Los humanos pasamos mucho tiempo preocupados por nuestro pelo. Sea nuestra cabellera corta o larga, si contamos las horas que pasamos para arreglarlo con jabones y cremas, peinarnos, cortarlo o cambiar el color es probable que nos sorprendiera.

Una de las características comunes en todos los mamíferos es que tenemos el cuerpo cubierto de pelo, pero justamente los humanos somos únicos en que no tenemos una distribución homogénea del pelo. En los procesos evolutivos que han llevado a nuestro linaje, los folículos pilosos de buena parte de nuestro cuerpo se han miniaturizado, pero todavía conservamos una densidad alta en zonas concretas, como en nuestra cabeza. La distribución y color del pelo en humanos varía con la edad y las dos características tienen un componente genético importante. Sabemos que la pérdida del cabello o alopecia es mucho más frecuente en hombres que en mujeres, y eso es debido en parte a variantes genéticas en el gen del receptor de andrógenos (AR, un gen que está localizado en el cromosoma X). También sabemos que con la edad disminuye la coloración del pelo e incrementa la proporción de pelo gris o blanco. De hecho, hay mañanas que repentinamente descubrimos que tenemos un pelo blanco que no habíamos visto la noche antes, o nos preocupamos porque cae más pelo del que vuelve a salir. Evidentemente, ninguna de las dos condiciones tendría que ser considerada una enfermedad pero muchos de nosotros hacemos esfuerzos para parecer más jóvenes tiñéndonos el pelo, o recurriendo a los implantes, con el fin de moderar la percepción del inexorable paso del tiempo en nuestro cuerpo. También es cierto que tener una buena cabellera blanca transmite autoridad y sabiduría (pensemos en Gandalf), mientras que un cráneo totalmente calvo o rapado transmite autoridad y austeridad (pensemos en Gandhi).

Las estadísticas nos indican que un 30% de los hombres europeos caucásicos tendrán síntomas de calvicie con 30 años, incrementando a un 50% con 50 años y hasta un 80% con 70 años de vida. Con respecto al pelo gris, entre el 6%-23% de la población mundial (aquí da igual mujeres como hombres) presenta en torno al 50% de sus pelos grises a los 50 años, incrementando el porcentaje con la edad. Nos podemos preguntar el porqué: ¿es debido a la genética, o al ambiente? Ya el año 1942, en una revista médica reconocida (JAMA), un médico publicó una carta al editor comentando que según su experiencia, la mayoría de los hombres de mediana edad o eran calvos o tenían el pelo blanco, pero que raramente él había encontrado hombres de 50 años calvos de pelo blanco. Curiosamente, la nota al pie de los editores indican que no se presenta ningún análisis estadístico a este dato aparentemente subjetivo.

Los hombres con calvicie tienen una mayor probabilidad de sufrir de hiperplasia de próstata y problemas cardiovasculares

Han pasado más de 75 años de esta publicación. ¿Hemos avanzado mucho más? ¿Sabemos cómo detener un proceso o el otro? Justamente el año pasado se publicó una revisión que recogía toda la bibliografía publicada desde 1916 hasta el 2016 sobre alopecia masculina, su genética, fisiología y un resumen de los dos tratamientos básicos contra la calvicie. Por ejemplo, es probable que conozcáis el minoxidil, el nombre del componente principal de lociones que limitan la pérdida de pelo. Lo que probablemente no sabéis es que inicialmente era un componente para mantener la tensión arterial bajo control y que se observó que los hombres que tomaban esta medicación presentaban hipertricosis (exceso de pelo), de aquí su uso actual como regenerador capilar. Quizás no sabéis tampoco que los hombres con calvicie tienen una mayor probabilidad de sufrir de hiperplasia de próstata (en principio, benigna, pero que puede derivar en cáncer si no está controlada) y problemas cardiovasculares. Si investigamos sobre los genes que intervienen en la alopecia, podremos también conocer el porqué de esta relación y cómo buscar tratamientos preventivos para estas enfermedades.

Pues bien, esta semana se ha publicado un artículo en Plos Biology en el que intentando entender por qué el tratamiento con ciclosporina, que es un medicamento inmunosupresor que se da para evitar el rechazo en trasplantes de órganos es al mismo tiempo un potente factor de hipertricosis. Estudiando cuáles son los mecanismos que se activan en las células de las raíces del pelo al tratarlas con ciclosporina, han demostrado que se activa el crecimiento de nuevo pelo y se estimula la formación de queratina (la proteína principal del pelo), y también encontrado un medicamento que seguramente no tendrá tantos efectos secundarios como los anteriores, lo cual es una gran noticia. También en la misma revista hay otro artículo que describe el descubrimiento de un gen que regularía el color del pelo. En este caso, se sabe que son los melanocitos que se encuentran en el folículo piloso los que producen la melanina que les da color. Cuando cae el pelo y son sustituidos por nuevos, también se tienen que producir nuevos melanocitos, pero, con la edad, las células madre productoras de melanocitos envejecen y mueren, de forma que el pelo va perdiendo el color. Estudiando ratones que tienen el color gris, han visto que un factor estimulante de la producción de melanina es también un gen importante para la respuesta inmunitaria contra los virus. Eso abre una pregunta nueva... ¿hay una relación entre el pelo gris y las infecciones víricas? Pues todavía no lo sabemos, pero parece muy intrigante.

¿Hemos encontrado o no todos los genes responsables de las dos características? Pues la respuesta es que no

Lo más curioso del caso, es que si miramos las noticias, llevamos ya unos cuantos años en que cada año se encuentra un gen que interviene en la producción de pelo gris, y cada vez se trata de un gen diferente. Así el año pasado ya se publicó como dos genes diferentes implicados en cáncer neurológico controlaban la producción de pelo y el otro, la pérdida del color (os recomiendo que miréis el vídeo de este enlace, que lo explica de forma muy comprensible). Pero esperad, que todavía no hemos acabado, el año 2016 también se publicó que se había encontrado un gen responsable del pelo gris en humanos (además de otros genes que intervienen en otros rasgos faciales, como la forma de las cejas). Y seguro que los próximos años volveremos a leer que se van encontrando más genes. ¿Cómo tenemos que digerir toda esta información? ¿Hemos encontrado o no todos los genes responsables de las dos características? Pues la respuesta es que no. Lo que sí que es cierto es que cada vez estamos más cerca, y cuanto más sabremos, más nos acercaremos a una solución.

A mí, particularmente, me gusta mucho el pelo blanco. Cada pelo blanco es un minuto más de experiencia a la cual no pienso renunciar.