pensado: "Hoooombre, ahora sí, seguro. Ella se lo preguntará. Porque si no lo hace ella ya no lo hará nadie". Y... tampoco. Ha fregado el palo cuando le ha preguntado al Presidente: "¿Usted se compromete a comparecer en el Parlament para explicar los contactos que está teniendo con el Gobierno de España?". Pero aquí se ha quedado. La respuesta del president en los dos casos ha sido que no hay negociación ni espera. La última intervención, la del portavoz de Junts pel Sí Jordi Turull, tampoco ha ido por ahí.

Cuando ha acabado la sesión, unos 30 periodistas hambrientos de información hemos invadido los pasillos del Parlament buscando algún bistec informativo. Y no hemos pillado ni un trocito de xopped caducado. Eso sí, no hemos parado de cuestionarnos, una vez tras otra, y entre nosotros mismos (y mismas): "¿Por qué nadie ha preguntado por el tema?". Y nadie ha encontrado ninguna respuesta. Ni siquiera Marta Rovira y Oriol Junqueras que pasaban por allí, y de repente se han encontrado rodeados de una multitud de periodistas que salían de todos los rincones y que les preguntaban por la cuestión.

Pero lo más sorprendente ha sucedido después, cuando Inés Arrimadas ha comparecido para hacer un "canutazo" (o sea, una comparecencia aquí te pillo aquí te mato), momento que ha inmortalizado Sergi Alcazar.

Después de decirnos que el president miente y que no da la cara, una compañera de TVE le ha preguntado claramente: "¿oiga, pero por qué no le ha preguntado si ha existido la famosa comida o no?. Y la respuesta ha sido sacar el violín y hacer un Stéphane Grappelli, un Yehudi Menuhin o un Jean-Luc Ponty (según gustos) y decirnos que ella le ha dicho que diga la verdad sobre sus reuniones. Y ha quedado dicho.

Total, que hoy hemos inaugurado un nuevo concepto: reunirse no quiere decir negociar y el tema no es si ha existido la reunión sino si se han dado explicaciones sobre la reunión. Y así ha sido como el día en que periodistas y políticos nos hemos/se han levantado pendientes de una comida, nos hemos marchado a comer sin que nadie preguntara si la comida había existido o no.

Conclusión: entre los temas que realmente interesan a la gente no deben estar las comidas entre el president catalán y el español.