“Dale tiempo a tu enemigo para que se dé cuenta por él mismo de lo indigno que es su comportamiento; no pretendas hacérselo ver tú. Así no podrá excusarse en nada que tú hayas hecho para enfurecerse.”

Cardenal Mazarino. Breviario de los políticos

Decían las abuelas que un clavo saca a otro clavo, pero me temo que sólo se referían al mal de amores. Nunca se ha demostrado que un error sumado a uno previo logre producir un acierto. Esa es la que llaman la falacia del talión, porque no es cierto que el ojo por ojo y el diente por diente produzca justicia alguna.

Por eso no es posible suscribir la reforma de la forma de elección de los vocales del CGPJ que presentaron ayer los partidos que sustentan el Gobierno y que piensan aprobar con el concurso de los grupos que les validaron la investidura. Siendo cierto que la postura de bloqueo de la renovación de órganos constitucionales emana de las gónadas de Casado y de una estrategia de partido outsider y no de gobierno, no puede ser que la solución sea acometer una barrabasada constitucional para sacarlos del enroque. La libertad de criterio obliga a analizar con frialdad las propuestas y a no respaldar algo que a todas luces no es asumible, por mucho que abomines de la ignominiosa actitud de un Partido Popular que ha traicionado el espíritu constitucional y roto la baraja unilateralmente ya dos veces.

La propuesta de ley registrada por PSOE y Podemos —por una modalidad que no pasará así los trámites de informe preceptivos del Consejo de Estado y del propio CGPJ, que tienen las leyes emanadas del Gobierno— tiene dos propuestas de reforma fundamentales: una la suscribo totalmente, la otra no puedo sino deplorarla.

Vayamos con los aplausos, que son lo más fácil. La propuesta legislativa propone reformar la Ley Orgánica del Poder Judicial para que cuando un Consejo vea caducado su mandato quede inmediatamente “en funciones”, con competencias limitadas. Eso es lo que sucede con los gobiernos y con los parlamentos y no tiene por qué suceder distinto con el del Poder Judicial. La propuesta marca también las cosas que podrían hacer estando en funciones y estas, desde luego, no incluyen seguir haciendo nombramientos de cargos judiciales. No puedo por menos que aplaudir esta opción legislativa, aunque habría que haberla llevado a cabo mucho antes. El PP ha amagado con mala fe dos veces con avenirse a renovar los órganos caducados y eso hizo creer que sus inaceptables intenciones no se iban a llevar a cabo. De nuevo trampearon y ganaron. Esta reforma se aplicaría para dejar en funciones al caducado CGPJ actual, pero, como saben, los nombramientos en el Tribunal Supremo que han hecho, nos los comemos por un par de décadas.

La aprobación de la reforma daría lugar a un CGPJ de signo progresista y con matiz territorial que no tendría ya nombramientos que hacer y nos abocaría, en el futuro, a un nuevo rodillo conservador en cuanto consigan gobernar

La otra parte de la reforma es la que no me parece posible respaldar, desde una mirada fielmente constitucional. Incluso desde el punto de vista emocional, yo siempre he pensado que frente a la deslealtad manifiesta de la derecha, los partidos de progreso tenían unas líneas que no podían traspasar. Bien, esta reforma en mi opinión las rebasa y me duele tener que decirlo. El artículo 122 de la Constitución dice que el CGPJ estará integrado por su presidente “y por veinte miembros (…) elegidos por un periodo de cinco años. De estos, doce entre jueces y Magistrados (…), en los términos que establezca la ley orgánica; cuatro a propuesta del Congreso de los Diputados, y cuatro a propuesta del Senado, elegidos en ambos casos por mayoría de tres quintos de sus miembros, entre abogados y otros juristas (…)”. Para mí, ese ambos se refiere a los casos de jueces y de los juristas, pero la lectura que se hace es que sólo se exigen los 3/5 de la cámara para nombrar a los de Congreso y Senado, pero no para los judiciales.

Dejando al lado si la redacción del constituyente puede interpretarse así, lo cierto es que es totalmente ilógico pensar que pretendían 3/5 de mayoría reforzada sólo para los juristas y no para los jueces. En la práctica, la reforma que llevan los partidos de Gobierno lo que propugna es que la mayoría que sustenta al Gobierno pueda elegir a la MAYORÍA del CGPJ. Nótese que esos doce vocales judiciales son mayoría y dominan el órgano. Así llegamos a la conclusión de que la misma mayoría parlamentaria que te lleve a gobernar te da también la mayoría en el órgano de gobierno de los jueces. La verdad, yo nunca apoyaría esto para cuando gobierne el PP y, por tanto, no puedo apoyarlo aunque la mayoría de la cámara sea de otro signo.

Cierto es que la actitud del PP merece un puñetazo en la mesa. Es insostenible e inaguantable. Lo he contado en innumerables ocasiones. Es cierto que Rajoy usó su rodillo para imponer con los solos votos del PP la más catastrófica reforma del CGPJ que nunca se ha hecho, la que convirtió a Lesmes en un virrey que ha campado a sus anchas durante siete años. Se equivocan PSOE y UP pensando que este puñetazo es aceptable. No digo que no hubiera que darlo, pero no de esta manera. 

Me dicen que esta decisión todavía podría reconducirse si el PP se aviniera a pactar el paquete de órganos constitucionales —incluyendo Tribunal Constitucional y Defensor del Pueblo— antes de que se aprobara definitivamente el proyecto. De hecho, no se va a tramitar en lectura única “como gesto de buena voluntad”, de modo que serán hasta tres meses de plazo y no mes y medio. También sería el momento de que las asociaciones judiciales, que tanto se indignan y en este caso con razón, apretaran en ese sentido, en el de que se alcance un pacto de 3/5. La postura de los jueces de pretender que no presionan para que se renueve mediante ese pacto porque quieren ser ellos los que autoelijan a los 12 vocales judiciales, no es sino una forma de suscribir el obstruccionismo del Partido Popular. No va a haber esa elección endógama, así que su papel sería apoyar que acabe el bloqueo desleal y contrario al espíritu constitucional. Tienen aún un par de meses para hacerlo.

¿Hay posibilidades de que el PP, finalmente, acceda a pactar para evitar la reforma? Les soy sincera, a la derecha le importa una higa la estabilidad institucional, de facto se han constituido en grupo desestabilizador. No les importa que se joda el país si luego son ellos los que pueden mandar en los arreglos. Ahora mismo, con este proyecto, le acaban de dar un nuevo misil de argumentaciones para repetir aquí y en Europa que los socialcomunistas-chavistas-autoritarios quieren nombrar el gobierno de los jueces a su medida, y no podremos por menos que, quitando los absurdos adjetivos, decir que llevan razón. Están dispuestos a usar este pepinazo incluso para conseguir que en Europa se pongan pegas a las ayudas de la reconstrucción. El tema es complejo y para cuando lo conviertan en consigna, ¿qué le va a importar a sus voceros que la culpa original sea suya? Nada. Tampoco tienen nada que perder si finalmente se vota, ya han dejado a los suyos instalados donde querían.

La aprobación de la reforma daría lugar a un CGPJ de signo progresista y con matiz territorial que no tendría ya nombramientos que hacer y nos abocaría, en el futuro, a un nuevo rodillo conservador en cuanto consigan gobernar.

El fin no justifica los medios y no lo hace para nuestros adversarios, pero tampoco para nosotros mismos.