El gobierno Aragonès aprobará presupuestos a pesar de tener solo 33 de los 135 diputados. Eso es, coge oxígeno y consolida la legislatura. Punto y seguido. No habrá elecciones este año. Pierde clamorosamente Waterloo, que precipitó una moción de censura encubierta con este objetivo. Punto final.

La inquina antirrepublicana precipitó una chapuza. ¿Resultado? Dividir su partido, dejar en entredicho la autoridad de Turull y provocar primero la inmolación de Puigneró (salió del Govern en cohete) y acto seguido forzar la salida de sus consellers de Govern con la cola entre piernas. Eso sí, finalmente reventó el acuerdo firmado entre Pere Aragonès y Jordi Sànchez en el Soler de N'Hug. Cabe decir que Sànchez —que cuando tenía galones los ejercía— desoyó a Puigdemont que no quería investir a Aragonès bajo ningún concepto. Lo que mal empieza... el balance es que ya no son Govern y Sànchez ya no tiene galones.

Con aquella moción de censura —en forma de moción de confianza— quien más ganó fue Illa (PSC) que al mismo tiempo recuperó el liderazgo de la oposición que le había pedido prestada Laura Borràs. Ahora, en la penumbra. Ni en las fotos de Trias la dejan salir.

Ante la aprobación de los presupuestos, Turull ha salido a la desesperada a proclamar que había devuelto el Tripartito. El mantra convergente de toda la vida. Ahora como parte de la farsa. Más el 'titas, titas' pujolista. A Turull le parecía superbién que el conseller Giró —un perfil con proyección porque es un equivalente al de Trias y antagonista de los perfiles Cuevillas— negociara los presupuestos con el PSC a cielo abierto. A Turull le ha faltado tiempo para correr teatralmente a rasgarse las vestiduras haciendo comedia. La impostura permanente. ¡Por el amor de Dios, Jordi! Que tenemos una edad.

La farsa es de tal magnitud que han soterrado el compromiso congresual de someter a consulta el pacto de la Diputació. El del '155', el pacto más plácido de todos. Núria Marín tiene a los juntaires de reposapiés y para pasar el mocho. Este sí que es un 'titas, titas' que nadie osa cuestionar. No vaya a ser que se acabara el pienso. La pregunta es obvia: ¿cómo es posible que convivan con este servilismo en can PSC y todo fuera un incendio en can Aragonès? Waterloo rules.

Más todavía, si Trias suma con Collboni pactarán seguro en la capital de Catalunya. Sin ningún tipo de duda. Por mucho que ahora nieguen. Excepto Trias que es bastante más honesto. También es verdad que Trias es más Sànchez que Turull y si bien prefiere la sociovergencia es capaz de desafiar a quien sea y acabar pactando con Maragall. ¡A saber!

La sociovergencia no solo se mantendrá en la región metropolitana, sino que irá a más. Como en Sabadell. Y si pueden, en Terrassa. Serán la muleta municipal del PSC. Todo el resto, humo. En L'Hospitalet (y similares) no. Pero no por falta de ganas, sino sencillamente porque ya no están en el Consistorio. Ni se les espera. Como en Santa Coloma de Gramenet, plaza en que Gabriel Rufián aspira a llevar a los Republicanos a liderar la oposición a la socialista Núria Parlon.

Illa ha acabado votando los presupuestos a Aragonès. De hecho, es él quien se ha tragado un sapo tras otro a pesar de hacerse rogar. Ha hecho esperar a Aragonès públicamente. Pero casi no le ha sacado nada tangible. Nada de nada en el aeropuerto, más allá de reivindicar que El Prat sea un aeropuerto global y no subsidiario de Barajas. Nada en el Hard Rock que sigue donde estaba. De 9 casinos en 1 en el mejor de los casos.

Y con respecto al Quart Cinturó lo más importante está por venir. Aunque el candidato republicano en Sabadell, Gabriel Fernández, ahora saca jugo a su inesperado protagonismo. ¿Y Rodalies? Nada del contrato-marco de Illa. Exigen el traspaso. También quería Illa un compromiso explícito con la legalidad constitucional. Ni cinco. Quería limitar la proyección internacional de Catalunya y también se han quedado con un palmo de narices el exministro.

Lo único que queda son los tuits hilarantes de Pepe Zaragoza erigiéndose como brazo armado de la gran Patronal.