Treinta y dos años después de la caída del Muro de Berlín, 2020 supuso un retroceso histórico del modelo occidental según un informe de The Economist. De 167 países en el mundo, sólo 23 son plenamente democráticos, el 13,8% del total. La tristeza se ha extendido a lo largo y ancho del planeta: tan sólo el 8,4% de la población mundial se libra de vivir bajo distintas fórmulas de presión política, religiosa o económica. 

La epidemia de la Covid-19 ha empeorado el cuadro general al imponer el confinamiento, la polarización de las opiniones a través de las redes sociales y, especialmente, la crisis de amplios sectores económicos que han desestabilizado las clases medias.  

En todos los países de la Europa Occidental ha descendido el indicador de las "libertades civiles" por restricciones en la vida pública y social. Francia y Portugal han caído del grupo de democracias plenas, donde los países del Norte han mantenido su estatus.

EE.UU. ha sufrido una caída en la puntuación en un año turbulento, dominado por una epidemia invasiva, protestas sociales y la polémica elección presidencial, como se vio en la toma del Capitolio.

Aparte de las "democraturas" como la Rusia de Putin y la Turquía de Erdogan, el balance recogido en Oriente Medio y Africa del Norte revela que han retrocedido a niveles inferiores a los registrados antes de la Primavera Árabe. 

La democracia no es algo que debe reposar sino una conquista que siempre se debe renovar

El modelo chino ha tenido un impacto indudable sobre la democracia. China es el poder ascendente del siglo XXI, pero también una autocracia que desconfía del libre mercado y abusa de los derechos humanos. Sin embargo, los acontecimientos recientes muestran cuán ineficaz se ha vuelto la política occidental. El 30 de diciembre, la Unión Europea acordó un pacto de inversión con Pekín que le aseguró ganancias relativas y dio un empujón diplomático a China. La bolsa de valores de Nueva York prohibió las acciones de varias empresas chinas, solo para cambiar de opinión dos veces en pocos días. Hasta ahora, el Congreso americano no ha aprobado un proyecto de ley para proteger a los uigures del trabajo forzoso.

Mientras Occidente se tambalea, Xi Jinping anunció en noviembre la firma de un pacto comercial con 14 países asiáticos y sigue amenazando a Australia con su dura diplomacia y un embargo comercial.

No obstante, Asia ha mostrado un paso adelante democrático en el caso de Japón, Corea del Sur y Taiwán, país que ha protagonizado el mayor avance internacional.

Incluso en China los jóvenes están desenmascarando en las redes sociales la "paradoja del PIB". La creciente frustración por la movilidad social pone de relieve una "seria divergencia" el rápido crecimiento de la economía y la satisfacción vital de los ciudadanos.

El mundo parece desear encender una pasión por lo nuevo, quizá con nuevos e inesperados protagonistas. La democracia no es algo que debe reposar sino una conquista que siempre se debe renovar.