22 de agosto del 2016, desaparece Diana Quer, una chica gallega de 18 años. El pasado 29 de diciembre del 2017 detuvieron a su presunto asesino. Durante este intervalo de un año y 4 meses hemos leído, visto y oído en los medios audiovisuales españoles una gran cantidad de mierda convenientemente disfrazada de información.

El caso de Diana Quer es un nuevo ejemplo del fenómeno llamado "si la mierda nos da audiencia, bienvenida sea la mierda. Y que no nos falte". Nuevamente estamos ante de una de aquellas noticias que "interesan a la gente" y a la cual, por tanto, hay que dedicarle horas y horas de especulaciones. Eso sí, siempre en nombre de la información, la verdad, el rigor y el periodismo. Y los que se revuelcan en el fango siempre son los otros.

Y así ha sido como hemos sabido que el día que fue asesinada, Diana Quer había salido sola de casa, cosa que la ha convertido durante este año y cuatro meses en sospechosa de haber provocado lo que lo habría podido pasarle.

Y así ha sido como Diana Quer ha sido el objetivo de todo tipo de especulaciones. Porque, como ya vimos con el caso de "la Manada" y este machismo genético que sufrimos, las mujeres que salen solas de casa por la noche es porque buscan emociones fuertes y, claro, ¿qué tienen que hacer algunos pobres hombres cuando se encuentran con esta situación, verdad? ¡Actuar como hombres, qué caray!

Y así ha sido como se ha vulnerado su intimidad y la de su familia especulando, imaginando, agrandando, insinuando e inventándose cuando ha hecho falta, la relación entre sus padres y con su hermana.

Y así ha sido como se ha ido engordando un caso que inicialmente era una desaparición y que ha acabado de forma trágica.

Y así ha sido como debajo el paraguas de una cosa denominada "periodismo de investigación", hemos podido leer noticias, titulares y piezas como estas:

 

 

Sí, Diana Quer daba audiencia y por eso ha hecho falta estirar y alargar una noticia que, para un periodista, debería finalizar cuando ha dicho que la chica ha desaparecido y, si la familia lo autoriza, cuando publica una foto por si puede servir de ayuda en las tareas de búsqueda. El resto no es periodismo. Es morbo. Y basura.

Y ahora que se ha aclarado el caso, aparecen muchas voces indignadas que acusan a los medios de haber actuado con indignidad. Y tienen toda la razón. Ha sido así. Pero estos medios han creado un monstruo para entretener al público. Y, me sabe muy mal, pero los consumidores de esta indignidad son corresponsables. Es humano querer limpiarse ahora la conciencia colectivamente y señalar a los otros, pero como sociedad no somos mucho mejores que los programas de TV matinales de las privadas ni las piezas publicadas por según qué medios.

Y eso sólo tiene un final: el día que nadie se mire ni lea las noticias protagonizadas por la desdichada Diana Quer de turno.