Habitualmente no hablo de temas que no son próximos a mi ámbito de investigación, pero hoy hablaré de la interesante e ilustrativa investigación de la ganadora del Premio Nobel de Economía de este año, Claudia Goldin, que con un análisis formal económico y con una visión histórica nos explica cuál ha sido la participación de la mujer en el mercado laboral, y también por qué todavía existe una brecha económica de sueldo entre mujeres y hombres. Un tema que afecta a la mitad de nuestra sociedad y que muchas mujeres vemos, pero cuyas causas desconocemos. Goldin ha estudiado mediante numerosos datos el empleo de la mujer en el mercado laboral de Estados Unidos durante los últimos 200 años, y sus conclusiones pueden ser extrapoladas a muchos otros países, de ahí la relevancia de este premio y por lo que creo que es importante hablar de sus importantes aportaciones. Recordemos que, globalmente, aproximadamente el 50% de las mujeres se encuentran en el mercado laboral, cobrando un sueldo; pero cuando trabajan, generalmente cobran menos que los hombres.

Una de las ideas más extendidas es que cada vez hay más mujeres en el mercado laboral. Si miramos desde los años 50 hasta la actualidad, ciertamente hay más mujeres trabajando (querría especificar que cuando hablamos aquí de trabajo de las mujeres, me refiero solo al trabajo remunerado y en el mercado laboral). Como, concomitantemente, ha existido un crecimiento económico sostenido, se podría relacionar dicho crecimiento económico con el incremento del acceso de la mujer al trabajo, ¿pero es eso realmente así? Goldin ha analizado los datos de los censos laborales de Estados Unidos (país en el que puede acceder a estos datos y analizarlos en profundidad, contrastándolos y validándolos) desde 1800, cuando todavía es una sociedad eminentemente rural, hasta la actualidad. Lo que Goldin observa es que los censos del siglo XIX son mayoritariamente incompletos, ya que las mujeres, tras casarse y pasar a vivir en la nueva unidad familiar, no son tenidas en cuenta porque aportan su caudal de trabajo a la comunidad, y no son contadas como personas independientes. Las mujeres trabajaban haciendo las labores domésticas, cuidando a hijos y personas mayores, y al mismo tiempo trabajando en la producción agrícola, que consta mayoritariamente a nombre del marido. Los cálculos de Goldin le llevan a determinar que solo están censadas como trabajadoras un tercio de todas las mujeres que trabajaban, y que en torno al 60% de las mujeres aportaban su trabajo y capacidades a la economía familiar. A medida que se extiende la industrialización y los lugares de trabajo están localizados en empresas, habitualmente lejos del ámbito doméstico, el hecho de tener que cuidarse de hijos pequeños y de las tareas de intendencia doméstica, hace muy difícil la compatibilización laboral, por lo que el porcentaje de mujeres trabajadoras baja. Así, a finales del siglo XIX e inicios del XX, las mujeres quedaron fuera del ámbito laboral, a pesar de que había un progresivo crecimiento económico sostenido.

Las causas por las que existe una brecha sustancial en el mercado laboral de las mujeres es diferente según el momento socioeconómico

Es a partir de los años 50 del siglo XX en adelante que la incorporación de la mujer se produce de forma progresiva y lenta, a medida que se incrementan los trabajos en el sector de servicios. ¿Por qué el crecimiento es tan lento? Aunque muchas mujeres trabajaban cuando eran solteras (por ejemplo, como enfermeras, maestras, administrativas o locales comerciales), en cuanto se casaban, dejaban el trabajo, y algunas solo podían volver cuando los hijos ya eran mayores. Estas expectativas laborales y profesionales truncadas hacían que muchas mujeres no estudiaran carreras largas, con un esfuerzo que no se vería recompensado porque no las podrían desarrollar. Los trabajos de Goldin también demuestran que la incorporación fue más lenta de lo esperado porque muchas hijas no habían visto nunca trabajar a sus madres fuera de casa, y no veían perspectivas abiertas para ellas. El acceso a la educación superior y a la universidad empezó a generalizarse a partir de los años 70, pero incluso si se tiene en cuenta que entonces muchas mujeres jóvenes buscaban trabajo estable, la estadística era más baja porque en cada periodo de tiempo se contabilizan tanto el porcentaje de mujeres trabajadoras de edades mayores (porcentaje bajo), como el de las chicas más jóvenes, con lo cual los valores promedio de varias generaciones hacen que la estadística muestre un progreso más lento del real.

