Primero fue la restauración del Ecce Homo de Borja, que se hizo viral en todo el mundo y se convirtió en motivo de millones de memes. La autora de la restauración, si se puede llamar así, Cecilia Giménez, una mujer de buena fe, no podía imaginar en 2012 el revuelo que causaría su inocente pintura, con la que deformó completamente el aspecto del original. Pero tampoco podía imaginarse que la chapuza se transformaría en un fenómeno que ha traído a cientos de miles de visitantes y, por lo tanto, riqueza.
Ahora ha sido la Virgen de la Esperanza Macarena, una talla del siglo XVII, símbolo absoluto de la identidad de Sevilla. Entre los días 16 y 20 de junio, el equipo del catedrático Francisco Arquillo la sometió a una restauración. Pero el resultado ha sido una chapuza peor que la de Borja. Incluso The Times ha titulado "Virgin Mary given plastic surgery look in botched restoration”. Es decir, "la Virgen María se somete a una cirugía plástica en una desafortunada restauración". Efectivamente, la Virgen ha cambiado de cara. Y de ojos. Y de esperanza ha pasado a tener cara de tristeza y desesperación. Menos mal que informaron de la restauración, porque con los tiempos que corren hubiésemos pensado que Dios nos anunciaba el fin del mundo.
Si cada vez que se toca una pieza de arte se hace una desgracia, ya sabemos cómo acabarán las pinturas de Sijena
El caso es que después de días sin dar ninguna explicación a los hermanos y devotos, la Hermandad de la Macarena ha roto el silencio a través de un comunicado —¡ojo, difundido a las cuatro de la madrugada!—, en el que centraba el peso de la responsabilidad en el profesor Arquillo, pero también anunciaba la dimisión del mayordomo y el prioste, los responsables de la gestión, custodia, cuidado y preparación del patrimonio de la hermandad.
Se entiende perfectamente lo que le ocurre a la gente de Sevilla. En la vida real también hay personas que pasan por el quirófano y parece que hayan entrado en un proceso de testigos protegidos. Y se entiende también que a una virgen o un santo te los tienes que creer. En mi pueblo cogieron a un amigo de modelo para un cuadro de San Sebastián, y ahora cuando veo al amigo veo al santo y cuando veo al santo veo al amigo. Y no sé lo que es peor. Con la iconografía religiosa no se juega. Es como si a la Moreneta la sometieran a un blanqueamiento de piel como a Michael Jackson. Toda una civilización se hundiría.
De todo esto solo veo una conclusión. Si cada vez que se toca una pieza de arte se hace una desgracia, ya sabemos cómo acabarán las pinturas de Sijena. El presidente de Aragón dice sentirse engañado por parte del patronato del MNAC —Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona y Ministerio de Cultura—, después de que el museo presentara un documento en los juzgados alegando "incapacidad técnica" para cumplir con el plazo del traslado sin ponerlas en riesgo. Dice Jorge Azcón que exigirá la ejecución forzosa de la sentencia para que vuelvan a Aragón de forma inmediata. "A las buenas o a las malas". Pues nada, que de camino a Borja para ir a ver el Ecce Homo, podrán parar en Villanueva de Sigena a ver cómo han quedado las pinturas. Lo dijo Álex de la Iglesia para alabar la restauración de Cecilia Giménez: “es un icono de nuestra forma de ver el mundo”. Sí. La de Berlanga.