En Polonia se vistieron de negro contra una ley que penalizaba el aborto con penas de hasta cinco años de cárcel, en el Reino Unido paralizaron la producción de Ford por la brecha salarial, en Sudáfrica frenaron la ley de pases, en Washington abarrotaron las calles para exigir el derecho al voto femenino, en Rusia abonaron el terreno para la revolución bolchevique de principios del siglo XX y en Islandia lograron el institucionalizar el “día libre” en protesta contra la desigualdad.

¡Cuidado con las mujeres! Cuando se juntan en una reivindicación social, la historia del mundo ha cambiado. Desde la revolución francesa a la ola feminista del 8-M, sus protestas son mucho más poderosas que una simple manifestación porque persiguen el cambio y no paran hasta conseguirlo.

Millones de personas, mujeres y hombres también, salieron hace un año a las calles de todo el mundo en la protesta más masiva de la historia moderna el primer día de la Administración Trump. Fue algo mucho más poderoso que una protesta; más bien aquello fue la cerilla que encendió la enorme llama de la que hoy somos testigos también en España. Pasó el 8-M, ha pasado como consecuencia de la sentencia de la Manada y desde el viernes pasa en RTVE.

¡Cuidado con las mujeres! Cuando se juntan en una reivindicación social, la historia del mundo ha cambiado

El colectivo de trabajadoras de la corporación estatal ha organizado una campaña en internet en la que, con el hashtag AsíSeManipula, relatan ejemplos en primera persona de cómo se adultera y falsifica la información que ofrecen la radio y la televisión públicas para favorecer al partido en el Gobierno.

Podían haber sido ellos porque sufren la censura y el maltrato informativo igual que todos, pero han sido ellas las impulsoras porque se niegan a ser cómplices de la manipulación y han decidido contar situaciones reales para que los ciudadanos sepan cómo se tergiversa o censura con el dinero de todos. Y para que de una vez por todas se impliquen en la reclamación de su derecho a recibir una información veraz que ejerza sin presiones el papel de vigilante con el poder.

Los periodistas no somos más que depositarios de un derecho delegado —el de comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión— que la Constitución confiere a todos los españoles.

Y por todos ellos, Alejandra Herranz, Curra Ripollés, Izaskun Fernández, Gemma Esteba, Ángeles Prada, Lara Robles y Yolanda Álvarez, entre otras muchas periodistas de RTVE, no se resignan. Han puesto su nombre y su cara para que haya una televisión pública decente, independiente, plural y con informativos profesionales que no estén al servicio de intereses partidistas.

Es tan valiente su denuncia como grave lo que denuncian sobre unos jefes que lo mismo ordenan la emisión de un reportaje de cereales durante la declaración de Rajoy por la Gürtel, que vetan una imagen del presidente del Gobierno junto a políticos imputados de su partido. Ellas, con el apoyo de algunos de sus compañeros y de la opinión pública, conseguirán, seguro, situar en la agenda de la regeneración democrática la necesidad de unos medios públicos independientes y vigilantes con el poder político, nunca a su servicio.

AsíSeManipula es un salto cualitativo en la denuncia de una televisión que con la llegada del PP dejó de ser un servicio público para pasar a serlo en exclusiva de un partido

Ni las denuncias del Consejo de Informativos, ni las sentadas en la redacción, ni los minutos de silencio, ni las manos arriba, ni los lazos naranjas con los que durante meses los trabajadores de RTVE han alzado la voz de la denuncia han servido hasta ahora para que los responsables de los informativos sintieran la vergüenza de una información prostituida al servicio de una causa política, ni para que el Gobierno desbloqueara la renovación del Consejo de Administración del ente público, pese a que existe ya un acuerdo del resto de los partidos para que así sea.

Pero AsíSeManipula es un salto cualitativo en la denuncia de una televisión que con la llegada del PP dejó de ser un servicio público para pasar a serlo en exclusiva de un partido. Y las mujeres de la televisión pública dan la cara, aun a riesgo de que se la partan. Va por todas ellas porque lo merecen, porque la causa es justa y porque se puede hacer información honesta desde un medio público. Se hizo en tiempos de Zapatero y se hace ahora en Telemadrid con el PP, pese al PP. Basta con que quienes estén al frente hagan un periodismo, no de consigna, sino valiente y comprometido, para recuperar la credibilidad perdida.