Hace muchos años, cuando servidor de usted era joven, la culpa de todas las crisis económicas era que subía el precio del dólar. Claro, con un dolar alto, teníamos que pagar más por las importaciones, y todo se encarecía, y bla, bla, bla. Pero un día bajó el precio del dólar. Y, ¿sabe qué sucedió? Que vino una crisis. Por culpa de la bajada del precio del dólar. Claro, con un dólar tan bajo las exportaciones se resentían, las empresas ingresaban menos y bla, bla, bla. Total, que la culpa siempre era del dólar. Subiera o bajara. Hasta que un buen día llegó el euro y se acabó para siempre la cancioncilla del precio del dólar. Pero siguió habiendo crisis. Y todavía peores.

Pues con los peajes me está pasando una cosa parecida. Recuerdo como si fuera ahora aquellas concentraciones en varios de nuestros queridos peajes reclamando su IN-ME-DI-A-TA eliminación. Era la campaña del "No quiero pagar" que venía acompañada del no menos famoso concepto llamado: "España está llena de autovías que las han hecho en medio de la nada, que son como nuestras autopistas pero totalmente gratuitas". Era cuando los peajes eran el coco. Aparte de un robo a mano armada, significaban una injusticia y una discriminación.

Y lo más desesperante es que siempre teníamos a tocar la fecha en que el peaje tenía que desaparecer, pero cuando llegaba... se alargaba 10 años más la concesión porque la empresa adjudicataria se comprometía a construir un carril más y a cambio reclamaba mantener la explotación. Y así ha pasado nuestra vida, viendo cómo se iban renovando las concesiones de los peajes. ¡Hasta este miércoles! Porque a partir de este día glorioso será gratis total ir por la AP7 desde Tarragona a Alicante. ¡VIVA!! 50 años después los usuarios de esta vía nos ahorraremos unos cien millones de euros anuales. ¡ALEGRÍA!

¡¡¡Pero espere, que tengo mejores noticias!!! ¡En agosto del 2021 se acaba la concesión del tramo de la AP7 entre Tarragona y La Jonquera, de la AP2 entre El Vendrell y Zaragoza, el de la C32 en el Maresme y el de la C33 en Montmeló! ¡TOOOOOMA! ¿Qué, brindamos por esta gran noticia? Pues no. No brindamos. Porque ahora resulta que es terrible que desaparezcan los peajes.

¿Sabe qué pasa? Pues que sin empresas cobrando peaje y por lo tanto ingresando muchos millones, ¿quién pagará ahora el mantenimiento de las autopistas? La administración no mucho porque tiene otras prioridades. Por lo tanto, estas fantásticas vías de comunicación en poco tiempo acabarán convertidas en inmensos quesos emmental llenos de agujeros. Pero eso no es lo peor. Sin peajes aumentará el tráfico, y eso quiere decir más atascos, más contaminación, más riesgo de accidentes y menos uso del transporte público. Y sucederá otra cosa consistente en que los pueblos donde ahora están los peajes dejarán de cobrar los impuestos correspondientes y eso significará un agujero en sus presupuestos que tendrán que compensar de alguna manera. O bien bajando gasto social o bien subiendo impuestos.

Total, que al final quizás habrá que poner en marcha la famosa viñeta, que ya pagan en varios países de Europa y que es una tasa anual de entre 40 y 110€ que sirve para financiar el mantenimiento de las infraestructuras, o bien hará falta implantar al conocido como peaje en la sombra, que ya existe en el caso del Eje Transversal, por el cual todos los catalanes pagamos 40 euros el año. Pero claro, si esto sucede pagaremos todos, no solo los que hasta ahora circulaban por los peajes. Y eso no es justo, ¿verdad?

O sea, desaparecen los peajes del siglo XX y llegan los peajes 2.0 del primer cuarto del siglo XXI, que sirven para enseñarnos que, al contrario de lo que creíamos, nada es gratis.