El día 8 de enero del 2020 pasará a la historia de la TV. Mundial. El programa "Planeta Calleja", que dirige Jesús Calleja, se llevó a Ana Botín, presidenta del Banco de Santander, a Groenlandia. El objetivo era concienciarla a ella y a los espectadores de cómo nos está afectando el cambio climático.

Pero el programa no pasará a la historia por esta cuestión tan noble y loable. Ni tampoco porque la señora Botín nos explicara cosas de su vida personal y de la relación con su padre, Emilio Botín. No, este programa se sitúa ya en el olimpo de la televisión mundial porque fue emitido simultáneamente por los canales Tele5, Cuatro, Divinity, Energy, FDF y BeMad. Es decir, las seis cadenas de Mediaset ofrecieron exactamente la misma programación a la misma hora. Era o Botín, o Botín, o Botín, o Botín, o Botín, o Botín. Le llaman variedad.

Naturalmente la señora Botín tiene todo el derecho a pagarse de su bolsillo, donde hay dinero gracias a los clientes de su banco, una campaña de imagen (o 45) usando el cambio climático, las ballenas, el hambre en el mundo, las guerras o la quinoa. Y le diré más, me parece fantástico que, si le hace ilusión, se construya un ambicioso plan para potenciar su imagen pública y presentarse ante la sociedad como alguien sensible y normal. Esta señora tiene todo el derecho a comprar los espacios que crea necesarios y donde le apetezca para mostrarnos que es como usted y como yo, pero en muy rico.

Otra cosa es el medio que acepta participar en la campaña, naturalmente cobrando, y lo que eso implica. Porque, claro, ¿el día que el Banco de Santander tenga algún problema o genere alguna mala noticia, Mediaset informará de la cuestión o callará? Es la misma pregunta que nos hicimos aquel otro famoso día histórico en que las portadas de los 7 principales diarios de papel estuvieron ocupadas por un anuncio de este mismo banco. Concretamente sobre becas para jóvenes.

Imagino que estas campañas, que están muy pensadas por gente que sabe mucho, las hacen porque dan resultados. Ahora bien, yo que de campañas de imagen (tampoco) no tengo ni idea, creo que el exceso nunca es bueno. No sé cómo lo ve usted, pero tengo la sensación de que cuando te ametrallan con una campaña por tierra, mar y aire, es muy probable que los receptores recibamos aquello, no como un inocente programa de entretenimiento y de concienciación sino como el publirreportaje de un producto denominado Botín, que te lo comes quieras o no. ¿Había que emitirlo por las seis cadenas de Mediaset el mismo día a la misma hora? ¿Hacía falta este exceso? ¿Era necesaria esta avalancha botinesca?

Desconozco cuánto ha costado esta campaña, pero creo que han tirado el dinero. Cuando el año 2010 la familia Botín regularizó una deja de unos 2 mil millones de euros (sí, sí, lo ha leído bien, DOS MIL MILLONES DE EUROS) que tenía en Suiza Emilio Botín Sanz de Sautola López, patriarca de la familia, abuelo de Ana Patricia Botín-Sanz de Sautuola O'Shea y padre de Emilio y Jaime Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos, no les hizo falta hacer ninguna campaña. Pagaron los 200 millones de euros de multa necesarios para regularizar la situación con el Estado español (sí, sí, DOSCIENTOS MILLONES DE EUROS), y tema resuelto.

¿Y usted leyó entonces algún titular descalificando al señor Botín? ¿Leyó en la prensa algún editorial insultándolo o vejándolo? ¿Diciendo que era un ladrón? ¿Que su familia era "un clan"? ¿Que traficaba con dinero negro? ¿Que era un corrupto? ¿Que tenía una doble moral? ¿No, verdad? Su imagen quedó inmaculadamente impoluta. Y sin tener que salir en todas las cadenas de televisión de uno de los grupos de comunicación más importantes de Europa explicándonos que tocaba el piano, cocinaba pasta o que querría haber sido periodista.