En España no hay un euro. Lógico, hay muchas manos sobando la caja y pillando los billetes con una alegría comparable a la de la presidenta de la Comunidad Madrid delante de una foto de José Antonio y "los flechitas". Por lo tanto, el Gobierno se ha puesto a limpiar la tapa del yogur. Y ha encontrado la solución más sencilla de todas las soluciones que se hacen y se deshacen: los autónomos. La excusa es que "hace falta reformar" el sistema de pensiones, un eufemismo que traducido quiere decir "eso se hunde y necesitamos pasta". ¿Y aquí, quien paga, aunque no trabaje, sin que nunca pase nada? Va, dígalo conmigo... ¡los a-u-tó-no-mos! ¡Una fiesta!

Los autónomos (y las autónomas) son como un tampón. 1/ No se notan, 2/ no se mueven y 3/ no traspasan. Vaya, que 1/ cuando desaparecen no pasa nada porque lo hacen en silencio sin huelgas, manifestaciones, ni cortes de carreteras, 2/ pagan y callan, siempre quietos sentados en la puerta de su gestor por si hace falta llevar otro papel más y 3/ no se mueren nunca porque, de hecho, ni siquiera se ponen enfermos. Por lo tanto son el blanco más fácil a la hora de pasar el rastrillo. En este caso en forma de reforma del RETA, el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos, y para implantar una cotización en función "de los ingresos reales de los trabajadores". Traducido quiere decir recaudar un 50% más de los autónomos, que en euros serían unos cinco mil cien millones anuales. Realmente una cifra que no está mal. Sobre todo cuando la sacas de lamer los bífidus sobrantes.

A la hora de venderlo, el argumento es que no será una subida generalizada sino que quien gane más pagará más. Vaya, que un autónomo que gana mil euros al mes no puede pagar la misma cuota que quien gana cinco mil. Por lo tanto el próximo año unos dos millones cien mil autónomos verían cómo su cotización se queda como mínimo igual que ahora y a unos setecientos mil les aumentaría. Pero hagamos números a ver si esta maravilla de la redistribución es tan maravillosa. La línea que separará los unos de los otros a partir de ahora será una facturación superior a 25 mil euros anuales. Eso son 2.084€ mensuales, suponiendo que en agosto facturen. De aquí hacia arriba pagarán más hasta un máximo de 433,48€, pero quien ingrese de los 2.083€ al mes para abajo pagará lo que era la cuota mínima hasta ahora, o sea, 289€ mensuales. Haciendo la resta correspondiente, al autónomo le quedan 1.794€ limpios, pero falta descontarle el 15% de IRPF para dejarnos el sueldo neto en 1.525€. Por lo tanto, cobrando 2.083€ mensuales, de entrada ya pagas 558 en impuestos. Eso significa un 26,78%.

A ver, no sé usted, pero servidor encuentra un poquito excesivo que el tipo impositivo de alguien que supera por poco el mileurismo sea del 26,78%. Y más todavía cuando los ingresos de un autónomo son de todo menos regulares. Un mes puedes facturar 2.083 euros y pagar 558 en impuestos ya de entrada, perfecto, pero si en el siguiente facturas sólo mil, ¿qué haces? ¿Cómo pagas los putos 558 €? ¿Robas una tienda de móviles, te haces saqueador profesional y aprovechas las manis para obtener unos ingresos extras vaciando escaparates? ¿U optas por una cosa menos vistosa pero más practica y descansada, que es lo que la administración te invita a hacer para poder sobrevivir? Es decir, trabajas en negro y, mire, ya lo encontraremos. O no...