La campaña que empieza hoy será la de las emociones y las experiencias. En la precampaña hemos descubierto que el debate de toda vida y la entrevista de toda la vida ya no venden. Ahora los candidatos (y las candidatas) ya no explican qué piensan hacer si gobiernan. No, ahora hacen cosas, son humanos y hablan de ellos y de su vida. Ahora compramos sus vivencias, no su pensamiento, sus prestaciones. Les ha pasado como a los anuncios de coches, que ya no importa si corren mucho o qué frenos tienen sino su capacidad para hacernos soñar. Ahora los anuncios de coches (y los de políticos) nos los presentan como una máquina de felicidad que nos sirve para tener el placer de conducir hasta un mundo bonito que compartes con la familia o los amigos.

Aquel debate Iglesias-Rivera

El pistoletazo de salida lo dio el cara a cara Iglesias-Rivera en el programa de Évole (por cierto, si lo quiere recuperar está aquí, pero para verlo hace falta registrarse). La mayoría coincidió en que el formato era revolucionario, pero si nos lo miramos desapasionadamente aquello fue un debate de los de toda la vida con un lacito diferente. Évole supo crear una empatía inicial que en los debates de plató no existe (nos dicen buenas noches y ya nos entran a saco) y cambió la frialdad de los terribles decorados televisivos por un bar de barrio. Ah, y muy importante, los dejó charlar mucho rato sin el estrés aquel del "ha pasado su minuto, calle" y, con un buen montaje, escogió lo mejor de lo que habían dicho. Si me permite el símil, Évole cambió el sexo del "pim-pam que hoy toca y terminémoslo que tenemos prisa" por una cena agradable y relajada en un buen restaurante, una copa distendida charlando y riendo y, sí, al final hubo sexo, pero con un preámbulo que hace que todo funcione mejor.

Bertín le prepara unos mejillones a Rajoy

El último ejemplo lo tuvimos ayer en TV1, con Bertín Osborne recibiendo a Mariano Rajoy en su casa. La pretendida naturalidad del anfitrión en algunos momentos era bastante impostada (no hay nada peor que sobreactuar para parecer más natural de lo que eres), pero fue efectiva. Mucho. Hoy han circulado sin parar por la red el momento partida de futbolín y el momento aquel en que Bertín y Rajoy hablan de si el presidente era mucho de tener novias. Por cierto, si quiere ver la entrevista entera, con el momento en que cocinan unos mejillones incluido, la cosa dura una hora y media. Si ahora no encuentra el momento, le recomiendo al menos echar un vistazo rápido, aunque sea sólo los primeros 3 minutos, a ver si encuentra, como un servidor, que el estilo es calcado al de El Convidat (el programa d'Albert Om en TV3), però en antiguo.
Pedro Sánchez tuvo más audiencia que Rajoy
Total, que la entrevista a Rajoy en formato "sensaciones" lideró el prime time con un 18.7% y, además, proporcionó a la cadena pública española el minuto más visto del día con 4.710.000 espectadores y un 25,2% de cuota en las 23.18. Ahora bien, los asesores (ahora les llaman spin doctors) de Pedro Sánchez todavía ahora deben estar riendo porque su chico, la semana pasada a la misma hora y en el mismo lugar, hizo una cuota del 20,4, que es 1,3 puntos más que la de Rajoy.

De la teoría a la práctica

Hace días vamos diciendo que el formato que lo rompe ahora mismo es este donde los políticos hacen cositas. ¿Le parece que miremos las cifras a ver si lo confirman las audiencias? Seguimos con Rajoy y vamos al lunes. Mientras Sánchez, Rivera e Iglesias participaban en un debate organizado por El País, emitido por internet y con señal abierta para las cadenas que quisieran conectar (sólo lo hizo 13TV obteniendo 755 mil espectadores y una audiencia del 4%), el presidente estaba en T5. En el informativo de Piqueras. Por cierto, con un momento ¡¡¡IN-SU-PE-RA-BLE!!! Él, allí en directo, a la misma hora que el debate, cuando le preguntan por qué no va a debates, va y dice que... ¡¡¡tiene mucho trabajo y no tiene tiempo!!! He, he, he... El caso es que tuvo 2.881.000 espectadores y un 16,5% (la semana pasada, Sánchez tuvo 2.999.000 espectadores y un 17,8%, cosa que demuestra que al candidato socialista siempre lo mira más gente, lo que no quiere decir ganar las encuestas).

Estos datos nos dicen varias cosas:

1) Efectivamente, tuvo más audiencia la entrevista entretenimiento de TV1 que la clásica de T5, a pesar de que la clásica la emitía una cadena que siempre supera la audiencia de la cadena de la entrevista entretenimiento. Por lo tanto, la conclusión es que TV1 arrastró una audiencia que, normalmente, no mira la cadena.

2) A pesar de tener más audiencia la entrevista convencional de T5 que el debate por internet de El País, en la red tuvo más presencia el debate. De hecho, de lo que dijo Rajoy en T5 poca cosa sabemos. En cambio, quién más quién menos hemos visto la foto de los tres candidatos con el atril de Rajoy vacío (El País, ante la negativa de Rajoy de ir, se preocupó de enseñar mucho su ausencia).

3) Es cierto que la presencia potente de El País en la red ayudó mucho a extender el debate. También es cierto que apostaron fuerte, pero es que T5 no tiene un medio de comunicación de información que le venda el pescado mediático en Twitter.

4) El encuentro Bertín-Rajoy no sólo tuvo 2.2 puntos más de audiencia que el Piqueras-Rajoy, sino que en la red también arrasó. Allá el Piqueras-Rajoy, prácticamente no existió.

5) La gran pregunta para los expertos es: ¿más audiencia y más movimiento en las redes garantiza más impacto? O, dicho de otra manera, ¿puedes tener menos audiencia pero conseguir que tu producto sea más efectivo a la hora de llegar más a la gente a quien quieres llegar?

Seguiremos hablando del tema durante la campaña porque a veces pasan cosas inesperadas que consiguen un impacto brutal.

Pablo Iglesias y Celia Villalobos han inventado un formato inesperado
Por ejemplo, el momento que esta mañana han protagonizado Pablo Iglesias y Celia Villalobos en una conversación no prevista durante un encuentro casual en el Congreso de los Diputados. Si puede, no se la pierda. Las ganas que tenía la Villalobos de dar lecciones al "mozalbete" y, sobre todo, que todo el mundo la viera hacerlo... ¡¡¡Se moría!!! A mediados de los años 90, Villalobos fue una de las primeras protagonistas de los primeros pasos de este formado mediático donde estamos instalados. Si ahora estamos en el 6.0, yo le hablo del 1.0. Era cuando Jesús Hermida empezó a crear el embrión de las tertulias televisivas tal como las entendemos ahora. Ella, la Villalobos, se presentaba con unas faldas cortas que provocaban que sólo poner en marcha la TV se nos llenara el comedor de casa de muslo. Concretamente del suyo. Cómo sería la cosa que el año 1994, el diario ABC le dedicaba este retrato con tres referencias, tres, al tema de la longitud faldera.