Otra cuestión muy relevante es que el advenimiento y democratización de la píldora anticonceptiva, que permitía a las mujeres planificar con tiempo su carrera profesional, incidió de lleno en el incremento de la participación de la mujer en el mercado laboral. Así pues, Goldin (con sus colaboradores) identificó los determinantes socioeconómicos que explican la incorporación laboral de la mujer, con un resultado sorprendente: esta incorporación femenina no tiene un crecimiento continuo debido al crecimiento económico (una noción equivocada, extraída a partir de los estudios de los últimos 50 años), sino que, si lo miramos con perspectiva histórica, sigue una distribución en forma de U (ver figura adjunta).

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Dibujo ilustrativo que resume algunas de las aportaciones del trabajo de Claudia Goldin (Premio Nobel de Economía 2023) sobre la incorporación de las mujeres al mercado laboral y los componentes socioeconómicos más determinantes, durante los últimos 200 años en Estados Unidos (extrapolable a muchos otros países). Imagen publicada en la página web del Premio Nobel.

Una de las conclusiones más significativas de su investigación sobre el mercado laboral y la contribución femenina es el impacto de las expectativas laborales y la preparación educativa de las mujeres. Durante el siglo XX, muchas mujeres accedían al mercado laboral con menor preparación y menor educación, y eso explicaría su menor salario comparado con el de los hombres. A partir de los años 70, en el que las mujeres se incorporan al mercado de forma muy evidente, su educación está orientada a incrementar las expectativas de trabajo y, de hecho, actualmente en los países de alta renta per cápita, la educación de las mujeres que están en el mercado laboral es más alta que la de los hombres. Sin embargo, sigue existiendo una brecha de género económica. En estos países ya no se trata de incrementar el acceso a la educación superior y la universidad de las mujeres, sino que las mujeres, ante la maternidad, son las que toman las riendas de la intendencia doméstica y del cuidado de los hijos con mayor proporción, de modo que buscan trabajos que permitan una mayor flexibilidad horaria y una mayor conciliación familiar, a veces, de media jornada o de menos responsabilidad. Estos trabajos van normalmente asociados a un sueldo menor (ver figura adjunta).

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Dibujo ilustrativo que resume algunas de las aportaciones del trabajo de Claudia Goldin (Premio Nobel de Economía 2023) sobre la brecha económica de género debida a la maternidad y a las responsabilidades parentales repartidas asimétricamente. Imagen publicada en la página web del Premio Nobel.

Así, según Goldin, las causas por las que existe una brecha sustancial en el mercado laboral de las mujeres es diferente según el momento socioeconómico. En países en desarrollo, la diferencia puede venir marcada por la falta de preparación y acceso a la educación superior, mientras que en países occidentales, de mayor renta, la diferencia viene marcada por el tipo de trabajos, la búsqueda de compatibilización entre trabajo y familia, y la distribución asimétrica y no equivalente de las responsabilidades parentales y la intendencia doméstica.

Es muy importante determinar cuáles son las causas del retraso en encontrar la igualdad laboral entre hombres y mujeres, porque, como veis, son complejas y dependen de muchos factores; pero para cambiar las tendencias e intentar llegar a una sociedad más igualitaria con respecto al acceso al trabajo y la brecha económica entre hombres y mujeres, Goldin nos dice que hay que actuar sobre las cuestiones que son realmente relevantes en cada momento socioeconómico. Podéis encontrar una explicación más detallada de las aportaciones de Goldin en este enlace al resumen divulgativo (muy bien explicado e ilustrado) y en este otro informe más científico (más extenso, con datos económicos y gráficos), publicados en la página de los Premios Nobel. ¡Muchas gracias, Claudia Goldin, por tus relevantes aportaciones!