En un país donde cada vez se lee menos, resulta que desde hace 24 horas no paramos de hablar de un texto escrito en forma de artículo. El de Joan Tardà en El Periódico.

Entro brevemente en el contenido de la pieza para decir que, ya que el debate generado es sobre la mano tendida del diputado de Esquerra a los Comuns y al PSC, he estado buscando opiniones recientes suyas sobre el partido de Miquel Iceta. Y he encontrado este tuit del 2 de abril:

Y también he encontrado una frase del pasado 29 de noviembre donde Tardà criticaba a los socialistas porque "sin su complicidad no habría sido posible el 155, ni la supresión de la autonomía catalana, ni habría habido encarcelamientos". Y una del 14 de diciembre donde interpelaba directamente a Iceta: "Tendría que haber denunciado el encarcelamiento de los dirigentes soberanistas. Nos ha entristecido mucho que una pata del catalanismo haya dado apoyo a al secuestro del Govern de Catalunya (...) Eso supondrá un alejamiento con el PSC que será difícil de superar".

Pero si vamos al concepto, la idea de Tardà sobre los ingredientes necesarios para crear una alternativa de izquierdas la encontramos resumida en una entrevista que le hizo Marc Font el 7 de abril del 2016 en El Crític: "Lo que tendría que marcar los primeros 15 años de la República tendría que ser un partido socialdemócrata radical, que es ERC, gobernando o creando hegemonías con las izquierdas alternativas. En los próximos años, ERC tiene que ser como la ERC de los años treinta, que era capaz d'entenderse con el anarcosindicalismo y con la Unión Socialista, es decir con el espacio de los Comuns y de la CUP".

Por lo tanto, la pregunta es: ¿qué ha cambiado en este tiempo para que de la alineación de Tardà desaparezca la CUP, con el número 3, y entre con el dorsal 4 un PSC del que no quería saber nada no hace mucho?

Pero aparte de eso, que tendría que ser un tema a seguir, me interesa mucho más lo que la gente ha dicho del artículo y a partir de qué lo ha dicho. Es una lástima que no tengamos una máquina capaz de saber cuántos de los que han opinado del artículo se lo han leído entero, cuántos han leído fragmentos escogidos por sí mismos, cuántos han leído fragmentos sacados de resúmenes elaborados por otra persona, cuántos se han quedado solo en el titular y cuántos han opinado a partir de interpretaciones ajenas de quien no necesariamente se lo había leído.

Y mire que es sencillo, encontrar el artículo. En la era del papel aún tenías que salir a la calle, ir al quiosco, pagar el precio del diario, buscar la página y leerlo. Ahora, mientras esperas que se caliente la cafetera de casa o del trabajo, tecleas dos palabras y ya lo tienes gratis en tu dispositivo móvil (cómo me gusta la frase) dispuesto a ser leído.

Por lo tanto, la gran cuestión, aparte de lo que ha escrito Tardà, es lo que la mayoría de la opinión pública concluya que ha escrito Tardà, que no necesariamente es lo que ha escrito realmente. Porque será esta conclusión general la que quedará, por mucho que sea fruto de un inocente malentendido colectivo o de una tergiversación masiva teledirigida. O incluso puede que lo que quede sea lo que ha escrito realmente, que también podría suceder...