Si Pedro Sánchez fuera Bécquer, qué fácil lo tendría. No haría falta que escribiese poesía. Bastaría con que leyese los labios de Montoro y tuviera un poco de memoria para devolverle la pregunta. El ministro de Hacienda ha pedido responsabilidad al PSOE y al resto de grupos de la oposición para que apoye los Presupuestos Generales del Estado, los primeros, por cierto, de toda la democracia que llegan al Congreso sin contar con los votos necesarios para ser aprobados.

Un día antes, el vicesecretario de Política Social, Javier Maroto, fue más explícito. Cinco. Basta con que los socialistas “nos presten al azar cinco votos” para que las cuentas públicas sigan su trámite. Así, sin más. Gratis total. Y haciendo al PSOE responsable único de que funcionarios, pensionistas o policías no vean incrementados sus salarios en 2018 si no salen en auxilio del Gobierno. Acabáramos. ¿No fue también Montoro quien dijo que el Gobierno podía gobernar sin presupuestos y a golpe de decreto?

Eso fue hace semanas. Ahora toca la versión contraria en clara demostración que este Gobierno está dando las últimas bocanadas. Pero si por el PP fuera, la expresión italiana “Piove, porco governo” acabaría en la palabra PSOE.

Tiempo al tiempo. ¿Que hay 155?, fue culpa del PSOE, que apoyó la medida; ¿que no hubo intervención de TV3 ni del Parlament?, pues lo mismo. Ahora el mantra es que si Catalunya no recupera su autonomía también será por obra y gracia del socialismo, que en un momento especialmente crítico se niega a prestar aliento a un Rajoy desesperado sin haber llegado aún siquiera al ecuador de una legislatura que nunca debió arrancar en los términos en que lo hizo.

Si Sánchez fuera Béquer y escuchara las palabras de Maroto, Montoro y los que aún faltan por replicar el argumentario que llega desde Génova para apelar a la responsabilidad de un partido de Estado, podría replicar:

“¿Qué es responsabilidad?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es responsabilidad! ¿Y tú me lo preguntas?
Responsabilidad eres tú.”

"Y aquí te presto —podría añadir— la misma que demostraste tú". “Que caiga España, que ya llegaremos nosotros a levantarla” (sic). ¿Recuerdan? Cristóbal Montoro, mayo de 2010. España vivía bajo los efectos de una brutal crisis económica, y el PSOE carecía de los votos suficientes para aprobar un decreto con los más duros recortes que se recuerdan en democracia. La música, y gran parte de la letra, venían impuestas desde Bruselas. Pero la derecha hizo caso omiso a la amenaza de un rescate europeo, y las medidas salieron adelante con un solo voto más de los necesarios, y no fue precisamente por la ayuda que prestó el PP.

Pues eso: Responsabilidad es usted, señor Montoro, porque aunque su memoria olvide, sus palabras siempre fueron dignas de esculpirse en piedra. Y aquellas, además de serlo, le acompañarán el resto de su vida pública.