La previsión meteorológica alerta de una ciclogénesis explosiva que dejará lluvias y fuertes vientos en 15 provincias. Abríguense, aseguren puertas y ventanas y caminen a paso firme porque habrá rachas de viento de 120 kilómetros por hora y un fuerte oleaje de hasta 8 metros de altura, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Los efectos pueden ser devastadores.

Si en España hubiese una Agencia Estatal de Politología, la predicción apuntaría también a la inminente llegada de una ciclogénesis explosiva. En realidad, la política padece ya las consecuencias del ciclón que pasó hace mes y medio por Andalucía, pero el tsunami que puede llegar en los próximos meses y puede afectar también a varias provincias tiene aterrada a la izquierda política.

Las encuestas coinciden en una fuerte irrupción de Vox en las grandes ciudades, así que el resultado de la ultraderecha en Andalucía puede quedar en pequeña borrasca comparado con el temporal que se avecina. Pongamos que esta vez hablamos de la capital de España, donde Manuela Carmena podría ganar las elecciones, pero salir al día siguiente corriendo del Ayuntamiento al comprobar que la izquierda no suma mayoría absoluta. Si alguien piensa que la actual alcaldesa está por la labor de hacer de oposición durante cuatro años es que ni conoce a la impulsora del “pacto de las empanadillas” ni sabe lo que su cocina esconde. Quienes frecuentan sus fogones no descartan incluso que si la alerta apunta un descalabro sin paliativos de la izquierda madrileña tome las de Villadiego antes incluso de que se abran las urnas.

Y esto, a pesar de que ni el fichaje/imposición de Andrea Levy como número dos de la candidatura de José Luis Martínez Almeida libraría al PP del sorpasso de Ciudadanos. Begoña Villacís obtendría mejor resultado que los populares, pero necesitaría el voto favorable de Vox para convertirse en alcaldesa, un escenario que en la calle de Génova no contemplan después de lo escuchado a Rivera sobre los de Abascal y viceversa.

Como la ley establece que, si ninguno de los candidatos electos obtiene la mayoría absoluta de los votos del pleno (la mitad más uno de los concejales), quedaría proclamado automáticamente alcalde el candidato con mayor número de votos populares, Villacís tendría que elegir entre que Carmena fuera proclamada alcaldesa por haber sido la suya la lista más votada o prestar sus votos al popular Almeida, a quien los de Abascal no tendrían problema alguno en convertir en alcalde.

La operación daría al traste con el objetivo de Ciudadanos de gobernar en el Ayuntamiento capitalino a cambio de apoyar a un presidente del PP en la Comunidad de Madrid. Y en todo caso, la izquierda perdería el gobierno local, ya que la suma de Ahora Madrid con un PSOE en quinta posición y por debajo del 13% de los votos no alcanzaría en ningún caso la mayoría necesaria para gobernar.

El escenario capitalino es exportable a otras plazas donde la suma de un PSOE desgastado por la gestión de la crisis catalana, más Podemos y la fuerte irrupción de Vox situaría al bloque de derechas nuevamente al frente del poder institucional y en condiciones de reeditar los acuerdos locales y regionales en la escena nacional cuando quita que sea que Pedro Sánchez convoque elecciones generales. Un efecto devastador de la ciclogénesis política que se avecina tras el próximo 26 de mayo y de la que parece que aún no se han dado por enterados ni Carmena ni quienes participaron en sus enjuagues para dividir a la izquierda madrileña. O Sánchez encuentra un mirlo blanco que ofrecer al electorado capitalino que pueda voltear los adversos resultados que le pronostican las encuestas al PSOE o la derecha volverá más pronto que tarde al Palacio de Cibeles. De momento, no parece.