Da un poco de asco y de esperanza ver como los mismos diarios y los mismos articulistas que utilizaron a Ciudadanos para envenenar el debate sobre la autodeterminación ahora se escandalizan por el crecimiento de Vox. El partido de Abascal es la versión castellana del procés. Solo es peligroso en la medida que sirve a las élites españolas para mantener sus privilegios sobre una épica caduca.

La fuerza de un partido agrario en un país que se lo ha llevado todo hacia Madrid para hacer frente a Catalunya da un poco de risa. Los intentos de demonizar a Vox favorecen a Vox solo porque ponen en evidencia la inconsistencia sucia de los partidos y de los diarios del sistema. La gran noticia de las elecciones castellanas, de hecho, es la proliferación de votantes que se refugian en el localismo de manera intuitiva para apartarse del conflicto entre el Estado y Catalunya.

El recuerdo del 1 de octubre no está vivo solo en nuestra casa. España pagará cara la fanfarronada de hacer ver que Castilla puede volver a ejercer el papel aglutinador y nacionalizador de otros siglos. Igual que la ultraderecha alemana sirvió a Merkel para alargar mezquinamente su mandato, es posible que Vox ayude a los socialistas y a sus socios de Vichy a mantener durante años la farsa construida sobre el 155.

En gran parte del Estado quizás no acaban de entender los términos del conflicto con Catalunya, pero ya ven que con tanta policía y tantos jueces no se va a ninguna parte

Al final, pero, todas las farsas se pagan. El campo castellano no es el campo húngaro, ni el campo polaco, ni mucho menos es el campo ruso. La España interior no solo está demasiado desertizada y empobrecida, también está demasiado educada y demasiado subvencionada, para jugar el papel de hace un siglo. Aunque parezca una contradicción, Franco pudo lanzar la España interior contra Catalunya porque, en Madrid, se había hecho una literatura de la rabia, y porque en el campo se pasaba hambre.

En gran parte del Estado quizás no acaban de entender los términos del conflicto con Catalunya, pero ya ven que con tanta policía y tantos jueces no se va a ninguna parte. Todavía no hace cincuenta años, muchos españoles no habían oído a decir ni una palabra de catalán en su vida. Ahora incluso el ABC reconoce que Cervantes tenía una relación fluida con los Països Catalans. Al final se verá que intentar mantener la cohesión española con Abascal es como intentar hacer la independencia con Mas o Junqueras.

España es una pequeña Europa troglodita, pero cristiana, y el crecimiento de Vox tendría que servir para recordar que no se puede estar en misa y repicando. Cuando detuvieron a Puigdemont en Alemania ya dije en Espejo Público que Europa no podría defender las fronteras de Ucrania sin la autodeterminación. Muchos de los que se rieron deben votar a Vox. Quizás con el tiempo verán que Europa no puede sustentar la democracia sobre el campo, ni legitimarla utilizando los viejos fantasmas del pasado.

De hecho, si en Castilla todavía no han aparecido chalecos amarillos es porque no es una zona tan colonizada y tan maltratada como la periferia del Estado francés o como algunos territorios del sur de los Estados Unidos. Si Castilla se hunde, Europa acabará yendo detrás, igual que si Ucrania se empeña en conservar territorios rusos por la fuerza para hacer ver que no cede ante Putin.

Los momentos difíciles son una oportunidad para conectar con la tierra y para sacar energía de la historia. Pero no se puede hacer política en nombre del pueblo sin contar con el pueblo. Me parece que ya se ha visto bastante claro en Catalunya.