Cada día de juicio vamos añadiendo nuevas palabras y frases al diccionario de la causa especial 20907/2017. La de hoy, en la vertiente lúdico-festiva, es "Cabo Pérez y Cabo Puig". El autor es Ángel Gozalo, General Jefe de la Guardia Civil en Catalunya durante el 1-O, y lo ha dicho en un momento dado para poner un ejemplo. Preciosa. La expresión.

En la vertiente de frases peroquemeestadiciendoahorausted, hoy han aparecido como actos de violencia "las cadenas humanas" y la gente sentada en el suelo. Y de propina, el efecto inverso del gas pimienta que no era de pimienta. Este último concepto es tan complejo que nos tenemos que detener en él un rato.

El señor Gozalo nos ha explicado que los guardias civiles usaron el 1-O unos esprays que podrían parecer gas pimienta, pero que no eran de pimienta. Sin aclarar si eran de guindilla, tabasco o wasabi. Y resulta que esta arma tiene una particularidad consistente en que si el policía que lo utiliza dirige el dispensador hacia sí mismo, se rocía. Sabe como aquello de mear en alta mar o tirar las cenizas de la tía, que siempre hay que hacerlo a favor de viento, pues el mismo pero en picante. Una aclaración, la del señor Gozalo, como diciendo: "Cuidado, vigilemos, que esta arma puede poner en riesgo la salud de quien la utiliza. Sobre todo si no apunta bien".

Pero el premio al concepto que pasará a la historia de la humanidad mundial con ventanas a la calle lo gana el momento en que el señor Gozalo ha afirmado que la expresión "defendamos las urnas" es un "lenguaje prebélico". O sea, este señor que tiene un cargo muuuy importante en un cuerpo de seguridad que nos tiene que salvaguardar la democracia, ha dicho en un tribunal, y además Supremo, que defender querer votar y defender una urna no es violencia, no, sino que directamente es querer la guerra. Por lo tanto el sufragio de los ciudadanos es como aquello de los Hermanos Marx, pero adaptado: "Más papeletas, es la guerra"...

Afirmar eso explica tantas cosas de quién lo dice. Y no necesariamente favorables. Y oír eso hace que me pregunte dónde, cómo y quién le ha enseñado a este señor cuál es su función dentro de la sociedad.

Tampoco ha estado mal cuando, y ya que nos hemos puesto cinematográficos, gracias a otro de los testigos hemos vivido el momento "Aquellas imágenes que el viento se llevó". Ni Pérez de los Cobos, ni hoy Sebastian Trapote, responsable del CNP en Catalunya durante el 1-O, han sabido explicar por qué las imágenes grabadas por los cuerpos de seguridad españoles no fueron aportadas al sumario. Eso sería como un VAR, pero en vez de ir de goles y fueras de juego, va de hostias. ¿Si la acusación afirma que la gente pegó a policías y guardias civiles y ellos tienen imágenes de lo que sucedió durante sus actuaciones, pues que las enseñen, no? No hay mejor manera de probar que eso fue así.

Ojo, yo hablo por mí, pero si me acusan de haber pegado a una persona por la calle, yo afirmo que a quien pegaron fue a mí, y yo tengo imágenes del incidente, lo primero que hago es mostrarlas. Y se ha acabado el tema porque es la mejor manera de dejar claro que digo la verdad. Ahora bien, ¿usted no encontraría extraño que yo ofreciera una versión de los hechos, pero no enseñara las imágenes que tengo y que probarían lo que digo?

Y del resto le destaco que 1/ José Antonio Nieto, secretario de Estado de Seguridad cuando los hechos que nos ocupan, dijo el lunes que la policía tenía orden judicial para entrar en la sede de la CUP el 20-S. Hoy Trapote ha dicho que no. Por lo tanto, uno de los dos miente y mentir cuando eres testigo es un delito, 2/ Trapote ha desmentido que hubiera abuelos y discapacitados haciendo de escudos humanos. En todo caso en los lugares de votación "había algún niño" y 3/ para demostrar el clima de violencia existente, Ángel Gozalo ha manifestado que contó "131 conductas de desafección a la Guardia Civil". He buscado en el código penal y no he sabido encontrar qué tipo de delito violento es este. Pero claro, si defender querer votar es crear un clima prebélico, no quiero ni imaginar que debe ser manifestar 131 faltas de afecto o de estimación a la Guardia Civil.