El mundo ha vivido unas tensas vacaciones, pero el 15 de agosto han girado las manecillas del tiempo en una dirección más favorable. Los mercados han emitido con alzas una señal de alivio. El decisionismo político está buscando plazos más largos en Occidente y Asia.

Tras una peligrosa escalada de amenazas  entre Corea del Norte y EE.UU., la presión se ha desviado hacia zonas más propensas a la negociación, es decir entre Washington y Pekín. 

El secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, ha declarado que EEUU no busca un cambio de régimen en Pyongyang sino más bien frenar una  carrera armamentista que ponga en peligro la paz. Dirigentes de la CIA habían mencionado un escenario sin el líder Kim Jong-un, pero los servicios secretos americanos han detectado que Corea del Norte ha logrado miniaturizar cabezas nucleares para sus misiles, con 60 piezas actualmente disponibles. No hay lugar para fuego y furor.

A partir de ahí el conflicto se ha reorientado hacia las relaciones Estados Unidos-China, principal protector de Corea del Norte, país que juega un papel estratégico  importante para Pekín.

Donald Trump ha hecho el primer movimiento hacia la distensión; el Ministerio de Comercio de China ha respondido

Donald Trump ha hecho el primer movimiento hacia la distensión al firmar un memorando que ordena la apertura de una investigación para determinar los abusos  en materia de propiedad intelectual que practica el Imperio del Centro. El Ministerio de Comercio de China ha respondido que "no se rendirá definitivamente sino que tomará las medidas apropiadas para salvaguardar sus derechos e intereses legítimos".

El lenguaje del comunicado revela el fondo del enfrentamiento,  la contienda por el liderazgo mundial, pero a la vez diluye el factor coreano y aplaza la resolución del contencioso hasta la próxima reunión en Pekín entre Xi Jinping y Donald Trump, acordada para el invierno de este año. Los mercados han tomado nota inmediata del giro.

Asimismo, de cara a la tercera fase de las conversaciones del Brexit, Londres ha propuesto una unión aduanera temporal con la Unión Europea, que puede buscar una fórmula intermedia entre continuar y una salida brusca, algo que de ningún modo quiere la clase empresarial británica. Theresa May señala que Gran Bretaña no quiere verse impedida de tomar "iniciativas audaces" con otros países. Esta clase de expresiones cercanas al lirismo son siempre identificadas como muestras de debilidad. 

Sea como sea, el decisionismo político a corto en una y otra parte del mundo ha rebajado su tono y deja al tiempo que juegue su papel histórico de árbitro. La economía, que da señales positivas aun sin resolver del todo cuestiones profundas, lo agradecerá.