“Sin saber nada del viento y las corrientes, sin algún sentido de un propósito, las sociedades no se mantienen a flote durante largo tiempo”

Richard Titmuss

Hablar es gratis. Hablar es fácil. Crear relato es como hacer un encantamiento. Mantener los discursos a sabiendas de que tus fieles no te abandonarán es un arte al alcance de todos. Distraer con los supuestos logros y esconder las miserias es el arte de los brujos de los gobernantes. La pena es que a veces suceden cosas, advienen peligros, que es preciso solucionar en la práctica y cuya realidad es tan fácil de medir como saber el número de ciudadanos que pueden acariciarse una ligera molestia en un brazo. Ese es el reto de gobernar y ese es el fracaso que tenemos ante los ojos.

Estamos ante la mayor operación sanitaria de toda la historia de la humanidad y nuestros gestores públicos han pensado que se lo podían despachar con la mente pequeña y los recursos estrechos a que nos han abocado. “Cada año lo hacemos con la gripe”, han pensado y han repetido y se han quedado tan anchos, como si no fuera evidente para cualquier ser pensante que no se deba a la propaganda que la campaña de vacunación universal que acabamos de emprender no tiene absolutamente nada que ver con nada que hayamos hecho hasta ahora. Tampoco pueden decir que les haya pillado de sorpresa porque llevamos esperando la vacuna nueve meses y porque desde noviembre es conocida la dificultad logística que traía consigo la primera que ha sido aprobada. ¿Qué han estado haciendo entonces?

La humanidad ha sido capaz de aunar esfuerzos científicos, económicos, humanos y logísticos para conseguir en tiempo récord aquello que precisamos para salvar no sólo la vida sino nuestro estilo de vida. Para lograrlo, no sólo se enfrascaron en el método científico y en seguirlo con denuedo, sino que repararon en que no podíamos estar esperando a lograr un éxito para comenzar a producir y buscaron laboratorios que empezaran a fabricar las vacunas anticipadamente, aún con el riesgo de tener que tirarlas luego si no funcionaban. Por eso tenemos ya inyectables. Ciencia y visión de futuro. Previsión. También la tuvo la UE cuando comenzó a comprar sobre el papel dosis de vacunas aún inexistentes. ¿Qué planificaron y qué previeron los políticos que, de momento, sólo se han dado prisa para hacerse las fotos?

Catalunya, un fracaso. Apenas un 13% de vacunados.

Madrid, una ruina. No llega ni al 6% y eso que Ayuso ya sacó discurso para decir que eran pocas y que la estaban discriminando.

El resto de las comunidades, excepto Asturias, igual.

Francia, “un fiasco”, “la risión de Europa”, según la oposición, y una “catástrofe”, según los virólogos.

Bélgica va tan mal que Pzifer le va a enviar menos dosis de vacunas porque no alcanza a gestionarlas.

Alemania, críticas por la lentitud de la vacunación a pesar de que va mucho mejor que aquí.

No tenían otra cosa que hacer que no fuera prever cómo iban a llevar a cabo este esfuerzo nunca hasta ahora realizado en la historia. “Ya vacunamos de la gripe” sólo muestra, en mi opinión, una ceguera ante la magnitud del reto. Las diferencias son obvias: por el volumen de población a vacunar, por la forma de hacerlo a demanda, por su venta en el mercado libre, por el concurso de la sanidad privada, por el tipo de vacuna y las complicaciones añadidas para su almacenaje, transporte e inoculación. ¿En qué estaban pensando? “Ya vacunamos de la gripe”.

Gobernar es responsabilizarse de que, cuando las vacunas empezaran a llegar, estuviera preparada y engrasada una maquinaria específica y adecuada para llevar a cabo la tarea

Gobernar es anticiparse, pero también no subestimar la magnitud del reto. Gobernar es responsabilizarse de que, cuando las vacunas empezaran a llegar, estuviera preparada y engrasada una maquinaria específica y adecuada para llevar a cabo la tarea. ¿Centros de salud? ¿”Ya vacunamos de la gripe”? No sé si son narcisistas o cortos de vista. ¿De verdad se creen un dechado de efectividad porque vacunan a seis o siete millones de personas al año a su demanda? ¿Es eso de verdad comparable con vacunar a cerca de 50 millones de personas, no cuando estas lo pidan sino siguiendo rigurosos parámetros de grupos priorizados? ¿Creen que es comparable el riesgo de que una vacunación de gripe no sea exitosa con el de que no consigamos concluir la de la Covid-19 en un tiempo récord?

La vacuna llegó, con etiquetas, antes de que hubieran pensado que había que tener dónde almacenarla a -70º y que después debían de estar claras las rutas de distribución en el plazo en el que se mantienen a una temperatura más asumible, hasta llevarlas hasta la última residencia. Llegó antes de que se hubieran dado cuenta de que tenía que haber estado previsto el nombre y la residencia y la fecha y el tiempo estimado y los equipos necesarios. Y esto es sólo el principio. Esta es la primera fase, la más sencilla, aquella en la que está claro dónde están las personas a vacunar. La segunda fase amenaza con ser aún más caótica. En ella hay que localizar a las personas con patologías graves y grupos de riesgo. ¿Creen que saben ya cómo hacerlo? Me dicen muchos expertos que no es tan fácil, que no es seguro que los sistemas informáticos vayan a ser capaces de establecer esos listados y de hacer esas llamadas —no olvidemos que se vacuna mediante llamada y no a demanda—. Le pregunté el otro día al viceconsejero de Madrid, “ya iremos viendo, ahora estamos en las residencias”, me dijo. Les atropellará. “Ya vamos viendo” es una frase que quema en la boca de un gobernante.

Esa segunda fase amenaza con volverse un infierno. Primero hay que determinar qué miles de patologías hay que priorizar, localizar y avisar a los afectados, a la vez habrá que ir poniendo las segundas dosis de muchos de los de la primera fase. ¿En los centros de salud? Ya vamos viendo, que ya vacunamos todos los años contra la gripe. Tan complicada es la cosa, si uno se para a mirarla y no se deja engatusar, que en algunos países a algún listo se le ha ocurrido que lo que hay que hacer es inventar. ¿Que es un jaleo tremendo tener que estar vacunando a unos de primeras y revacunando a los anteriores? Pues me saco de la manga que no voy a poner la segunda dosis a las tres semanas sino cuando me venga bien. Así no me complico y, a la par, voy dando apariencia de que hay más ciudadanos que han recibido su pinchazo. Por supuesto, BioNTech ya ha hecho público un comunicado diciendo lo obvio: que ellos han hecho un complejo estudio de efectividad con dos dosis separadas por tres semanas y que no garantizan nada ni se hacen responsables del uso distinto que se dé a su vacuna.

En Francia el partido de gobierno minimiza el riesgo de movimientos sociales de masas, pero reconocen que es urgente dar respuesta a la inquietud y a la zozobra social.

Porque nos estamos muriendo, señores.

Porque nos estamos quedando sin trabajo, gobernantes de todo signo.

Porque nuestras vidas se están yendo al garete, gestores de lo público.

Hagan lo que tengan que hacer. Instalen vacunómetros. Movilicen la logística militar si es preciso (y el que no la quiera, allá él). Llamen a los informáticos, a los ingenieros que sean precisos para manejar los datos y crear los listados y los llamamientos. Contraten sanitarios, paguen horas extras, saquen a los estudiantes de Medicina y de Enfermería y fórmenlos.

No sé, a mi no me ha votado nadie. Gobiernen. Hagan aquello para lo que han sido votados. Esta vez no van a poder esconderse. Ninguno. Y todos están desnudos igual.