“Todo lo que me das es lo que ahora necesito”

Pau Donés

 

El 5 de octubre de 2017 me uní a un grupo de escritores, intelectuales y periodistas españoles y catalanes que reclamaban diálogo y cordura para evitar una fractura en Catalunya. Yo escribía entonces: “Siempre es momento de hablar. Nunca es demasiado tarde ni demasiado pronto. Construirse contra el otro es una forma de aniquilación. No hay comprensión posible sin desprendimiento y entendimiento de la postura contraria y eso es algo que falta en casi todos. Mirémonos dentro y preguntémonos si queremos encontrar un marco de convivencia que todos seamos capaces de respetar y en el que todos podamos respetarnos. Eso es lo primordial”.

Nos quedamos solos, muy solos. En cuatro años atravesamos páramos de todo tipo. En mis columnas he pasado parte de esos años renegando de un uso del derecho penal que el Gobierno de Mariano Rajoy nunca debió aceptar para reprimir los sucesos de Catalunya. Les he hablado del enrocamiento de un sector de la judicatura que se avino a “salvar a la patria” desde los tribunales, usando para ello el derecho de forma no sólo imaginativa sino torticera en muchos casos y retorciendo la interpretación de las normas y los hechos para lograr el efecto que buscaban. Les he contado cuándo las normas procesales fueron sobrepasadas y cómo. He estado alerta a lo que sucedía y a quién lo hacía porque, aunque muchos de ustedes piensen lo contrario, esto no ha sido cosa de todos, sino de muchos, tantos que provocaron un efecto que hizo que algunos se sintieran cobardes y prefirieran alinearse con la línea que parecía imperante. Espiral del silencio. Nos quedamos muy solos los que pretendimos ser honestos y contar lo que estaba mal hecho y lo que no y escribir los nombres de los magistrados que se pusieron perdidas las togas por el camino.

Así que estoy contenta con los indultos. El Tribunal Supremo cursará las órdenes de libertad hoy miércoles como les conté y las cosas comenzarán a volver a su cauce que es el de la política. Nunca debió dejar de ser el de la política.

Soy consciente de todo. Lo era también en 2017. Muchos más de los que algunos creen en Catalunya lo hemos sido todo este tiempo, incluso viviendo en Madrid. Soy consciente del alejamiento de las posturas de las que se parte, no sólo en la mesa de diálogo sino en la sociedad en general ―las derechas no van a cejar y los independentistas más acérrimos tampoco―, pero también sé que esto sucede en todo tipo de conflictos. Si las posturas fueran próximas, simplemente no existiría la tensión. Si fuera fácil aproximarlas, ya se hubiera hecho sin pasar por tanto dolor. La negociación será ardua y compleja, tendrá altos y bajos, será larga y merecerá grandes esfuerzos. Soy consciente también de la cantidad de gente, de grupos políticos, de intereses que van a actuar para intentar que fracase este intento de diálogo. Lo sé. Siempre lo he sabido y aún así estoy contenta en el día de hoy.

Los sonidos que emiten los diferentes políticos son probablemente la mayor fuente de error de la galaxia. Algunos porque mienten y otros porque fabulan y algunos porque no terminan de descubrir sus cartas y quieren tener contentos a todos sus afectos sin reparar en gastos. Miren y vean lo que va sucediendo

Los indultos son un peldaño que ha sido difícil de subir, que aún traerá complicaciones, y a muchos les parecen insuficientes, también a mí, pero creo que son un primer peldaño necesario sin el que todo lo demás era imposible de abordar. Uno primero y otro después. Sé que algunos querían ir en ascensor y van a seguir pidiendo lo que en este momento es imposible ―tal vez porque pedir lo imposible tira de la soga― y es obvio que otros no querían ni acercarse a la escalera. De estos también vamos a oír hablar en los próximos tiempos. Pedid y se os dará es sólo uno verso bíblico, pero todos sabemos que en la terrena vida eso no funciona exactamente así para nadie. No lo hará tampoco ahora para ninguno. De ese proceso debería salir algo que pudiera pasar por las urnas y también un estado de opinión más generalizado y común, menos desafiante por todas partes.

Por eso les invitaba a usar sus ojos y su razón, en los tiempos que llegan, más que sus oídos. Los sonidos que emiten los diferentes políticos son probablemente la mayor fuente de error de la galaxia. Hablen el idioma que hablen. Algunos porque mienten y otros porque fabulan y algunos porque no terminan de descubrir sus cartas y quieren tener contentos a todos sus afectos sin reparar en gastos. Miren y vean lo que va sucediendo. Los hechos, siempre los hechos. Recuerden que a todos les hemos oído decir incluso lo contrario de lo que nosotros veíamos que estaba pasando. Usen los ojos y usen el cerebro. Ellos, todos, van a dedicarse a hacer lo que creen que deben y a decir lo que esperan que siente bien a nuestro corazón. Observen los gestos de los políticos, de los que están y de los que faltan. Los gestos de los que van y de los que vienen. Veamos cómo se desarrolla un proceso que no queda más remedio que acometer. ¿Cuál es la alternativa, continuar estancados?

No habrá amnistía, pero nadie ha dicho que no se puedan ir arreglando otras situaciones cuando la justicia salga de foco

Una mirada crítica nos permitirá ver cómo se reposicionan también otros estamentos. Yo auguro que oiremos más voces y veremos más resoluciones con las del magistrado Xiol, con su voto técnico y fundado en el Constitucional. Irán saliendo. En la justicia española no todo está podrido, yo creo más bien que hay algún que otro cobarde. Miraremos hacia el Supremo que no debería, siguiendo su propia jurisprudencia, aceptar a trámite las demandas de los partidos contra los indultos, la de ninguno. Miraremos cómo se encaran otros procedimientos penales abiertos a segundos escalones y cargos medios catalanes por su participación en el procés. Escucharemos la verdad, aunque no nos guste, y recibiremos la cucharada amarga de que el problema de Puigdemont y el resto de expatriados sigue sin resolver y que será precisa la reforma del delito de sedición, pero también su paso, siquiera fugaz, por la justicia para regularizar plenamente su situación.

Contemplemos a Casado revolcarse en un discurso que ya no le hace ningún bien, que es falsario y que le aleja del lugar que, en el fondo, desea ocupar. Si además no sucede nada de lo que augura, sus palabras cavarán un hoyo para él.

Echaremos un ojo lejano a Estrasburgo, porque al ritmo que va el tribunal es muy probable que no sepamos nada de los recursos de Turull y Cuixart, los primeros, hasta dentro de diez años y, para entonces, ¡quién sabe en qué pantalla estaremos entonces! Es lo que acaba de pasar con Tasio Erkizia, que le han dado la razón y 6.000 euros de indemnización pasada una década. Eso sí, con el refuerzo moral de saber que lo suyo no fue un delito de odio y el del magistrado Xiol al que le quitaron la ponencia en el TC por querer decir lo mismo que hoy dice el TEDH. Sí, es el mismo que firma el voto particular de Cuixart.

Pero hay cosas que no podemos esperar a comer tan frías. Los indultos son el primer paso para ello. No habrá amnistía, pero nadie ha dicho que no se puedan ir arreglando otras situaciones cuando la justicia salga de foco.

Yo ya salí a decirlo vestida de blanco en octubre junto a la Cibeles: parlem!