Primer cuarto del siglo XXI. La técnica ha avanzado tanto que los seres humanos hemos sido capaces de desarrollar un sistema revolucionario consistente en que, cuando tú tienes que ir a un lugar a realizar una gestión, puedes pedir una cosa que le llaman Cita Previa. Este avance nunca visto consiste en que, dentro de las diversas posibilidades horarias que te ofrece quien te tiene que dar un servicio o atenderte, tú tienes la oportunidad de escoger la que te va mejor. Es decir, si tienes que pasar la ITV, ir al dentista, cortarte el pelo o resolver un trámite con la administración, miras el calendario que te proponen, buscas un agujero, clicas lo que te interesa más y el sistema te dice, por ejemplo: "Usted tiene cita el miércoles a las 10.45". Perfecto.

Para desarrollar el concepto "¿Qué entienden ustedes exactamente por 'cita previa'?, nos centraremos en la solicitada para pasar la ITV. Podría haber sido cualquier otra en cualquier otro lugar u organismo público, pero esta es muy ilustrativa y, además, coincide en que la he vivido hoy mismo.

Si he escogido este miércoles ha sido, precisamente, porque cuando me puse a pedir la cita previa, era el primer día en que les quedaban horas libres. Si no escogí, por ejemplo, ayer martes fue porque estaba todo lleno. Y si escogí las 10.45 fue porque de las horas que ya no estaban pedidas o todavía quedaban libres, esta era la que menos mal me iba. Si me hubiera ido mejor, por ejemplo, a las 11.30, habría escogido esa hora. Pero resulta que no, que escogí la opción de las 10.45 porque ellos me la propusieron porque era la hora para atenderme a mí. Y a los otros usuarios les dieron las horas pertinentes para poder ser atendidos a aquella hora. O así es como debería ser.

O sea, que si para pasar la ITV son necesarios en total 15 minutos y a mí me han ofrecido cita previa a las 10.45, se entiende que la cita anterior a la mía debería haber sido a las 10.30 y la posterior a las 11.00. Porque así todo el mundo puede ser atendido tranquilamente a su hora, que es la gracia y la ventaja de la cita previa. Y, sí, ya se sabe que la gente no es puntual, que a veces las cosas se alargan un poquito más de lo previsto y tal y cual, pero resulta que hoy, para pasar la primera parte de la revisión, he hecho cola hasta las 11.10. Y de la segunda he salido a las 12.17. Una hora y media para una cosa que, en el peor de los casos, habría necesitado 20 minutos. ¿Qué ha sucedido?

Pues que a la hora en que servidor de usted estaba citado había cola. ¿Cola? ¡Pero, cómo puede ser, si a las 10.45 sólo estaba citado yo! ¡Pero si en la página donde se escogen las opciones sólo era posible que un solo ser vivo bípedo escogiera aquella hora y aquella hora era la mía! ¿Cómo es posible, pues, que a las 10.45 delante de mí hubiera una cola de once vehículos, incluido un bus urbano, un camión de la basura y uno de bebidas? Aaaah, ya lo entiendo... que se les han acumulado clientes, porque ya se sabe que... Sí, sí, pero es que siempre que he ido me he tenido que esperar porque siempre hay cola. SIEMPRE. Y no menor. Y la revisión la tienen dividida en dos partes para que parezca que esperas menos, pero a la segunda he entrado a las 12, después de 45 minutos esperando.

¿Me están diciendo, pues, que dan más citas que posibilidad temporal tienen de atenderlas? ¿Me están diciendo que si cada revisión dura 15 minutos, ellos (y ellas) dan una cita previa cada 5 minutos —por decir una cifra—, con lo cual es imposible ningún otro escenario que no sea o cola o cola? Vaya, pues no den cita previa horaria. La dan por días y que todo el mundo vaya a la hora que le plazca, que total también hará cola. Y que aquello sea igualmente el desto de la Bernarda, pero sin hacer ver que el sistema está organizado y que tú escoges la hora que te va mejor porque el cliente siempre tiene razón. Un cliente que, por cierto, paga entre 40 y 50€ por una certificación oficial que te podría hacer el mismo mecánico donde pasas la revisión previa a pasar la ITV. Pero esta es otra cuestión.