Es a todas horas. Por twitter, mar y aire, que diría Carles Capdevila. Y sin avisar. A traición. Aprovechan que estás distraído y... ¡PATAPAM! Ya te la han clavado. Y nunca mejor dicho. Con primeros planos de detalle. No fuera que consiguieras evitar la imagen mirando hacia otra parte de la pantalla. Y es una vez y otra. Sin cesar. Y cuando crees que ya está, siguen. Es un bucle sin final. Y lo más terrible es que estamos ante una perversa evolución de otra práctica visual que durante prácticamente un año ya nos puso incluso los pelos de las rodillas de punta. ¿Se acuerda, verdad, de aquello de los palos por la nariz?

Sí, es que todo esto empezó con el puto palo por la nariz. Yo creo que ni reencarnándome treinta y cuatro veces, no necesariamente todas como humano, conseguiré ver tantos palos diferentes entrando por tantas narices diversas. Tanto en la variante PCR como en la de antígenos. Que, por cierto, eso último yo al principio pensaba que eran de "dentígenos" y que, lógicamente, era una prueba que hacían en los dientes. Y no. Un fenómeno parecido al que sufría al principio de los anuncios de Carglass en la radio. Ya hace años. Yo no entendía Carglass sino Carles. Y aparecía una voz que decía "¡Hola, soy Joseba de Carles! Carles cambia, Carles repara". Y servidor de usted no entendía nada. Y pensaba "¿en qué quedamos? ¿Si la empresa se llama Carles, qué pinta aquí el tal Joseba? Y, le diré más, quién caray es Joseba"?. Y no. No era Carles. Pues eso.

Total, que tú ahora estás tranquilamente en tu humilde domicilio, con tu burbuja y tal y cual, y dices: "Mira pondremos un ratito las noticias de la TV a ver qué sucede de malo hoy con las vacunas". Y estás allí, cenando tus macarrones con la máxima dignidad posible (o comiendo, o merendando, porque esto es a todas horas), y en los informativos de todas las cadenas te van diciendo que si "observe que vacuna han retirado del mercado hoy y donde"... que si "el motivo es que han encontrado seis casos de trombosis entre trentamilmillones de administraciones" y que para evitar una probable mortalidad no demostrada del 0,000000000000000001% se dejarán de administrar unas dosis que, de ser pinchadas, salvarían miles de vidas y evitarían el ingreso hospitalario de centenares de miles de personas, algunas de las cuales tendrán secuelas de por vida.... Y mientras te lo sueltan, venga imágenes de agujas arriba. Y venga imágenes de agujas abajo.

¡Pero, qué manía esta de ilustrar todas las noticias de vacunas de la COVID con imágenes de agujasentrando en brazos! Ojo, y no de paso, no. ¡No, no, que se vea bien! Nada de disimular un poquito. Nada de un cierto misterio buscando un mínimo erotismo de la inoculación. No, no primeros planos de detalle, como si fueran genitales en una película porno barata. La pantalla del televisor llena de carne, que en el caso que nos ocupa consiste en indefensos brazos enganchados a cuerpos de personas que mientras la aguja penetra en su no menos indefensa carne ponen una indefinida cara de circunstancias. Como de "yo pasaba por aquí y me han metido una banderilla con alegría".

¡QUE NO HACE FALTA! Que ya sabemos cómo funciona eso de las vacunas. ¡No hay que verlo decenas de veces por segundo! ¡Que somos sensibles! ¡Que ya nos hemos desmayado encima de los macarrones muy por encima de nuestras posibilidades! ¡Que ya no podemos más! ¡Que para dormirnos ya no contamos ovejas sino jeringas penetrando en brazos! Que, como diría al maestro Cuní: ¡Prou, prou, prou! ¡¡¡Basta ya de agujas!!!