Lo dijo Felipe VI en un discurso ante el cuerpo diplomático acreditado en Madrid: "Quiero agradecerles el apoyo sin fisuras que la comunidad internacional ha ofrecido a España ante la crisis más grave que hemos tenido que afrontar en nuestra historia reciente".

O sea, para el Rey, que nunca habla por boca suya sino en nombre de este Estado del cual es un asalariado, esto de los catalanes es más grave que ETA, que los 215 muertos causados por el terrorismo yihadista en los trenes de Atocha y en la Rambla de BCN, que el 23-F o que la crisis económica y bancaria que ha dejado millones de ciudadanos en una situación de semi pobreza.

Y naturalmente mucho más grave que una crisis democrática que sufrimos en tiempo real y donde 1/ se inventan artículos de la Constitución para hacer desaparecer autonomías y destituir gobiernos, 2/ se inventan leyes para encerrar preventivamente personas por delitos que no han cometido, 3/ los ciudadanos estamos indefensos ante cualquier ocurrencia de quien posee y aplica la ley sin ningún control, 4/ se ha instaurado un régimen del miedo en que a la gente se la cita a declarar ante la justicia por una opinión, por un chiste o por el comentario de un personaje de ficción, 5/ derivado del punto anterior, han conseguido que el clima de miedo creado desemboque en una cosa todavía peor que la censura: la autocensura, 6/ en unos diarios de papel con más pasado que futuro se hacen listas negras de colaboradores y periodistas que no comulgan con la línea dura de quien paga el mantenimiento de la broma y acaban todos despedidos sin ninguna explicación, 7/ se cita a declarar a grupos de maestros acusados de extender el odio para humillarlos y provocar el miedo al resto del colectivo, sobre el cual ya han puesto el cuerno, 8/ se está tuneando el Estado de Derecho como no se había visto nunca en la Europa occidental y la opinión pública española está encantada, la progresía está escondida y la izquierda se dedica al macramé, 9/... y podría seguir, pero ni en la red (toda ella) hay bastante espacio para resumir lo que está pasando en un Estado donde la separación de poderes ya no es una realidad sino una hipótesis.

"La crisis más grave que hemos tenido que afrontar en nuestra historia reciente" la afrontan con un ministro de Justicia llamado Catalá (eso es justicia cósmica) decidido a demostrarnos que, aparte de licenciado en Derecho y miembro del Cuerpo Superior de administradores Civiles del Estado, puede ver el futuro. Y, gracias a este don que le ha regalado la madre naturaleza, él ya sabe lo que decidirán los tribunales dentro de unos meses. Si tenemos suerte, la próxima semana nos dirá los números de la loto y aún nos sacaremos un sobresueldo.

"La crisis más grave que hemos tenido que afrontar en nuestra historia reciente" ve como la lista de imputados crece día a día con unos criterios que obedecen a un intento de escarmiento colectivo que aplican sin importarles ejercer a la luz del día toda la guerra sucia de la que son capaces contra un movimiento pacífico que sólo quería votar y que se ha convertido en un clamor para preservar la democracia.

Estamos avisados. Y no habrá rehenes.