Cada año por estas fechas, recapitulamos aquello que nos ha impactado. Parece que entre el mordisco de turrón y la copa de cava es el momento para repasar qué hemos hecho bien y qué no tan bien durante los últimos 365 días. En la radio, en la tele, en los diarios, encontramos un resumen de las noticias anuales. Está claro que las noticias de gran impacto a la sociedad no tienen por qué ser las que tengan un gran impacto a nuestra vida. Todos tenemos seres queridos que nos han dejado, y también nuevas vidas que han llegado, por mencionar sólo aquellas fechas que nos marcan como persona, el día del nacimiento y el de la muerte. En ciencia también se hacen múltiples recopilaciones de lo que se denominan las noticias rompedoras del año. Es una buena manera de recapitular los mayores avances en diferentes disciplinas científicas.

Las grandes revistas científicas se dividen un poco la tarea. La revista Science, por ejemplo, deja votar a sus lectores (mayoritariamente científicos) para que escojan los avances a más rompedores del año (Breakthrough of the Year). Otros hacen énfasis en los protagonistas, los científicos que más han contribuido al avance o personas que más han impactado en la ciencia dentro de un año determinado, o aquellas que se considera que serán más influyentes el siguiente año. Me podéis preguntar cómo se puede predecir quién será más importante o hará el avance más rompedor cuando todavía no ha pasado. Quizás os puede parecer que los científicos tenemos una bola de cristal para prever el futuro, perolo cierto es que como los avances científicos necesitan mucho tiempo para realizar experimentos y ensayos, para desarrollar y argumentar, mucho antes de la publicación de un trabajo, vamos presentando los pequeños avances en forma de píldoras y, por lo tanto, no se trata tanto de hacer un juego de imaginación como de deducción. La ciencia se basa en hechos y realidades más que en predicciones, aunque puede haber sorpresas inesperadas, ciertamente.

Hace dos años os expliqué el desarrollo de una nueva terapia génica para una enfermedad rara letal, y el año pasado os hablé del desarrollo de un embrión de pez célula a célula. Este año, en cambio, tengo que admitir que me ha cautivado la lista de las imágenes científicas más espectaculares, según la revista Nature. Todas tienen su historia, y he escogido unas pocas para iluminar un poco este Fin de Año, y para comparar, os he puesto otras al lado. Muchas veces, la realidad supera la ficción.

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A la izquierda, foto espectacular de Stentor, unos protozoos unicelulares, obtenida por Igor Siwanowicz, con proyección de color según profundidad, que ha ganado el segundo premio de la Nikon Small World Photomicrography Competition). A la derecha, la imagen que encontraréis en la Wikipedia de los mismos protozoos, que viven en lagos y ríos de agua dulce, vistos en la lupa. Los Stentor, también denominados animálculos trompeta por su forma de copa estirada, son protozoos ciliados que viven del filtraje del agua que mueven con sus cilios.

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A la izquierda, la foto real de un pez payaso del mar Rojo, protegido por una anémona (foto de Morgan Bennett-Smith en Nature), comparada con una imagen similar de la película de animación Buscando a Nemo. Lo que más destaca de la imagen es el color blanco de la anémona. A causa del cambio climático, las aguas de los mares se han calentado. Este incremento de temperatura hace que se rompan relaciones de simbiosis como la de las anémonas y los corales con algas simbiontes, que son las que le dan la coloración, provocando la decoloración de los huéspedes. Los mares se nos llenarán de anémonas sin color.

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A la izquierda, una imagen del efecto lotus, de extrema hidrofobicidad (foto de Navesh Chitrakar, en Nature). Las hojas del lotus tienen propiedades de autolimpieza y repulsión del agua, de forma que las gotas de agua quedan perfectamente delimitadas. Vemos una pequeña rana dentro de su gota, viajando sin problemas sobre el agua, en el valle de Katmandú. A la derecha, podemos encontrar al rey de las ranas a la película Shrek 3, viviendo en su lotus, pero sin la gota de agua que le asegure la hidratación necesaria para la respiración vía cutánea que pueden realizar los anfibios.

foto marfany

Y para terminar, a la izquierda, la considerada imagen del año: la foto, por primera vez, de un agujero negro. Se observa una anilla de luz que rodea un supermasivo agujero negro en el centro de una galaxia a 53 millones de años luz de la Tierra. Uno de los miembros del grupo de astrónomos que la consiguieron comentó que le parecía que estaba mirando las puertas del infierno (literalmente), pero a mí más bien me recuerda el iris de fuego del ojo de Sauron, de la conocida trilogía de películas "El Señor de los Anillos".

Y ahora decidme si la realidad no nos ofrece imágenes tanto o más sugerentes que las de ficción.