El Estado español tiene la diplomacia de un elefante, con perdón por el pobre paquidermo que no tiene ninguna culpa. Podría haber usado cualquier otro animal para la comparación, un cerdo, por ejemplo, pero ya sabéis cómo están las cosas, sobre todo en Twitter. Ayer la ministra de Justicia española (notad el oxímoron) abandonó un acto de la Generalitat de Catalunya que homenajeaba a las víctimas de Mauthausen. La ministra se marchó del acto, que se hacía en el mismo campo de concentración austríaco cuando la directora General de memoria Democrática, Gemma Domènech, recordó al conseller Romeva y calificó de presos políticos a los líderes independentistas encarcelados.

El PSOE, que ha tenido Borrell escondido en el armario toda la campaña, no fuera que volviera a mear fuera de tiesto y los perjudicara electoralmente (Stop it! ¡Stop it!), ve ahora que es la ministra de Justicia quien resbala. Si les pica, que se rasquen. Más dolor han causado ellos siendo cómplices necesarios de un 155 que ha privado de libertad a presos y exiliados, personas inocentes, y que anuló las instituciones catalanas. Un Decreto de Nueva Planta del siglo XXI. Les molesta que se lo digan. La verdad ya tiene eso, que es insistente, tiene memoria y es cierta. Y después tienen que ir pagando diplomáticos para mejorar la imagen exterior de España. Les saldría más a cuenta comportarse con un mínimo de educación y juicio, más que contratar a 200 personas nuevas porque intentan apañar las goteras que provocan otros, otros que encima son de los suyos, claro.

Si podéis ver el vídeo del momento en cuestión, percibiréis claramente como se siente un señor que al observar como la ministra Dolores Delgado se marcha, dice con parsimonia y educación: 'Es que ya no deberiais haber venido'. Pues eso, que ya no deberían haber ido. De hecho, la ministra oxímoron, después de desaparecer del acto de la Generalitat, fue a depositar un ramo de flores en la placa de los españoles, donde dice: 'España a sus hijos caídos'. Solo queremos recordar que en la placa del Govern de la Generalitat se puede leer: 'En memoria de las personas deportadas a los campos nazis'. A todas las personas, fueran de donde fueran. Seguro que Neus Català desde allí donde esté le habrá dicho algo a la ministra ofendida. Cabe destacar que una vez acabado el acto del Gobierno, la ministra volvió al sitio donde está la placa de la Generalitat a dejar también unas flores y a hacerse la foto para disimular. Como Borrell, que después de marcharse de la entrevista en la televisión alemana, tuvo que volver porque algún asesor le dijo que la había líado demasiado.

La ministra de Justicia española abandona un acto a Mauthausen porque se habla de presos políticos. Después el Estado tiene que contratar a 200 personas para mejorar la imagen de España en el exterior

Este elefante diplomático también se ha apresurado a reprobar el nuevo nombramiento de Enric Millo a la Junta de Andalucía. Él, el virrey del 155, el hombre traumatizado por el Fairy. Pues ya han saltado PSOE y Vox a ponerse en contra porque, dicen, "es un señor –aquí han exagerado mucho con el tratamiento, ya lo sé- que ni es andaluz, ni conoce Andalucía". Ajá... pensaba que los supremacistas éramos los catalanes. Ahora me molesta que nos quieran hacer la competencia, ¡a nosotros! ¡Tú te crees! Nosotros, que tuvimos un presidente de la Generalitat cordobés, José Montilla, y que hemos tenido de cabeza de la oposición una chica de Jérez, Inés Arrimadas.

Para acabar de hacer el ridículo, ahora lo Tribunal Supremo, al igual que la Fiscalía, dice que sí, que ve elegible al president Puigdemont y los consellers Comín y Ponsatí y que no ve ningún problema en el hecho que se presenten a las europeas pero que él, el Tribunal, no es competente para decidir sobre su veto y devuelve la patata caliente a los juzgados de Madrid. Se ve que estaban un poco disgustados los magistrados porque les habían hecho reunirse en pleno puente festivo madrileño. Ya me sabe mal haber interrumpido las vacaciones de los carceleros. Cuán grande debe ser la cacicada de la Junta Electoral Central para que se produzca todo este rosario. Parecen Pilatos amateurs lavándose las manos y nadie le quiere acabar de poner el cascabel al gato. La verdad es que lo tienen difícil: si no les permiten presentarse a las europeas se arriesgan a que la UE invalide las elecciones y que en España se tengan que repetir y, si por el contrario, permiten que puedan estar en las listas, se arriesgan a que los políticos tengan inmunidad, en caso de salir escogidos. Es aquello que dicen 'susto o muerte'.

Si a los presos políticos se les permitió ir a listas porque todavía no hay sentencia firme ni, por lo tanto, inhabilitación, a los exiliados también se les tendría que permitir porque teóricamente se les acusa del mismo delito y no está demostrada su culpabilidad. De hecho, a Clara Ponsatí o a Lluís Puig se les ha permitido estar en otras listas: a la consellera en las municipales en Barcelona, cerrando la lista de Jordi Graupera, y al conseller a las españolas, en el Senado por Junts per Catalunya, y también en las municipales, como candidato a su ciudad, Terrassa. ¿La diferencia? Que estas listas no fueron impugnadas por nadie y la de Puigdemont en Europa, sí. Concretamente por el PP y Ciudadanos, expertos en crispar.

Los poderes del Estado van de rueda en pila intentando vetar Puigdemont a las europeas: no pueden decir que "no" y no quieren decir que "sí"

Cuando Puigdemont y el resto de consellers cruzaron la frontera no estaban acusados de nada. No pesaba sobre ellos ninguna euroorden, ahora tampoco. No son fugitivos de la justicia. No solo eso: Puigdemont estuvo encerrado en prisión, en Schleswig-Holstein, y la justicia alemana lo liberó porque lo creyó inocente de los delitos que se le imputaban e incluso el Estado español retiró no sé cuántas veces la euroorden porque veía venir que perdería o que se lo acusaría por un delito que no sería rebelión ni sedición, tanto en Bélgica como en Alemania. En definitiva, el MHP Puigdemont es un ciudadano europeo libre, como el resto de exiliados. Mientras tanto, gracias a quien les guardan las sillas por si pueden volver: Gonzalo Boye, Xavier Trias i Bea Talegón. Independientemente de su ideología han hecho un gesto noble que sirve para mantener la esperanza mientras los de la patata caliente se aclaran. Y mientras tanto, como los poderes del Estado no pueden decir que 'no' y no quieren decir que 'sí', va pasando el tiempo porque no saben como salir adelante. Es que ya no tendrían ni que haberlo vetado. Ya puestos, ya no tendrían ni que haberlo cesado. No tendrían que haber empezado una guerra (la de ellos, sucia) que no ganarán. Ya no deberían...