De todas las informaciones que han salido estos meses sobre qué hizo Carlos Mazón el día de la DANA, una de las más relevantes apareció el viernes. Son los whatsapps que la entonces consellera de Interior (y por tanto de Emergencias) Salomé Pradas envió a Carlos Mazón y que demuestran que incluso antes de entrar a comer en El Ventorro, el entonces presidente de la Generalitat valenciana ya era consciente de la gravedad que iba adquiriendo la gota fría sobre el área metropolitana de Valencia.

Pradas alertó a Mazón a las 13:03 horas sobre la preocupación en la zona de la Ribera Alta, el barranco de Poio y el río Magro, y ya mencionaba rescates con helicóptero. Y como el mensaje de la consejera a la presidenta terminaba con la información de las primeras decisiones tomadas, Mazón respondió media hora después (13:34) con un “Cojonudo”. A las 14:10, Pradas informó a Mazón de complicaciones en Utiel, pero ya no contestó, y este fue el último mensaje directo entre ellos aquel día. 

A las 13:34 Mazón contesta un mensaje; antes de entrar en El Ventorro ya sabía de la gravedad de la DANA

Aquí hay un primer giro dentro de la investigación judicial porque el hasta hace un mes presidente de la Generalitat valenciana siempre había dicho que ni él ni su gobierno eran conscientes de la magnitud que estaba adquiriendo la DANA. Y esto ahora se ha demostrado que era mentira y, además, por partida doble: la consellera Salomé Pradas envió un mensaje alertando de las complicaciones y Carlos Mazón lo contestó. Por lo tanto, no puede alegar ignorancia porque él mismo, aunque fuera con un testosterónico “Cojonudo”, dejó claro que había recibido el mensaje

En este punto, Salomé Pradas recibe la consigna de que a Mazón ya no se le puede molestar más hasta nueva orden (es cuando empieza la comida en El Ventorro con la periodista Maribel Vilaplana) y aquí interviene un segundo elemento clave y novedoso: el papel del jefe de gabinete de Mazón, José Manuel Cuenca. Es él quien transmite la orden de no llamar al presidente valenciano y, a partir de entonces, él se erige en interlocutor con Pradas. La consejera le envía un mensaje a las 16:30 informándole de que ya había una víctima mortal en Utiel. El jefe de gabinete no responde. Pero ya de por sí queda desmentida otra falsedad: hasta ahora Mazón había dicho que hasta bien entrada la noche no había noticia de muertos por las inundaciones.

Pero uno de los elementos más graves del papel de Cuenca (que, insisto, es un jefe de gabinete) es que a partir de un momento de la tarde-noche, no solo se erige en interlocutor con la consellera Pradas sino que, directamente, toma decisiones. Es el desafortunado mensaje enviado a las 19:54 en el que Cuenca le dice a Pradas “Salo, de confinar nada. Calma”. Esto es gravísimo: ¿quién es el jefe de gabinete de un presidente para tomar decisiones por encima de las de un conseller? ¿Por qué, efectivamente, el departamento de Interior no confinó? ¿Tanto mandaba Cuenca? A todo esto, Mazón seguía comiendo en El Ventorro. Entre el último mensaje escrito por él (13:34 “Coñonudo”) y su llegada, a las 20:28 al Cecopi (el centro de emergencias) pasan casi siete horas. Siete horas. En este tiempo, siete horas de comida, sobremesa y aparcamiento, se podrían haber tomado muchas decisiones que, sin duda, habrían salvado algunas de las 229 vidas perdidas aquel fatídico 29 de octubre de 2024.

La duda ya no es sobre si Mazón desistió, sino qué consecuencias penales tiene este desistimiento probado

La duda jurídica y penal, pues, ya no es demostrar si Mazón desistió de sus funciones sino, directamente, si este desistimiento tiene una relación directa con un balance tan alto de víctimas. Al expresidente valenciano le iría mejor si se hubiera podido demostrar que en su ausencia el engranaje de emergencias y situaciones de crisis hubiera funcionado igualmente. Pero parece que no fue así, porque -precisamente- por la ausencia de Mazón se dejaron de tomar decisiones; como si sin su última palabra, en la Generalitat valenciana no se pudieran ejecutar actuaciones de emergencia como, por ejemplo, la de confinar. Hasta ahora, la polémica alrededor de Mazón era sobre su actuación política e incluso moral. Y a pesar de que tardó un año en dimitir, todavía continúa siendo diputado en las cortes valencianas con el consiguiente sueldo y beneficio jurídico que esto comporta

Pero desde que se han hecho públicos los whatsapps de Salomé Pradas, todo adquiere una dimensión -justamente- sobre sus responsabilidades penales. La imputación contra Mazón llegará más pronto que tarde. Y no es para menos, porque cada día que pasa la incompetencia política, dejadez institucional y vergüenza administrativa quedarán en nada al lado de la irresponsabilidad, la prevaricación, la mentira, la omisión del deber de auxilio, y los delitos de homicidio y lesiones por imprudencia grave y que, en lugar de dimisión, conllevan penas de prisión. Y es por todo ello que no he encontrado una manera más rigurosa de titular este artículo.