En un artículo anterior traté las principales magnitudes del sector salud en Catalunya, extraídas de un informe recién elaborado por el CTESC. Tal como pusimos de relieve y es fácilmente perceptible en nuestra vida cotidiana, se trata de un sector de gran importancia económica y social. Nos quedamos en el punto del gasto en salud, subrayando dos aspectos que resultan indicativos del perfil que presenta el sector: un gasto público relativamente bajo comparado con los países europeos avanzados, y un sobrepeso de la financiación privada, directamente de nuestros bolsillos. De esta última característica sirve de referencia el hecho de que cerca de una tercera parte de los catalanes tienen doble cobertura (la pública y la que pagan a través de seguros privados).

El informe del CTESC que estamos tratando da un repaso de carencias que presenta el sector, centrando la atención en la parte que afecta a la prestación de servicios y el gasto del sector público. Antes de presentar algunas de estas carencias, quiero hacer mención de dos factores que pueden ayudar a entender dónde estamos: el aumento de población y el envejecimiento.

En poco más de 20 años, la población atendida por el CatSalut ha crecido en una cifra que se acerca al millón de personas: de una población de 7,1 millones en el 2002, se pasó a una de 7,8 millones en el 2022 (y en el 2024 ya se eleva hasta los 8 millones). La infraestructura sanitaria y los recursos humanos que se requieren para dar atención adecuada a este salto poblacional no es fácil de lindar|afrontar ni de sincronizar. Más todavía si se añade que la población que más recursos sanitarios necesita, la de más edad, no para de crecer. Entre 2002 y 2022 las personas de 80 años y mayores han pasado de 261.000 a 452.000. Y la proyección para los próximos años indica que seguirá subiendo para superar las 700.000 en 2040.

Partiendo de estadísticas y también de la visión cualitativa de expertos, en su informe el CTESC identifica una larga retahíla de carencias en diferentes ámbitos del sector salud pública. Destaco cinco que me han parecido particularmente relevantes:

  • El sector está infrafinanciado, como lo prueba que los presupuestos públicos anuales son sistemáticamente superados por el gasto público final de la Generalitat. Gasta mucho más de lo presupuestado: en años normales recientes, como 2019 y en 2022 (al margen de la pandemia), se gastó un 20% y un 25% de más de lo que estaba presupuestado.
  • La raíz del problema anterior viene de un sistema de financiación autonómica profundamente injusto, que no tiene en cuenta el PIB, la capacidad fiscal y la tasa de envejecimiento de Catalunya. El resultado es que los recursos económicos y humanos que se destinan a salud sean insuficientes para mantener la calidad del modelo de atención.
  • Se detecta desafección de una parte notable de la población hacia el sistema público a causa de las dificultades de acceso a determinados servicios. En esta línea se puede citar, por ejemplo, la evolución al alza en los últimos años de las listas de espera en cirugía, pruebas diagnósticas, consultas externas y otros.
  • Se identifican dificultades por introducir cambios en el sistema de salud para poder dar respuesta a las necesidades de las personas: rigideces administrativas, falta de consenso político, barreras para adoptar innovaciones, entre otros.
  • También se detectan dificultades para garantizar el relevo generacional del personal sanitario y para atraer y fidelizar el talento. Ha previsto un número importante de jubilaciones que se tendrá que cubrir en parte con profesionales de países extracomunitarios. Mientras eso pasa, 5.000 candidatos de aquí no pueden acceder a las facultades de Medicina porque se aplican notas de corte muy altas.

Habrá que afrontar estas y otras carencias de un sector tan estratégico y tan crítico para el bienestar de los catalanes. El dinero es una cosa, y la capacidad de ordenar y organizar los recursos, otra. En Catalunya tenemos como referente un sistema de salud de larga trayectoria, qué visto con perspectiva temporal se considera globalmente exitoso, el sistema mixto, que integra en una sola red de utilización pública todos los recursos sanitarios, tanto los públicos como los privados, estos a través de los llamados "conciertos".

Es evidente que hace falta más dinero para la salud, sea para el sector público, sea para la colaboración público-privada. Y si bien más capacidad económica no aseguraría el éxito, ayudaría a mejorar, y mucho.