Siempre que el clima se envenena y La Vanguardia pone a Fouché como gran ejemplo de político a seguir, recuerdo el día que los militantes de ERC votaron en contra el Estatut. La noche antes, Mònica Terribas le preguntó a Joan Puigcercós, en aquel programa que tenía en TV3: ¿“Y si las bases contradicen el acuerdo de la dirección?”. Puigcercós hizo una leve caída de ojos y le respondió paternalmente: “Esto no pasará”.  

Contra la tesis que sostienen los camálicos del régimen del 78, el autonomismo no empezó a morir con la sentencia del Tribunal Constitucional auspiciada por el PP. La muerte del autonomismo empezó el día que las bases de ERC forzaron la dirección de su partido a posicionarse contra el Estatut. El régimen salvó la situación por los pelos, entre críticas feroces contra el asamblearismo, pero el nuevo Estatut no cuajó.

Por extraño que parezca, si las bases de ERC hubieran apoyado al Estatut, el PP no lo habría tenido que llevar a los tribunales para tumbarlo. ERC era entonces el único partido que no había votado la Constitución y empezaba a superar la marginalidad, gracias a su giro en favor de la independencia. El Estatut, pactado entre Mas y Zapatero, tenía que limitar su crecimiento y, sobre todo, cerrar el partido en la jaula institucional española.

Entonces ya escribí que las bases de ERC habían salvado el país de quedar atrapado entre el peix al cove convergente y el populismo del PSC y de Iniciativa. ERC pasó unos años difíciles, pero las consultas por la independencia incendiaron CiU y obligaron Iniciativa y el PSC a incluir en su programa electoral la posibilidad de un referéndum pactado con el Estado. A medida que ERC se recuperó, el pilar teórico que sostenía la política autonómica empezó a flaquear. 

Los últimos años se ha visto cada vez más claro que el pujolismo mentía o se equivocaba cuando decía que “el país no seguiría”, si los políticos proponían la independencia. Los partidos unionistas han resultado ser más nacionalistas y anticatalanes que no parecían. Las declaraciones de Josep Lluís Trapero han acabado de demostrar que el principal obstáculo para la libertad de Catalunya son los líderes políticos que más se envuelven con la bandera.

El sistema está pensado para que la banca gane y la misma red de intereses que mantiene la unidad de España hace saltar los plomos de ERC cada vez que está en juego la libertad de Catalunya. El partido de Junqueras se encuentra en una situación parecida a la que sufrió después de oponerse al Estatut. Con el apoyo de CiU, Puigcercós inició entonces una purga interna que fue desangrando el partido en un mar de desconcierto y de imposturas grotescas. 

Después de hacer limpieza y de pagársela en unas elecciones, Puigcercós cedió ERC a Junqueras y a Pere Aragonès, que inicialmente habían apoyado a los instigadores de la revuelta de las bases, para traicionarlos a continuación. Si Junqueras llegó a la cumbre de la política catalana con el permiso de CiU y ha montado este follón, no hay que ser muy listo para imaginarse qué va a pasar la próxima vez que ERC renazca de sus cenizas. 

Como siempre que Catalunya vive una situación difícil, la dirección de ERC está en falso y el entorno de CiU lo aprovecha para intentar imponer la ley diabólica de siempre. Las bases del partido republicano, pero, continúan siendo demasiado independentistas y antiborbónicas para llevar la voz cantante de una Catalunya española. Quizás por eso La Vanguardia y El País publicaban ayer un par de reportajes sobre las primarias de los partidos que venían a decir que no sirven de nada, porque los líderes siempre acaban imponiéndose y nombrando todo el mundo a dedo.

El sistema ha respondido a las primarias de la ANC y de Jordi Graupera mirando de hacer creer que no hay vida más allá del caudillismo. Ahora mismo, nada podría desestabilizar tanto al Estado como que las bases de ERC volvieran a desafiar la dirección de su partido. Maquiavelo explica que si no puedes exterminar la población de un país, la única manera que tienes de ocuparlo es comprar a. sus líderes. ¿Pero, qué pasa, en una democracia, si no encuentras la manera de comprarlos o hacer que la gente los vote?