"Y empecinarse no es una política muy inteligente. Aunque a empujones y a saltos, los acontecimientos se desarrollan de tal manera que se hará realidad: ¡Todo el poder para los soviets!"

Lenin. Pravda, 1917

 

Me tocaría explicarles hoy qué es lo que ha sucedido en la pactada renovación del CGPJ que ha trastocado también las perspectivas del juicio del 1-O. No puedo hacerlo sin reconocer que, a estas alturas, hay personas que estaban muy dentro de las negociaciones que se están preguntando por cuestiones que aún a ellos se les escapan. Aquí sólo hay dos cosas meridianamente claras: que Manuel Marchena ha conseguido todo el poder que hace tiempo que deseaba ―fue vetado para el mismo puesto por Rubalcaba hace ahora cinco años― y que Pedro Sánchez, o sus oráculos, está colocando unos mensajes que construyen un relato que parece fácil de comprar pero que es contradictorio o, al menos, que incluye algunos trampantojos.

Marchena se ha convertido en el hombre que atesora todo el poder. Eso es lo cierto. Toda la izquierda está boquiabierta. La judicial aún anda tentándose los ropones. Algunos de los que se sentarán en la mesa del pleno del CGPJ con él, deben estar encajándose aún los ojos en las órbitas. El relato construido para explicar la aceptación rápida, pacífica y sin vaselina del principal líder de la derecha judicial para controlar durante cinco años el órgano de gobierno de los jueces falla a poco que se analice. Nos dicen que han obtenido una mayoría progresista a cambio ―como si el presidente no pudiera controlar tantas cosas como los plazos, los plenos, y toda la complejidad administrativo-legal del CGPJ― y que el PP ha quedado en minoría. No sé si se han acordado de explicar que Marchena tendrá como presidente voto de calidad en caso de empate. Si lo miramos bien, el gran y carismático hombre, el encantador de serpientes, el amigo de los pactos sólo tendría que atraer al voto conservador a uno de los vocales que tan animadamente exhibe ahora el PSOE. Sólo a uno. Con eso su voto dirime. De facto hay muchos datos que indican que ya está consiguiendo cosas antes siquiera de haber sido votado por nadie ni de que haya Consejo. Una especie de nuevo Cid Campeador, ganando batallas antes de su vida como presidente y no después de muerto. Eso, o es casualidad que se haya caído de la lista de vocales su archienemiga Victoria Rosell, a la que ya le fastidió el acta de diputada con una investigación prefabricada que quedó luego en nada. Rosell era un asiento fijo, era la concesión a Podemos, y nada más conocerse el pacto sobre Marchena se cayó de la lista sin que Pablo Iglesias e incluso los negociadores se enteraran hasta última hora. Bien empezamos. Lo mismo que puede ser casualidad que en el grupo de vocales haya entrado la fiscal conservadora Rosa Rubio, buena conocida suya también desde Canarias, que dejará el Consejo Fiscal del que forma parte para pasarse al órgano de los jueces, lo que muchos de sus compañeros ven como un feo de tamaño monumental.  Así que el Marchena, que favoreciendo a Soria, le fastidió la carrera política a la magistrada Rosell, le recuerda ahora quién manda y la vuelve a dejar en su juzgado canario.

El relato construido para explicar la aceptación rápida, pacífica y sin vaselina del principal líder de la derecha judicial para controlar durante cinco años el órgano de gobierno de los jueces falla a poco que se analice

El otro gran argumento socialista para aceptar semejante sapo ha consistido en afirmar que el nombramiento de Marchena lo saca del tribunal del 1-O y que esto colaborará en el caso catalán. Han vendido incluso la idea de un tribunal más progresista como ventaja que se buscaba con esta concesión tan epatante. La entrada de una progresista moderada, Susana Polo, y la presidencia de Martínez Arrieta ¿cambia algo en realidad? ¿No llevamos meses diciendo que en el Tribunal Supremo se han hecho bola y que son un baluarte compacto en defensa de la Razón de Estado y de la unidad de la patria? ¿No hemos visto al progresista por antonomasia, el magistrado Alberto Jorge, firmar sin chistar los autos de confirmación de las prisiones preventivas? Me temo que no sólo no cambiará nada en el tribunal sino que además Marchena podrá mantener su carisma dentro y sus maneras fuera. Y aún podrían producirse más cambios, porque si al cubrirse la vacante que deja en la presidencia de la Sala II, el nombramiento recayera sobre uno de los integrantes del tribunal del 1-O, ése pasaría inmediatamente a presidir el juicio también.

Lo que sí sucederá, sin lugar a dudas, es que inicio de la vista oral se retrasará. Contábamos todos con que las cuestiones previas que deben abrir las sesiones se plantearan en diciembre y que, una vez resueltas, el  plenario se reanudara ya en enero. Ahora no podrá ser. Marchena no puede arrancar el juicio y luego irse, habría que volver atrás de nuevo, así que será preciso esperar a que el proceso haya concluido y Marchena tome posesión de su cargo para empezar. Ya nos hemos ido a enero. Yo no sé si cuando la vice Calvo se arrancaba con aquel “si el juicio se atrasa no sería lógico mantener la prisión preventiva”, sabía ya entonces todo esto o es simple coincidencia.

Yo creo que Sánchez se ha hecho un Divar, es decir, que, como Zapatero, ha comprado una mercancía que acabará comprobando que está averiada. Puede que descubra que ha creado otro monstruo. Y como última reflexión, ¡qué quieren!, hay que constatar lo difícil que lo tienen las mujeres, más de la mitad de la carrera judicial, para pillar un puesto. Ni con el presidente más feminista de todos los tiempos les ha quedado otra que quedarse con un palmo de narices. Las han cambiado de nuevo por un señor que sabe explotar, como nadie, los resortes del poder en los círculos siempre masculinos. Lo de siempre.