Hay dos causas judiciales polarizadas y luego está el caso Koldo. Para el espectro progresista, las dos instrucciones que afectan al entorno familiar directo de Pedro Sánchez son no-causas, artefactos político-judiciales con escaso fondo penal pero útiles para apuntalar la imagen de Sánchez acorralado. La dirección del máster de Begoña Gómez fue pública desde su fichaje en 2020, presumió de fotos con los Javier Hidalgo de turno desde el primer día y solo se instruyó cuando Manos Limpias interpuso una batería de titulares contando lo ya conocido, además de algún otro bulo. Un año después, el juez sigue sin saber de dónde tirar para encontrar algo. Una querella similar le cayó a David Sánchez, años después de que se creara y adjudicara su plaza, con Manos Limpias como artífice que presume de saber en qué juzgados caen. Ninguna de las dos tiene argumentos penales demasiado sólidos y tampoco encajan en el marco de la corrupción. Hacia la izquierda es acoso a Sánchez, hacia la derecha, la imagen del nepotismo y la degradación. 

Luego está todo lo que va saliendo al tirar del hilo de Koldo García. El asesor de José Luis Ábalos grabó y guardó las suficientes conversaciones para apuntar a varios miembros del PSOE con más o menos motivos. Con el número tres del PSOE, Santos Cerdán, habló seguro y ahora puede acabar en un informe que no llega (faltan todavía unos días). Ya sabemos el nombre del director del mismo. El teniente coronel de la UCO, Antonio Balas, sacado del anonimato por unas grabaciones en las que una afiliada del PSOE, Leire Diez, llama “camorra” a la Guardia Civil y busca ir a por él con tintes paranoico-persecutorios. Balas es un corredor de fondo en la Unidad de Delincuencia Organizada, un instructor sólido que ha ido de Rodrigo Rato al caso de los ERE, con decisiones polémicas como mandar la notificación de imputación de Manuel Chaves al Congreso o informes donde se insinuaba más de lo que conseguía demostrarse. Pero ese es su papel, apuntar a indicios que debe concretar un juez. Por eso es un error quien tenga la tentación de enfrentarse a la UCO. 

Señalar a quien te investiga sin conocer de qué te acusan nunca acaba bien

Al caso Koldo le falta concretar el alcance real de Santos Cerdán, comprobar que las supuestas mordidas de contratos que le imputan las informaciones no se basan únicamente en un “Koldo dice que”. Falta también pillar a Ábalos, a quien solo se le puede imputar de momento las gestiones de Koldo para mantener su tren de vida con mujeres a costa del erario público. Pero también falta lo que la UCO quiera que falte. Porque el instructor puede estirar una causa hasta el infinito si ve flancos por donde ir. De ahí el error de querer acusar a esta unidad anticorrupción de actuar como el juez Juan Carlos Peinado.  

Hubo policía patriótica (todavía sin depurar, a estas alturas), hay y habrá instructores que ceden a su sesgo político, informes poco sólidos y decenas de ejemplos de causas que quedan en nada y solo sirvieron para calentar un lado del tablero parlamentario. Aun con esas, señalar a quien te investiga sin conocer de qué te acusan nunca acaba bien. 

Al final, y más después de los “años patrióticos”, las instrucciones caen por su propio peso y dejan en la orilla lo mucho o poco que arrastran. El ridículo del líder de los socialistas extremeños va por ahí. Tiene razones suficientes para defenderse del supuesto enchufazo, pero ha decidido levantar una cortina de humo mayor que la que denuncia. Prometió no aforarse para defenderse de la juez y lo ha hecho tres meses después, apartando a cinco cargos que iban a tomar posesión del escaño este jueves. Tras aforarse, su primera propuesta a la presidenta extremeña, María Guardiola, será eliminar los aforamientos. Con este show, ya es indiferente cómo se creó la plaza de Dirección de Enseñanzas Artísticas en la Diputación de Badajoz y cómo acabó ahí David Sánchez. Acusar a la juez de construir una causa —como argumenta a su vez la fiscalía— es menor después de fundir su carrera política negando aforarse, aforándose y pidiendo eliminarlo después. Como moraleja común a todas las causas abiertas a uno y otro lado (las del PP dan para tribuna aparte), para defenderse es conveniente mantener la coherencia de la propia defensa.